Y era el primer de la escuela. Llevaban casi un mes en
Yeno y no conocían a nadie más, aparte de Micaela que pasaba muhco
tiempo con ellos. El primer día de la escuela llegó y la música
comenzó a resonar a las seis, como todos los días. Los chicos se
cambiaron y se prepararon para a las seis y media hacer su rutina con
Mariola. A las ocho volvieron y se ducharon. Hace una semana que
habían recibido los uniformes escolares rojos y blancos. Los
primeros en bajar fueron los chicos y las chicas fueron bajando
despacio y de dos en dos. Ya casi estaban todos en la cocina cuando
llegaron juntas Eugenia, Irina y Mariana. Desayunaron y comenzaron a
caminar hacia la escuela.
-¿Vos decís que el quiere algo conmigo? -les preguntó
Candela a las chicas de la academia entrando a la escuela.
-No se, Can. Es difícil intentar pensar como un hombre.
Y más difícil pensar como Agus. -dijo Rocío buscando su taquilla.
Hasta que se tropezaron con un grupo de chicos y chicas.- Perdón ¿la
taquilla 325? -les preguntó. Una muchacha se ofreció a acompañarlas
y así lo hizo.
-¿Como serán nuestros compañeros de escuela? -dijo
pensativo Gonzalo, en cuanto encontró a Rochi y a Euge que eran sus
compañeras de todas las materias.
-No se, pero me siento observarda. -dijo Eugenia ya que
los tres eran el centro de atención de todas las miradas del
pasillo.
-Somos los nuevos. Acá no hay mucha gente y se deben de
conocer todos... -dijo Rocío.
-Eso, o somos demasiado lindos. -dijo Gonzalo sin borrar
la sonrisa que le estaba regalando a todas las minas del pasillo.
-Seguro que es eso... -ironizó Rochi.
-Buen día a todos. Este año, otra vez, me voy a
encargar de ustedes. -dijo una mujer de aproximandamente unos 50 años
y monedas.
-¡Viva Pilar! -gritó uno de los alumnos que se sentó
al fondo acompañado por tres pibes más.
-Silencio, Rodríguez. -ordenó la mujer. El estudiante
se disculpó y el silenció reinó.- Para los nuevos, los chicos de
Orange ball, soy Pilar, su profesora de inglés. Ellos son
Eugenia, Rocío y Gonzalo. -dijo leyendo en lo que parecía una
lista.-Hoy, como el día de la presentación, les voy a dejar que se
conozcan un poco mientras yo voy a buscar unas cosas a las oficinas.
La prosesora se fue dejando a sus alumnos solos. En otra
clase esataban juntos Candela, Sofía, Irina, Pablo y Nicolás. Su
profesor de Tecnologías los había dejado solos, tal cual como hizo
Pilar. Ellos estaban charlando. Candela y Sofía estaban sentadas
encima de su mesa charlando con sus tres compañeros que estaban
parados.
-Che, ¿vieron a aquellas minas de la esquina? -tres
mujeres en una esquina se reían escandálosamente y una subía cada
vez más su pollera dejando ver sus piernas. Sofía fue la única se
dió cuenta, por eso se lo comunicó a sus amigos.
-¿Se está subiendo la pollera? -preguntó dudando
Pablo.
-Si, en media hora se le ve la bombacha. -dijo bromeando
Nicolás. Todos rieron y la mujer que se subía la pollera se acercó
con sus dos amigas.
-Hola, chicos. ¿Son los nuevos del básquet? -preguntó
aquella mina, dándole la espalda a las tres minas.- Yo soy Sara, soy
animadora. Nos veremos mucho... -dijo con una sonrisa.
-Yo soy Celia, y ella es Macarena. -dijo una de las
mujeres que estaba detrás de Sara. Esta la miró mal y se calló.
-Cuentenme, están solteros ¿no? -preguntó Sara.
-Lo siento. -dijo Nicolás pasando un brazo por los
hombros de Pablo.- Para vos, somos homosexuales... -las tres amigas
de Pablo y Nico intentaron contener la risa mientras Sara les dedicó
una mala mirada a los cinco y se fue.
Casualmente Paco, Raul, Peter, Daniela y Mariana estaban
juntos en la misma clase y sentados uno al lado del otro. Charlaban,
ya que su profesor todavía no había llegado.
-Hola, chicos. Yo soy Ruchi. -dijo presentándose un
pibe, seguido por dos minas y dos pibes más.- Ellos son Gabriela,
Claudia, Christian y Adrián.
-Nosotros somos Paco, Raul, Daniela, Lali y yo soy
Peter. -dijo señalándo a cada uno mientras los iba nombrando.-
Somos los chicos de Orange ball.
