-Ahora acorde de fa. -Rocío le ayudaba a colocar sus
dedos en la guitarra.- ¡Dale, Peter! No es tan difícil.
-Rochi ¿Así? -y es que los dos Lanzanis mayores, con
sus respectivas guitarras cada uno intentaban hacer lo que la rubia
mandaba.
-No, Pablo. Así. -le colocó sus dedos y este hizo
sonar la guitarra.
-Che, ¿recibiste la carta de Orange ball?-preguntó
Peter dejando la guitarra a un lado.
-No, supongo que no me agarraron para entrar. -dijo
Rocío concentrada en que Pablo lo hiciera bien.- ¿Ustedes si la
recibieron no?
-No, a nosotros nadie nos mandó ninguna carta. -dijo
Pablo.
-Cata me dijo que algunos ya recibieron las cartas de
acceso. -mencionó a la rubia más alta del equipo.
-Si. Alejandro y Benjamín la recibieron, pero quedaron
afuera. -explicó Pablo.
-Mejor. -ante el comentario de Rocío los hermanos
rieron. Entonces la puerta se abrió y Stéfano llegó en compañía
de Martina.
-Chicos, chicos. Llegaron cartas. -dijo Stéfano.
-En casa tambien llegó una carta para vos, Ro. Y te la
traje. -Martina le mostró una carta a su hermana. Los tres agarraron
la carta con su nombre y se miraron.
-¿Los tres a la vez? -propuso Peter. Pero ya era
demasiado tarde. Rocío y Pablo ya estaban abriendo sus cartas. Peter
elevó sus hombros y abrió su carta.
-¿Donde pone si entré o no? -dijo Pablo leyendo
desesperado.
-Acá... Y por todo lo anterior hemos decidido que el
próximo año lo pasarás dentro de Orange ball. -leyó Rocío,
miró a su hermana tranquila y al darse cuenta de lo que leyó volvió
a leerlo y abrazó a Martina.
-¡Estoy adentro! -Peter se paró gritando y casi tira
su guitarra, la cual agarró Stéfano.
-¡Y yo! -los tres se abrazaron eufóricos.
-Voy a mandarle un mensajito a Lali y a Euge. -la rubia
ya tenía su celular en la mano y el mensajito casi escrito.
-Voy a llamar a Agus. -Pablo desapareció de escena.
-Yo a Gas y a Nico. -Peter también.
-Chicos, están todos en el parque que está en frente
de la escuela. ¿Vamos? -Rocío se armó con su abrigo y su bufanda.
-Si, si, vamos. Así nos despedimos de Fran. -Peter y
Pablo reaparecieron y los tres se dispusieron a irse.
-Martu, decile a papá y a mamá que estoy adentro. -fue
lo último que escucharon Satéfano y Martina de Rocío.
Los dos Lanzani y Rocío caminaron por las calles
emocionados y charlando de como sería su estancia en Yeno. Cuando
llegaron al parque donde habían quedado los diez seleccionados.
Rocío empezó a correr hacia su amigas y Peter y Pablo la mitaron.
-Felicidades, chicos. -dijo una voz a sus espaldas todos
miraron a los dos sujetos que allá estaban.
-Gracias. -cínica, eso fue la respuesta de Lali ante el
comentario de Benjamín.
-Nos alegramos mucho. -dijo Alejandro.- Ojalá triunfen.
-No se preocupen. -dijo Peter. Rocío le pisó el pie
para que no fuera bruto. Los dos hicieron una pequeña sonrisa y se
fueron.
-¡Chicos! -gritó, como no, Candela.- En una semana nos
vamos.
Siete días más tarde...
-Estamos acá... -Peter y Pablo estaban parados frente a
la gran institución donde vivirían durante un año.
-Pensaba que nunca llegaría este día... -Pablo todavía
no podía creérselo.
-Es la oportunidad de nuestras vidas. -dijo Peter.
-Disfrútenlo, chicos. -les dijo Stéfano.
-¡Ya estamos acá! -gritó Nicolás saliendo de una
combi, de donde también salieron Gastón, Agustín, Lali, María y
Euge.
-¡Que emoción! -gritó Lali. El que manejaba era su
hermano mayor. Se despidió de el y este se fue.
