viernes, 11 de octubre de 2013

Extraño.




El sábado por la mañana sonó el timbre de la casa de los Evans y Noel corrió a abrir la puerta. Del otro lado estaba Mónica.

-Mónica, pasa. -dijo asombrado.- Ahora llamo a Ryan.

-Gracias, Noel. -dijo Mónica sentándose en el sillón del salón. Adam Evans salía a trabajar cuando la vio sentada en su salón.

-Hola Mónica. -dijo acercándose a ella.

-Hola, señor Evans.

-Llámame Adam, por favor. -este gesto llamó la atención de Mónica, pero le sonrió igual.

-Vale.

-¡Mónica! -dijo Ryan cuando la vio mientras bajaba las escaleras de su casa. La abrazó y después se dirigió a su padre.- ¿Ya te vas?

-Si, hasta luego hijo. -le dio un beso, lo cual sorprendió tanto a Noel, que desayunaba en la cocina y podía ver la escena, como a Ryan y a Mónica.- ¿Cenamos juntos esta noche?

-Si, como todas las noches, papá. -dijo Ryan con tono de sorpresa.

-Pero esta noche os llevo a cenar a algún lugar especial. Traed a vuestras chicas. -dijo mirando a Mónica. Cuando salió y cerró la puerta, los tres se reunieron en la cocina.

-Olvidaros de que valla. Tu padre me odia. -dijo Mónica.

-Está raro. -dijo Ryan.

-¿No se habrá enamorado de la Señorita Blunt? -dijo Noel, deseando que fuera mentira.

-Espero que no. -pidió Ryan. Después miró a Mónica.- Por cierto, hola. -se acercó y le dio un beso.

-¿Os importa? Estoy desayunando. -se quejó Noel. El timbre volvió a sonar y Ryan abrió.

-¡Abigail! -dijo cuando abrió la puerta. Noel se atragantó y su hermano se rió de él.

-¿Me acabas de llamar Abigail? -le preguntó William entrando en casa de los mellizos.

-¡Imbécil! -le gritó Noel a su hermano tirando una naranja que fue a para justo en su cabeza.- Que susto me diste...

-Vamos, vístete. -le dijo William.

-¿A donde vamos? -preguntó Noel, que no le gustaba que lo apuraran para nada.

-A las pistas de las vías del viejo tren.

-Vale.

Noel se cambió y dejó solos a Ryan y a Mónica en su casa. Caminó botando su balón de baloncesto en compañía de William hasta que llegaron a la pista de las vías del viejo tren. Ningún tren viejaba ya por allí, por eso era agradable jugar en esa zona. Jugaron un par de partidos entre ellos y después se limitaron a mejorar su tiro a canasta.

-¿Aquella es Cassandra? -preguntó Noel, señalando a una pareja a lo lejos. William achinó los ojos.

-Si, lo es. ¿Quién la acompaña?

-No lo se. Ah... -dijo después de acercarse un poco a escondidas entre los árboles.- Ya se quien es, viene conmigo a clase de Química. ¿Cómo se llama? -se preguntó a si mismo.- Jared, pero no me acuerdo de su apellido.

-Que raro Cassandra no nos contó nada sobre ningún chico.

-¿Brianna te contó algo de ella? -le preguntó Noel.

-No.

-¿Los interrumpimos y nos presentamos? -dijo Noel con una sonrisa malvada. William asintió. De repente los dos salieron de su escondite y empezaron a caminar hacia ellos.- ¡Cassandra! -gritó Noel saludándola. Cassandra fingió una sonrisa y los saludó.

-¿Cómo estás, Cassie? -le preguntó William cuando estuvieron a su lado, después de darle un beso cada uno.

-Bien. ¿Vosotros? ¿Qué hacéis aquí?

-Venimos a jugar un rato. ¿Tú? -dijo Noel. Cassandra quiso matarlo en ese mismo instante pero le sonrió.

-Él es Jared Jonh. -dijo presentando a su compañero.- Ellos son...

-Lo se. William Morgan y Noel Evans. Sois las estrellas del equipo de baloncesto todos os conocen. En realidad, somos rivales. Soy jugador del equipo de football.

-¿Rivales? Hombre... No nos llevamos muy bien, porque somos claramente mejores, pero tampoco somos rivales. Los dos equipos somos Cazadores de Duendes. -el mote que habían utilizado para el concurso de culos de las chicas se había extendido por el instituto y ahora se hacían llamar así todos los equipos del instituto. Cassie se tapó la cara con la mano izquierda.

-Bueno, hablamos por la noche Cassie. -dijo Jared. Se acercó a darle un beso, pero como se dio cuenta de que sus amigos no separaban los ojos de él, le dio uno en la mejilla, cerca de los labios.

-Hasta luego... -dijo Cassie. Se quedó mirando como se iba, cuando ya no lo pudo ver más miró a sus amigos con ganas de querer matarlos.- Os odio...

-Tampoco fue para tanto... -dijo riendo William.

-Si, oye. Cuando empecé a salir con Abigail sus hermanos mayores me amenazaron, su mejor amiga me amenazó, su padre me amenazó. Y la dejé de todos modos. -dijo Noel. Cassandra le golpeó el brazo.

-Además, no lo amenazamos. -añadió Will.

-No... -dijo con sarcasmo.- No nos llevamos muy bien, porque somos claramente mejores, pero tampoco somos rivales. -dijo mirando profundamente a Will.

-No te lo tomes mal, Cassie. Es nuestro deber. Además, ¿por qué sales con un futbolista? -dijo Noel, pasando su brazo por los hombros de su amiga.

-Porque es guapo, simpático, gracioso, romántico...

-Vale, no sigas. -pidió William. Noel miró su reloj.

-Chicos, me tengo que ir. Mi padre quiere cenar con nosotros hoy. Nos vemos mañana, chicos. -gritó antes de salir corriendo hacia su casa para ducharse e irse con su padre y su hermano. Cuando llegó a su casa, Mónica y Ryan seguían en el sillón, haciéndose mimos. Subió a su cuarto y después se fue a duchar. Cuando bajó las escaleras, ya listo para cenar con su padre y su hermano, vio a su padre invitando otra vez a Mónica.

-Venga, Mónica. Será divertido. ¿No te negarás a cenar con tu suegro, tu cuñado y tu novio, no? -insistió después de decir que no por tercera vez. Los hermanos se miraron, y Ryan le susurró a su hermano.


-¿Quién es ese hombre y dónde está mi padre?

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