lunes, 29 de abril de 2013

8.-






















Y era el primer de la escuela. Llevaban casi un mes en Yeno y no conocían a nadie más, aparte de Micaela que pasaba muhco tiempo con ellos. El primer día de la escuela llegó y la música comenzó a resonar a las seis, como todos los días. Los chicos se cambiaron y se prepararon para a las seis y media hacer su rutina con Mariola. A las ocho volvieron y se ducharon. Hace una semana que habían recibido los uniformes escolares rojos y blancos. Los primeros en bajar fueron los chicos y las chicas fueron bajando despacio y de dos en dos. Ya casi estaban todos en la cocina cuando llegaron juntas Eugenia, Irina y Mariana. Desayunaron y comenzaron a caminar hacia la escuela.

-¿Vos decís que el quiere algo conmigo? -les preguntó Candela a las chicas de la academia entrando a la escuela.

-No se, Can. Es difícil intentar pensar como un hombre. Y más difícil pensar como Agus. -dijo Rocío buscando su taquilla. Hasta que se tropezaron con un grupo de chicos y chicas.- Perdón ¿la taquilla 325? -les preguntó. Una muchacha se ofreció a acompañarlas y así lo hizo.


-¿Como serán nuestros compañeros de escuela? -dijo pensativo Gonzalo, en cuanto encontró a Rochi y a Euge que eran sus compañeras de todas las materias.

-No se, pero me siento observarda. -dijo Eugenia ya que los tres eran el centro de atención de todas las miradas del pasillo.

-Somos los nuevos. Acá no hay mucha gente y se deben de conocer todos... -dijo Rocío.

-Eso, o somos demasiado lindos. -dijo Gonzalo sin borrar la sonrisa que le estaba regalando a todas las minas del pasillo.

-Seguro que es eso... -ironizó Rochi.


-Buen día a todos. Este año, otra vez, me voy a encargar de ustedes. -dijo una mujer de aproximandamente unos 50 años y monedas.

Viva Pilar! -gritó uno de los alumnos que se sentó al fondo acompañado por tres pibes más.

-Silencio, Rodríguez. -ordenó la mujer. El estudiante se disculpó y el silenció reinó.- Para los nuevos, los chicos de Orange ball, soy Pilar, su profesora de inglés. Ellos son Eugenia, Rocío y Gonzalo. -dijo leyendo en lo que parecía una lista.-Hoy, como el día de la presentación, les voy a dejar que se conozcan un poco mientras yo voy a buscar unas cosas a las oficinas.

La prosesora se fue dejando a sus alumnos solos. En otra clase esataban juntos Candela, Sofía, Irina, Pablo y Nicolás. Su profesor de Tecnologías los había dejado solos, tal cual como hizo Pilar. Ellos estaban charlando. Candela y Sofía estaban sentadas encima de su mesa charlando con sus tres compañeros que estaban parados.

-Che, ¿vieron a aquellas minas de la esquina? -tres mujeres en una esquina se reían escandálosamente y una subía cada vez más su pollera dejando ver sus piernas. Sofía fue la única se dió cuenta, por eso se lo comunicó a sus amigos.

-¿Se está subiendo la pollera? -preguntó dudando Pablo.

-Si, en media hora se le ve la bombacha. -dijo bromeando Nicolás. Todos rieron y la mujer que se subía la pollera se acercó con sus dos amigas.

-Hola, chicos. ¿Son los nuevos del básquet? -preguntó aquella mina, dándole la espalda a las tres minas.- Yo soy Sara, soy animadora. Nos veremos mucho... -dijo con una sonrisa.

-Yo soy Celia, y ella es Macarena. -dijo una de las mujeres que estaba detrás de Sara. Esta la miró mal y se calló.

-Cuentenme, están solteros ¿no? -preguntó Sara.

-Lo siento. -dijo Nicolás pasando un brazo por los hombros de Pablo.- Para vos, somos homosexuales... -las tres amigas de Pablo y Nico intentaron contener la risa mientras Sara les dedicó una mala mirada a los cinco y se fue.


Casualmente Paco, Raul, Peter, Daniela y Mariana estaban juntos en la misma clase y sentados uno al lado del otro. Charlaban, ya que su profesor todavía no había llegado.

-Hola, chicos. Yo soy Ruchi. -dijo presentándose un pibe, seguido por dos minas y dos pibes más.- Ellos son Gabriela, Claudia, Christian y Adrián.

-Nosotros somos Paco, Raul, Daniela, Lali y yo soy Peter. -dijo señalándo a cada uno mientras los iba nombrando.- Somos los chicos de Orange ball.

