Él es Ethan, Ethan Miller. Era el hijo de la dueña de
Miller's Fashion. Tenía dinero, mucho. Pero nunca fue un presumido
de su dinero, ni un destragador. Era humilde y buena persona, así lo
habían educado sus padres y no iba a cambiar ahora. Se casó con
Lauren, ahora señora Miller. Vivían en un pequeño pueblo, en una
gran casa. Allí iban a celebrar la Navidad. Pero antes de eso tenía
que hacer un par de cosas.
A día veintitrés de diciembre, por la mañana. Él y
su mujer entraban en el centro comercial de la ciudad más cercana.
Subían al piso de los juguetes y se quedaron congelados al ver a
tanta gente. Padres corriendo, niños jugando, personas gritando,
colas largas... Se miraron y bufaron.
-Vamos allá. Sólo son tres niños. -dijo Lauren.
Los dos, cogidos de la mano, empezaron a introducirse en
el país de los juguetes. Tropezaron con una pareja de hermanos que
se peleaban. Su madre les pidió disculpas y se llevó a los niños.
Ethan y Lauren empezaron por el largo pasillo de las muñecas de
plástico. Lauren se sorprendía de las muñecas que había, tan
modernas, muy distintas a las que ella tenía. Cogieron una muñeca
con pelo castaño, vestida con ropa de la nieve y acompañada por sus
complementos para pasar un fin de semana en la nieve.
-¿Crees que le gustará a Rachel? -le preguntó Lauren.
-Seguro que sí. -dijo sonriendo Ethan. Sonreía porque
estaban acercándose a su sección favorita. La de los juguetes
tele-dirigidos.- Mira eso, Lau. Es un helicóptero volador. -dijo
señalando una caja.
-Por favor, no seas infantil.
-Por favor, ¿lo compramos? Por favor... -pidió él,
como un niño pequeño.
-Ethan, todo el mundo te está mirando... -dijo Lauren
mirando a sus lados. Los padres y madres miraban a Ethan riéndose.
-Pero, ¿lo podemos comprar? -pidió otra vez él.
-Si te vas a callar sí. -dijo Lauren.
Ethan cogió la caja y se la llevó. Después, el regalo
más difícil de todos. ¿Que le iban a regalar a una pequeña de una
año y medio? Cuando pasaban por delante de la sección para los más
pequeños Lauren vio algo que la fascinó. Eran dos peluches de unos
osos. Uno con un peto verde y otro con un vestido del mismo color. A
ella le recordó unos que tenía igual amarillos. Los seguía
manteniendo en su habitación pese a su edad, les tenía mucho
aprecio.
-¿Te gustan? -le preguntó Ethan. Ella asintió
acercándose a ellos.
-Pues listo. A la cesta de la compra. -dijo él
cogiéndolos.
Fueron a pagar los juguetes. Después se dirigieron a
una tienda de ropa infantil. Compraron un par de vestidos para una
niña de diez años, unas camisetas y unos pantalones para un niño
de seis y ropita para la bebé de un año y medio. Y, por último,
fueron al supermercado.
-¿Qué les podemos comprar? -preguntó Ethan.
-Pues lo que se come en una cena de Noche Buena normal,
cariño. Pavo. -dijo Lauren, encaminándose por los pasillos
dispuesta a pelearse con otras personas por el último pavo. Después
compraron lo necesario para cocinarlo.
Cuando salieron del centro comercial el frío los
golpeó. Caía pequeños copos de nieve y el ambiente era totalmente
navideño. Un Papá Noel pedía dinero para los necesitados en la
puerta del centro comercial, Ethan dejó unas monedas. Llegaron a su
coche, gris, y dejaron todas las bolsas en el maletero. Lauren
condujo hasta su casa.
Al día siguiente, Noche Buena, ambos se estaban
preparando para ir a cenar con la familia Moore. Lauren se puso una
falda granate, una camiseta de manga larga blanca y una chaqueta
negra. Ethan se puso unos pantalones vaqueros, una camiseta negra,
una chaqueta de lana gris y su abrigo negro. Lauren cogió la comida,
ya preparada, e Ethan congió los regalos. Shelby les abrió la
puerta. Al ver todo lo que sus vecinos traían echó las manos a la
boca y no pudo evitar que una lagrima se escapara de su ojo
izquierdo.
-No llores, Shelby... -le dijo Ethan, después la abrazó
fuerte.
-Hola. -dijo Lauren, sonriendo y abrazándola después
de su marido.
-¿Los niños? -preguntó Ethan.
-Ya vienen... -dijo Shelby, secándose las lágrimas. De
repente un niño de siete años bajó corriendo las escaleras, al
llegar al penúltimo escalón saltó hasta el suelo.
-¡Hola, campeón! -le dijo efusivo Ethan. Chocó su
mano con la del niño. Mientras, sin que el pequeño se diera cuenta,
Shelby dejó los regalos en un armario y Lauren dejó la cena en la
cocina.- A ver ese saludo. -los dos hicieron su saludo de colegas,
chocando varias veces y de diferente forma sus manos.
-¡Rachel, baja! -gritó Shelby.