-Si, los vimos el otro día en La Plazuela. -dijo
Claudia.- ¿Cuando llegaron a Yeno?
-Hace casi un mes. -dijo Daniela.
-Encantados de conocerles. Pero es mejor que se sienten
en sus bancos, porque don Pedro los va a matar si no lo hacen. -dijo
Gabriela señalando a su profesor que llegaba al aula. Don Pedro,
profesor de Física y Química.
María, Agustín, Ángela, Ana, Rafael y Sergio estaban
en la última clase, con Lucía, profesora de Historia.
-Che, que linda la minita de la segunda fila de bancos.
-le susurró Agustín a Ana. Esta lo miró enarcando una ceja.
-¿Vas a hablar de eso conmigo? -le preguntó ella.
-Tienes razón, pero Rafa y Sergio están muy lejos.
-los señaló con la mirada. Ya que ellos dos compartían banco dos
filas delante de ellos.
-Mejor, espera a que acabemos la primera clase del año
y se lo cuentas a ellos.
A las dos y media el comedor del instituto se llenó
completamente por adolescentes. Los chicos de la academia se buscaron
y se sentaron todos en una gran mesa con sus bandejas y su comida
delante.
-Esto apesta más que la comida de Irina y Rocío. -dijo
Paco. Irina fue la más rápida en tirarle una porción de milanesa.
-Yo no como esto. -sentenció Sofía. Candela y Raul la
apoyaron.
Irina codeó a Pablo y a Nicolás, y estos dirigieron la
mirada a Sara que se acercaba a la mesa seguida por sus secuaces. Se
pararon atrás de Pablo que estaba al lado de su hermano. Los dos se
giraron a mirar a la mujer.
-Chicos, quería pedirles otra oportunidad para
conocernos mejor. A ustedes y al resto de los chicos de la academia
claro. -dijo señalando toda la mesa.- ¿Por que no me invitan a su
casa para conocernos?
-No podemos recibir visitas. -dijo Pablo sin mirarla
apenas.
-Entonces, vengan a el bar de mi papá. -le dió una
targeta a Peter.- Los espero, bombones.
Sara se fue dejando a todo el grupo de la academia a
punto de estallar en carcajadas.
-¿Quien se cree que es? -preguntó Candela.
-No se, pero cada vez sube más la pollera. -rió
Eugenia.
-Che, ¿hoy a la tarde tenemos que entrenar? -le
preguntó Peter a Ana y Lali que charlaban a su lado.
-Si, supongo. Nosotras empezamos a competir esta semana,
en México. -dijo Lali.
-Nosotros también. -dijo Peter.
-¿Tendremos que viajar? -preguntó Ana.
-Si, además el domingo a la mañana. ¡Después de un
sábado! -se quejó Peter. Las dos mujeres se rieron.
-Che, ¿me vas a seguir ensañando a tocar la guitarra?
-le preguntó Pablo a Rocío, que estaba sentada en frente de el.
-Si querés, si. -dijo esta concentrada en jugar un poco
con la comida.
-Yo traje mi guitarra.
-Perfecto, cuando quieras estoy en la habitación 4.
-dijo bromeando. Los dos rieron.
-Hola chicos. -dijo Micaela.- ¿Como están?
-Bien, un poco perdidos en la nueva escuela. -dijo
riendo Gastón.
-Si necesitan algo, ¿me llaman? -propuso ella.-
¿Alguien tiene mi número? -el silencio hizo evidente la respuesta.-
Apuntá. -le dijo a Rafael que anotó el teléfono de la hija del
director.
-Muchas gracias. -dijo Rafa.
-Si necesitan algo me llaman o me mandan un mensajito.
-se despidió y se fue.
-Che, que buena onda Micaela. -dijo Raul.- ¿Alguien
sabe porque no está en la academia? Es de nuestra edad y yo la vi un
día jugar y juega re bien.
-¿Cuando la viste jugar? -preguntó Ángela.
-Eem... Nicolás os va a contestar a esa pregunta. -dijo
haciendo que todos miraran a Nico.
-Nos escapamos para verla entrenar porque está re
buena. -dijo el.
-¡Pero no le digas la verdad! -se quejó Raul.
-Vos te fuíste de boca. -se quejó Nicolás.
-Bueno, pero, dicen que juega bien. -dijo Irina.
-Si, re bien. Además, es la capitana de su equipo.
-informó Nicolás.
-Si no está en la academia será por algo. -interrumpió
Daniela.- No creo que debamos meternos en eso.
-Yo también lo creo. Es cosa de ellos. -dijo María.
-Quizás ni se presentó porque los directores son sus
papás. -dijo Sergio.
-Vamos, que van a empezar la siguiente clase.

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