-Chicos, miren. Allá hay mas chicos. -señaló Eugenia.
-¿Nos presentamos? -dijo sonriente Gastón. Los siete
presentes se acercaron a las dos minas que esperaban en la puerta de
Orange ball con dos valijas cada una.- ¿Hola?
-Hola. -dijo sonriente una morocha.- ¿Ustedes son
integrantes del proyecto? -así habían bautizado a Orange ball.
-Si, todos nosotros venimos a la academia. ¿Ustedes?
-explicó Peter.
-Si. Nosotras somos Daniela y Sofía.
-¿Daniela? -dijo con una sonrisa Lali. La nombrada
asintió.- ¡Que casualidad! Una compañera nuestra, que quedó
afuera de la academia se llama también Daniela. -La morocha iba a
decir algo pero todos se giraron al ver llegar dos autos seguidos de
donde salieron Rochi y Cande las primeras.
-¡Llegamos! -gritaron a coro al ver a sus amigos un
poco más alejados. De otro auto salieron sus respectivas hermanas.
-¡Ya estamos acá, Ro! Mi sueño... -dijo Candela.
Acercándose a sus amigos. Se saludaron y les presentaron a sus
nuevas compañeras.
-Bienvenidos. -dijo una mujer rubia, que lucía un
jogging con el logo de la academia.- Soy Mariola. Una de las
organizadoras de Orange ball. Todos los que están acá, lo
están porque son buenos. Pero van a salir de acá siendo más
buenos. Durante todo este año van a asisitir a la escuela de acá y
van a competir con este equipo, el Orange ball. Competirán
con equipos de todo el mundo, viajando bastante pero las
calificaciones escolares serán muy importantes. En el peor caso
sereis sancionados con un partido. Ella -señaló a una mujer con sus
ya 50 años y su sonrisa a cuestas que estaba a su lado.- es Julia.
Se encarga de la convivencia en la casa.
-En todos los cuartos están las normas que hay que
tener en cuenta. A la noche pondremos un cuadro con todas las tareas
domésticas y que día del mes la harán cada uno. Yo esoty para
ayudar y para mantener el orden. Los cuartos deben de estar ordenados
siempre. Tienen 5 cuartos. Dos para mujeres, dos para hombres y uno
mixto. -los chicos comenzaron a hablar entre ellos interrumpiendo a
la mujer.- ¡Silencio! Bien, necesitamos dos minas y dos pibes,
voluntarios, a dormir en ese cuarto.
Miró a los chicos y ninguno dijo nada. Hasta que se vió
a los hermanos Lanzani mirándose, sonriéndose y levantando la mano.
-Chicos, vengan acá. -dijo Mariola. Los dos hermanos se
pararon al lado de las mujeres y miró a sus compañeros.- Dos
voluntarias. -miró a las minas las cuales desviaron la mirada.-
Bien, entonces... Irina y Eugenia, gracias por ofreceros como
voluntarias. -las dos nombradas miraron atentamente a la
organizadora.- Vamos, los cuatro vallan iendo a los cuartos y escojan
el que más les guste.
Pablo, Peter, Irina y Euge agarraron sus valijas y
empezaron a subir las escaleras rumbo a escoger un cuarto
-Siguiente habitación. Las chicas del Mandalay, no las
quiero a todas juntas. Así que... Rocío y Mariana con Ana y Ángela.
Escojan otra habitación. -las cuatro nombradas desaparecieron por
las escaleras.- Entonces, Candela, María Sofía y Daniela, otra
habitación.
En ese momento solo quedaron en el living de la casa
ocho varones.
-Muy bien, entonces, igual que las minas. A los chicos
del Mandalay separados. Agustín y Gastón con Raul y Rafael. Y
Nicolás, Sergio, Gonzalo y Francisco el último cuarto.
Cuarto 1:
-Yo quiero esta cama. -anunció Eugenia posando sus
valijas en la cama que tenía justo encima una ventana.
-Irina, agarrá vos una cama. -le dijo Peter a la rubia
con la compartiría cuarto el resto del año. Ella le sonrió y dejó
sus valijas en la cama más cercana a la puerta. Entonces Pablo y
Peter agarraron las literas.
