lunes, 30 de diciembre de 2013

Cuento número siete: Unas Navidades de ricos.



Él es Ethan, Ethan Miller. Era el hijo de la dueña de Miller's Fashion. Tenía dinero, mucho. Pero nunca fue un presumido de su dinero, ni un destragador. Era humilde y buena persona, así lo habían educado sus padres y no iba a cambiar ahora. Se casó con Lauren, ahora señora Miller. Vivían en un pequeño pueblo, en una gran casa. Allí iban a celebrar la Navidad. Pero antes de eso tenía que hacer un par de cosas.

A día veintitrés de diciembre, por la mañana. Él y su mujer entraban en el centro comercial de la ciudad más cercana. Subían al piso de los juguetes y se quedaron congelados al ver a tanta gente. Padres corriendo, niños jugando, personas gritando, colas largas... Se miraron y bufaron.

-Vamos allá. Sólo son tres niños. -dijo Lauren.

Los dos, cogidos de la mano, empezaron a introducirse en el país de los juguetes. Tropezaron con una pareja de hermanos que se peleaban. Su madre les pidió disculpas y se llevó a los niños. Ethan y Lauren empezaron por el largo pasillo de las muñecas de plástico. Lauren se sorprendía de las muñecas que había, tan modernas, muy distintas a las que ella tenía. Cogieron una muñeca con pelo castaño, vestida con ropa de la nieve y acompañada por sus complementos para pasar un fin de semana en la nieve.

-¿Crees que le gustará a Rachel? -le preguntó Lauren.

-Seguro que sí. -dijo sonriendo Ethan. Sonreía porque estaban acercándose a su sección favorita. La de los juguetes tele-dirigidos.- Mira eso, Lau. Es un helicóptero volador. -dijo señalando una caja.

-Por favor, no seas infantil.

-Por favor, ¿lo compramos? Por favor... -pidió él, como un niño pequeño.

-Ethan, todo el mundo te está mirando... -dijo Lauren mirando a sus lados. Los padres y madres miraban a Ethan riéndose.

-Pero, ¿lo podemos comprar? -pidió otra vez él.

-Si te vas a callar sí. -dijo Lauren.

Ethan cogió la caja y se la llevó. Después, el regalo más difícil de todos. ¿Que le iban a regalar a una pequeña de una año y medio? Cuando pasaban por delante de la sección para los más pequeños Lauren vio algo que la fascinó. Eran dos peluches de unos osos. Uno con un peto verde y otro con un vestido del mismo color. A ella le recordó unos que tenía igual amarillos. Los seguía manteniendo en su habitación pese a su edad, les tenía mucho aprecio.

-¿Te gustan? -le preguntó Ethan. Ella asintió acercándose a ellos.

-Pues listo. A la cesta de la compra. -dijo él cogiéndolos.

Fueron a pagar los juguetes. Después se dirigieron a una tienda de ropa infantil. Compraron un par de vestidos para una niña de diez años, unas camisetas y unos pantalones para un niño de seis y ropita para la bebé de un año y medio. Y, por último, fueron al supermercado.

-¿Qué les podemos comprar? -preguntó Ethan.

-Pues lo que se come en una cena de Noche Buena normal, cariño. Pavo. -dijo Lauren, encaminándose por los pasillos dispuesta a pelearse con otras personas por el último pavo. Después compraron lo necesario para cocinarlo.

Cuando salieron del centro comercial el frío los golpeó. Caía pequeños copos de nieve y el ambiente era totalmente navideño. Un Papá Noel pedía dinero para los necesitados en la puerta del centro comercial, Ethan dejó unas monedas. Llegaron a su coche, gris, y dejaron todas las bolsas en el maletero. Lauren condujo hasta su casa.

Al día siguiente, Noche Buena, ambos se estaban preparando para ir a cenar con la familia Moore. Lauren se puso una falda granate, una camiseta de manga larga blanca y una chaqueta negra. Ethan se puso unos pantalones vaqueros, una camiseta negra, una chaqueta de lana gris y su abrigo negro. Lauren cogió la comida, ya preparada, e Ethan congió los regalos. Shelby les abrió la puerta. Al ver todo lo que sus vecinos traían echó las manos a la boca y no pudo evitar que una lagrima se escapara de su ojo izquierdo.

-No llores, Shelby... -le dijo Ethan, después la abrazó fuerte.

-Hola. -dijo Lauren, sonriendo y abrazándola después de su marido.

-¿Los niños? -preguntó Ethan.

-Ya vienen... -dijo Shelby, secándose las lágrimas. De repente un niño de siete años bajó corriendo las escaleras, al llegar al penúltimo escalón saltó hasta el suelo.

Hola, campeón! -le dijo efusivo Ethan. Chocó su mano con la del niño. Mientras, sin que el pequeño se diera cuenta, Shelby dejó los regalos en un armario y Lauren dejó la cena en la cocina.- A ver ese saludo. -los dos hicieron su saludo de colegas, chocando varias veces y de diferente forma sus manos.