-Hola, Logan. -dijo Lauren con una sonrisa. El niño se
acercó a ella y le dio un abrazo y un beso. Una niña con un vestido
negro, que le había regalado Lauren por su cumpleaños; unas medias
grises y una muñeca vieja y rota en los bazos bajó por las
escaleras.
-¡Pero mira que niña tan guapa! -exclamó Ethan. Ella,
con una sonrisa, corrió hacia él y él la levantó en brazos.
-Mira, Lauren, me puse tu vestido. -dijo Rachel, desde
los brazos de su vecino.
-Te queda muy bien, cariño. -dijo Lauren, acercándose
y dándole un beso en la mejilla. Shelby volvió a aparecer con
Hannah en brazos. Hannah tan solo tenía un año y medio, y lucía un
vestido rojo precioso.- ¿Quién es esta niña? -dijo Lauren al
verla. Hannah estiró los brazos, pidiendo ir con Lauren y ésta la
cogió en brazos.
-Me alegro mucho de que cenéis con nosotros hoy. -dijo
Shelby.
-Pues venga, ¿a qué estamos esperando? Vamos a cenar.
-dijo Ethan.
Ethan, Logan y Shelby pusieron la mesa y los seis se
sentaron alrededor de ella para cenar. Logan, Rachel y Hannah amaban
a sus vecinos, y ellos a los niños. Shelby era madre soltera desde
que hacía un año su marido, Alejandro, falleció en un accidente
laboral. La empresa en la que trabajaba Alejandro pusieron a su
disposición un sueldo para Shelby, pero con eso no llegaba para
mantener a tres niños. Ethan y Lauren ayudaban todo lo que podían,
cuidaban de los niños cuando Shelby tenía que trabajar por la
noche, los llevaban a la escuela, les compraban ropa y regalos... Por
eso, Shelby los invitó a cenar en Noche Buena.
Cuando dieron las doce, y los niños estaban casi
dormidos sentado en el sillón, Ethan salió de la casa, apagó las
luces, golpeó la puerta tres veces y gritó “¡Ho, ho, ho!”.
Mientras tanto, Lauren y Shelby colocaron los regalos debajo del
árbol de Navidad y esperaron a que Ethan volviera a entrar para
encender las luces. Los niños, al ver los regalos empezaron a gritar
y a saltar. Corrieron hacia el árbol y buscaron sus nombres en los
regalos. Lauren cogió en brazos a Hannah y la acercó a su regalo.
-Mamá, ¿los podemos abrir? -preguntó Logan. Su madre
asintió. Se quedó de pie, mirando como sus hijos abrían los
regalos emocionados. Ethan la rodeó con su brazo y le frotó el
brazo.
-¡Una muñeca! -gritó Rachel al abrir su regalo. Sacó
a la muñeca de su caja y la abrazó.
-¡Es un helicóptero! -dijo Logan, sus parecían que se
iban a salir de sus órbitas al ver su regalo.
-¿Y sabes que es lo mejor? -dijo Ethan, emocionado.-
¡Que vuela de verdad!
-¿En serio? -dijo Logan, abriendo la caja con
impaciencia. Shelby se acercó a Hannah que tenía en sus manos sus
nuevos peluches.
-Son preciosos, ¿verdad, Hannah? -le dijo Shelby. La
niña sonrió.
-Cuídalos mucho, algún día los tendrás guardados en
tu habitación. -le dijo Lauren.
Después de abrir los regalos el sueño desapareció en
los cuerpos de los niños. Abrieron el resto de regalos, donde había
ropa para todos. Rachel, ya estaba cambiando de ropa a su nueva
muñeca. Logan, manejaba con torpeza el helicóptero. Y Hannah, ella
solo abrazaba y miraba sus peluches. Pero el momento se vio
interrumpido por Rachel.
-¡Hay otro regalo más! -exclamó señalando la última
caja bajo el árbol. Ella y Logan se acercaron corriendo.
-Pone que es para Ethan y Lauren. -dijo Logan. La pareja
se miró sorprendida. Se acercaron y abrieron la caja circular.
Dentro había un cachorro.
-¿Pero qué es esta preciosidad? -dijo Lauren cogiendo
al perro en brazos. Era un dálmata. Rachel se sentó a su izquierda,
de rodillas y acarició al animal con la mano abierta.
-Es un perro. -dijo Logan. Ayudó a su hermana pequeña,
Hannah, a acercarse y poder acariciarlo. Ethan se levantó y miró a
Shelby, ésta le sonrió.
-Shelby... -dijo él. Ella le hizo un gesto para que la
siguiera y caminó hasta su bolso. De allí sacó una carta escrita
por Logan. Se la enseñó e Ethan leyó el final de la carta:
“Postdata: Papá Noel, no te olvides de Ethan y
Lauren. Son muy buenos con nosotros y se merecen un regalo (a Lauren
le gustan mucho los perros, traeles uno).”
¡Ya se termina el año! No queda nada, y aprovecho para desearos un buen 2014, porque no creo que suba nada hasta el 02/01/2014...
Un beso a todos.
Cris.~

Que lindoooo ♥
ResponderEliminarMáss!!!!