-¿Les puedo hacer una pregunta? -dijo Irina mirando a
los hermanos. Estos asintieron.- ¿Por que quisieron este cuarto, el
mixto?
-Porque son unos cerdos. -dijo Eugenia, que en los
últimos meses empezaba a llevarse muy bien con los hermanos. Pablo,
desde la cama de arriba le lanzó un almohadón que le dió de lleno
en la cabeza mientras sacaba la ropa de la valija y la colocaba en su
placard.
-No, quisimos este cuarto porque sino Mariola nos
pondría en cuartos separados. Esta era la única forma de dormir
juntos. -dijo Peter.
Cuarto 2:
-Bueno, yo soy Ángela. -dijo la morocha sentada en su
cama y mirando a sus compañeras de cuarto.- Es que no os conozco a
ninguna y creo que es conveniente que me presente. Soy Ángela, tengo
17 años. Juego de base. De mi equipo solo me presenté yo y nunca
creí que fuera a entrar. Pero acá estoy.
-Yo soy Ana. Tengo 16 años, pero casi 17. Juego de
alero y en mi club nos presentamos todas y solo entré yo. Esperaba
que entrara también Luis, mi novio, pero no tuvo esa suerte.
-Yo soy Mariana, pero llamarme Lali. -dijo la petiza.-
Juego de base y estoy acá porque nos cedieron cinco becas por ganar
los nacionales el año pasado.
-Y yo soy Rocío, Rochi. Soy ala-pivot y vengo del mismo
club que Lali. -dijo la rubia sonriente.- ¿Les puedo hacer una
pregunta? -las demás asintieron.- ¿Que piensan que va a pasar
cuando acabemos la temporada? -aclaremos que todavía les quedaba un
mes de vacaciones (pretemporada) y cuando empezaran las escuela
empezarían con la temporada y cuando esta acabase la temporada
también.
-Supongo que volver a casa ¿no? -dijo Ana.
-Si, eso creo yo también. -la secundó Lali.
-Acabo de llegar y ya pienso en lo mal que lo voy a
pasar cuando vuelva a casa... -dijo Ángela, todas rieron y
entablaron una linda conversación.
Cuarto 3:
-¡Que polleras! -dijo Gonzalo emocionado.
-¿Vieron las piernas de la rubia? -y Sergio se refiría
a Irina.
-¡Que suerte tienen los Lanzani! -dijo Francisco, Paco.
-¿Los conocen? -preguntó Nicolás.
-Si, yo solía ver los partidos de la selección
nacional, el año pasado. -explicó Paco.- También conozco a Agustín
que estaba en la selección con ellos.
-Yo los conozco porque jugamos contra ustedes el año
pasado. -dijo Gonzalo.- ¿Vos sos Nicolás, el número 15?
-Ese mismo. -rió Nicolás. Intuía que se llevaría muy
bien con sus compañeros.
Cuarto 4:
-Me encanta el morocho alto, Gonzalo. -exclamó Sofía
cuando entraron al cuarto.
-Para mi, los más lindos son Agustín y Gastón. -dijo
Daniela.
-Yo prefiero a los hermanitos. -dijo totalmente segura
Mery.
-Si, en nuestra escuela todas los amamos. -aseguró
Candela.
-Normal, porque tienen unos ojos preciosos... -dijo
Daniela.
-¡Y no solo los ojos! -todas rieron del comentario de
Sofía. Candela sacaba su ropa de la valija y la colocaba en su
placard, hasta que Sofía gritó.- ¡Que linda remera! -se acercó
corriendo a ella y la observó con detenimiento.- Candela, ¿un día
me la dejas, por favor? -le suplicó.
-Si vos me dejas esos lindos shorts. -Candela señaló
la prenda que Sofía levaba en las piernas.
Cuarto 5:
-¡Yo quiero esa cama! -gritó Raul tirándose sobre la
litera alta.
-Yo voy a dormir al lado de la ventana. -pidió Agustín.
-¡No seas maleducado Agustín! -se quejó Gastón.
-Gas, sos un amargo. -dijo el cachetón, sus compañeros
de cuarto se rieron de el.

No hay comentarios:
Publicar un comentario