Rachel, baja! -gritó Shelby.

-Hola, Logan. -dijo Lauren con una sonrisa. El niño se acercó a ella y le dio un abrazo y un beso. Una niña con un vestido negro, que le había regalado Lauren por su cumpleaños; unas medias grises y una muñeca vieja y rota en los bazos bajó por las escaleras.

Pero mira que niña tan guapa! -exclamó Ethan. Ella, con una sonrisa, corrió hacia él y él la levantó en brazos.

-Mira, Lauren, me puse tu vestido. -dijo Rachel, desde los brazos de su vecino.

-Te queda muy bien, cariño. -dijo Lauren, acercándose y dándole un beso en la mejilla. Shelby volvió a aparecer con Hannah en brazos. Hannah tan solo tenía un año y medio, y lucía un vestido rojo precioso.- ¿Quién es esta niña? -dijo Lauren al verla. Hannah estiró los brazos, pidiendo ir con Lauren y ésta la cogió en brazos.

-Me alegro mucho de que cenéis con nosotros hoy. -dijo Shelby.

-Pues venga, ¿a qué estamos esperando? Vamos a cenar. -dijo Ethan.

Ethan, Logan y Shelby pusieron la mesa y los seis se sentaron alrededor de ella para cenar. Logan, Rachel y Hannah amaban a sus vecinos, y ellos a los niños. Shelby era madre soltera desde que hacía un año su marido, Alejandro, falleció en un accidente laboral. La empresa en la que trabajaba Alejandro pusieron a su disposición un sueldo para Shelby, pero con eso no llegaba para mantener a tres niños. Ethan y Lauren ayudaban todo lo que podían, cuidaban de los niños cuando Shelby tenía que trabajar por la noche, los llevaban a la escuela, les compraban ropa y regalos... Por eso, Shelby los invitó a cenar en Noche Buena.

Cuando dieron las doce, y los niños estaban casi dormidos sentado en el sillón, Ethan salió de la casa, apagó las luces, golpeó la puerta tres veces y gritó “¡Ho, ho, ho!”. Mientras tanto, Lauren y Shelby colocaron los regalos debajo del árbol de Navidad y esperaron a que Ethan volviera a entrar para encender las luces. Los niños, al ver los regalos empezaron a gritar y a saltar. Corrieron hacia el árbol y buscaron sus nombres en los regalos. Lauren cogió en brazos a Hannah y la acercó a su regalo.

-Mamá, ¿los podemos abrir? -preguntó Logan. Su madre asintió. Se quedó de pie, mirando como sus hijos abrían los regalos emocionados. Ethan la rodeó con su brazo y le frotó el brazo.

Una muñeca! -gritó Rachel al abrir su regalo. Sacó a la muñeca de su caja y la abrazó.

Es un helicóptero! -dijo Logan, sus parecían que se iban a salir de sus órbitas al ver su regalo.

-¿Y sabes que es lo mejor? -dijo Ethan, emocionado.- ¡Que vuela de verdad!

-¿En serio? -dijo Logan, abriendo la caja con impaciencia. Shelby se acercó a Hannah que tenía en sus manos sus nuevos peluches.

-Son preciosos, ¿verdad, Hannah? -le dijo Shelby. La niña sonrió.

-Cuídalos mucho, algún día los tendrás guardados en tu habitación. -le dijo Lauren.

Después de abrir los regalos el sueño desapareció en los cuerpos de los niños. Abrieron el resto de regalos, donde había ropa para todos. Rachel, ya estaba cambiando de ropa a su nueva muñeca. Logan, manejaba con torpeza el helicóptero. Y Hannah, ella solo abrazaba y miraba sus peluches. Pero el momento se vio interrumpido por Rachel.

Hay otro regalo más! -exclamó señalando la última caja bajo el árbol. Ella y Logan se acercaron corriendo.

-Pone que es para Ethan y Lauren. -dijo Logan. La pareja se miró sorprendida. Se acercaron y abrieron la caja circular. Dentro había un cachorro.

-¿Pero qué es esta preciosidad? -dijo Lauren cogiendo al perro en brazos. Era un dálmata. Rachel se sentó a su izquierda, de rodillas y acarició al animal con la mano abierta.

-Es un perro. -dijo Logan. Ayudó a su hermana pequeña, Hannah, a acercarse y poder acariciarlo. Ethan se levantó y miró a Shelby, ésta le sonrió.

-Shelby... -dijo él. Ella le hizo un gesto para que la siguiera y caminó hasta su bolso. De allí sacó una carta escrita por Logan. Se la enseñó e Ethan leyó el final de la carta:

Postdata: Papá Noel, no te olvides de Ethan y Lauren. Son muy buenos con nosotros y se merecen un regalo (a Lauren le gustan mucho los perros, traeles uno).”

¡Ya se termina el año! No queda nada, y aprovecho para desearos un buen 2014, porque no creo que suba nada hasta el 02/01/2014...
Un beso a todos.
Cris.~


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