-Si, los vimos el otro día en La Plazuela. -dijo Claudia.- ¿Cuando llegaron a Yeno?

-Hace casi un mes. -dijo Daniela.

-Encantados de conocerles. Pero es mejor que se sienten en sus bancos, porque don Pedro los va a matar si no lo hacen. -dijo Gabriela señalando a su profesor que llegaba al aula. Don Pedro, profesor de Física y Química.


María, Agustín, Ángela, Ana, Rafael y Sergio estaban en la última clase, con Lucía, profesora de Historia.

-Che, que linda la minita de la segunda fila de bancos. -le susurró Agustín a Ana. Esta lo miró enarcando una ceja.

-¿Vas a hablar de eso conmigo? -le preguntó ella.

-Tienes razón, pero Rafa y Sergio están muy lejos. -los señaló con la mirada. Ya que ellos dos compartían banco dos filas delante de ellos.

-Mejor, espera a que acabemos la primera clase del año y se lo cuentas a ellos.


A las dos y media el comedor del instituto se llenó completamente por adolescentes. Los chicos de la academia se buscaron y se sentaron todos en una gran mesa con sus bandejas y su comida delante.

-Esto apesta más que la comida de Irina y Rocío. -dijo Paco. Irina fue la más rápida en tirarle una porción de milanesa.

-Yo no como esto. -sentenció Sofía. Candela y Raul la apoyaron.

Irina codeó a Pablo y a Nicolás, y estos dirigieron la mirada a Sara que se acercaba a la mesa seguida por sus secuaces. Se pararon atrás de Pablo que estaba al lado de su hermano. Los dos se giraron a mirar a la mujer.

-Chicos, quería pedirles otra oportunidad para conocernos mejor. A ustedes y al resto de los chicos de la academia claro. -dijo señalando toda la mesa.- ¿Por que no me invitan a su casa para conocernos?

-No podemos recibir visitas. -dijo Pablo sin mirarla apenas.

-Entonces, vengan a el bar de mi papá. -le dió una targeta a Peter.- Los espero, bombones.

Sara se fue dejando a todo el grupo de la academia a punto de estallar en carcajadas.

-¿Quien se cree que es? -preguntó Candela.

-No se, pero cada vez sube más la pollera. -rió Eugenia.

-Che, ¿hoy a la tarde tenemos que entrenar? -le preguntó Peter a Ana y Lali que charlaban a su lado.

-Si, supongo. Nosotras empezamos a competir esta semana, en México. -dijo Lali.

-Nosotros también. -dijo Peter.

-¿Tendremos que viajar? -preguntó Ana.

-Si, además el domingo a la mañana. ¡Después de un sábado! -se quejó Peter. Las dos mujeres se rieron.


-Che, ¿me vas a seguir ensañando a tocar la guitarra? -le preguntó Pablo a Rocío, que estaba sentada en frente de el.

-Si querés, si. -dijo esta concentrada en jugar un poco con la comida.

-Yo traje mi guitarra.

-Perfecto, cuando quieras estoy en la habitación 4. -dijo bromeando. Los dos rieron.


-Hola chicos. -dijo Micaela.- ¿Como están?

-Bien, un poco perdidos en la nueva escuela. -dijo riendo Gastón.

-Si necesitan algo, ¿me llaman? -propuso ella.- ¿Alguien tiene mi número? -el silencio hizo evidente la respuesta.- Apuntá. -le dijo a Rafael que anotó el teléfono de la hija del director.

-Muchas gracias. -dijo Rafa.

-Si necesitan algo me llaman o me mandan un mensajito. -se despidió y se fue.

-Che, que buena onda Micaela. -dijo Raul.- ¿Alguien sabe porque no está en la academia? Es de nuestra edad y yo la vi un día jugar y juega re bien.

-¿Cuando la viste jugar? -preguntó Ángela.

-Eem... Nicolás os va a contestar a esa pregunta. -dijo haciendo que todos miraran a Nico.

-Nos escapamos para verla entrenar porque está re buena. -dijo el.

Pero no le digas la verdad! -se quejó Raul.

-Vos te fuíste de boca. -se quejó Nicolás.

-Bueno, pero, dicen que juega bien. -dijo Irina.

-Si, re bien. Además, es la capitana de su equipo. -informó Nicolás.

-Si no está en la academia será por algo. -interrumpió Daniela.- No creo que debamos meternos en eso.

-Yo también lo creo. Es cosa de ellos. -dijo María.

-Quizás ni se presentó porque los directores son sus papás. -dijo Sergio.

-Vamos, que van a empezar la siguiente clase.

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