jueves, 28 de noviembre de 2013

OCHO-Kea.



-Ellie, recuerda, Kea es para disfrutar y descansar. -le recordó mientras bajaban a la playa la primera mañana. Habían decidido que la isla griega se merecía dos semanas y que la iban a disfrutar al máximo.

-Ya lo entendí. -repitió una vez más la menor de las primas.

Se tumbaron en la blanca arena y descansaron. Pero pronto Alexis quiso ir a bañarse en el agua, dejando así a Elle sola en la arena. Bueno, estuvo sola hasta que decidió ir a comprar un helado y se tropezó con un hombre. Alto, musculoso, rubio...

-Perdón... -dijo embobada.

-Lo siento, fue mi culpa. -dijo el agarrándola por los brazos para que no se cayera.- Pero si cada vez que me tropiezo va a ser con alguien como tú empezaré a hacerlo más veces... -Elle se rió de su mal chiste y el la invitó al helado que iba a comprar.

-No es necesario... -dijo ella una vez más.

-De verdad, insisto... -ella sonrió y el se dio cuenta de que hablaba su idioma.- ¿Turista? -preguntó extrañado.

-Si, ¿tu?

-En realidad, paso todos los veranos aquí, con mi hermano mayor. El vive aquí y yo le hago compañía cinco meses al año. -los dos se rieron y el la acompañó hasta su toalla.

-Todavía no me dijiste como te llamas.

-Damien, Damien Richerd.

-Elle Stuart, encantada. -dijo estrechando la mano con Damien.

-Eh... Esta tarde hay la final de volley playa masculino, aquí mismo. Y yo estoy en ella. Me preguntaba si querías venir a verme...

-Si me invitas...

-Las chicas guapas no necesitan invitación.

Él le guiñó un ojo y se fue por donde había venido.

-Iré, pero no creas que es una cita. -le dijo al aire.- Odio que me dejen con la palabra en la boca.

-¿Con quien hablas? -preguntó Alex, cuando llegó a su lado.

-¿Hablas de ese guapo que me acaba de dejar sin habla? -Alex pasó la mano por delante de su prima y enarcó una ceja.

-Yo no veo a nadie, Ellie. Creo que tomaste demasiado el sol.

-Se acaba de ir, estúpida. -dijo Elle.

-Ah... ¿Y entonces, quién era? -preguntó sentándose en la arena y sacando un paquete de galletas oreo de su bolsa.

-Iba a comprar un helado y de repente se entromete en mi camino un rubio espectacular... -dijo como si estuviera contando una gran historia.- Tropezamos, nos pedimos disculpas, me compra el helado, me acompaña a la toalla y me cuenta porque está aquí. Ah.. Y no olvidemos que me acaba de invitar a la final de volley playa de esta tarde para que lo vaya a animar.

-Próximamente en los mejores cines... -dijo Alex mirando al frente como si fuera un anuncio de televisión.

Las dos estaban comiendo Oreo cuando Damien vuelve a aparecer y le quita la galleta a Elle para comérsela a el.

-Te espero esta tarde con tu amiguita. -dijo antes de irse.

-¿Era él? -preguntó Alex mirando por donde se había ido.

-Si, ¿que te parece? -dijo todavía embobada Elle.

-Que se comió una de mis galletas. -dijo dramática. Su prima le golpeó el brazo y las dos recogieron para volver al hotel, comer y prepararse para ir a ver el partido de Damien.

Comieron tranquilas en la terraza del hotel y después volvieron cada una a su habitación para ducharse y vestirse. Elle se puso su mejor vestido blanco, unas sandalias a conjunto, su pelo liso suelto y un poco de maquillaje. Todo lo contrario con Alexis que se puso un vestido verde normal, descalza, una trenza de lado, su sombrero de paja y nada de maquillaje.

-¿A donde vas así? -le preguntó Alex a Ellie.

-Al partido. ¿Tu a donde vas así?

-Al partido. Es un partido, Ellie, no un pase de modelos. -se quejó Alex encaminándose hacia la playa.

-Toda mi vida es un pase de modelos.

Llegaron a la playa y se sentaron en la segunda fila de las gradas. Era un partido de parejas por lo que cuando salió Damien iba acompañado por otro chico, también guapo. Parecía que el partido era algo importante en la isla, ya que todo el mundo estaba allí. Primero se jugaron el tercer y cuarto puesto, y después venía la gran final.

-Ahora vuelvo. -le dijo Elle a su prima. Se levantó y se acercó a Damien.- Hola.

-Viniste.

-Dijiste que las chicas guapas están invitadas y aquí estoy. -el miró por encima de su hombro.

-Y no mal acompañada... -Elle le golpeó en el pecho.

-Pensé que querías que viniera yo.

-Si, pero pasa que a mi amigo le acaba de dejar su novia y necesita alguien... -dijo señalando con la cabeza a su compañero.- Estaría bien que conociera a tu amiga.

-¿Que insinúas?

-Quizá podríamos cenar los cuatro.

-Está bien.. -antes de irse se giró y lo volvió a mirar.- No pienses que es una cita.

Él se rió y ella siguió hacia su sitio al lado de su prima.

-Esta noche tenemos una cita. -le dijo Elle a Alex.

-Para, ¿tenemos? -preguntó desorientada.

-Damien, su amigo, tu y yo.

-¿Me conseguiste una cita? -dijo algo enfadada Alexis.

-En realidad, él te la consiguió. Por favor, Alex. -su prima ni siquiera la miraba.- Hazlo por mi... Por favor... -Alex bufó.

-Está bien, pero como sea un imbécil, te enteras. -la amenazó. Elle le besó la mejilla y Alex se pasó la mano por donde su prima la había besado para limpiarse.

El partido lo ganaron Demian y su amigo. Las primas volvieron al pequeño hotel y pasaron el resto de la tarde descansando. Elle fue a darse un baño mientras que Alexis durmió la siesta. Dos horas antes de la cita, Elle volvió y despertó a Alexis.

-I gotta feeling that tonight’s gonna be a good night -cantaba Elle en la ducha. Alexis, le golpeó la puerta y la mandó callar. Pero a ella no le importó y siguió con su concierto.

En menos de una hora, Alex ya estaba lista. Se puso unos shorts, una camiseta negra, unas sandalias y los rizos sobre la espalda. En cambio, Elle todavía estaba peinándose con el albornoz puesto.

-¿Rizos o liso? -le preguntó a su prima que escuchaba música sobre su cama.

-Si los rizos implican que vas a tardar más, que te voy a tener que ayudar y  que vamos a parecer gemelas; no.

-Tienes razón, queda más natural liso.

-Yo no dije eso. -dijo Alex ya sacándose los auriculares de los oídos.

-¿Azul, rojo, rosa o verde? -le preguntó con cuatro vestidos encima de la cama.

-No le va a importar del color que sea tu vestido. -contestó sincera Alexis.

-Tienes razón, con uno blanco se muere. -la ignoró por segunda vez y se puso a buscar en el armario su "vestido perfecto".


-¿Quieres dejar de ignorarme? -se quejó la mayor de las primas.

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