El lunes se hizo presente con una reunión de toda la
categoría juvenil con el presidente, Jose María. Los treinta
adolescentes entraron en la cancha y vieron a sus entrenaores y a el
presidente sentados en unas sillas en la cancha. Ellos les ordenaron
sentarse en el piso y ellos así lo hicieron, todavía sin cambiarse
para entrenar.
-Buen día a todos. -los chicos contestaron a coro.- Hoy
los reunimos porque nos llegó una noticia que nos enorgullece
totalmente. Llegó una carta de la dirección de Orange ball,
un nuevo programa de alto rendimiento en básquet para gente de
vuestra edad. Y este primer año decidieron escoger ellos a los
participantes en vez de que sean los propios en presentarse como se
hará en los años consecutivos. -los chicos se miraban sin entender
muy bien lo que el presidente les intentaba explicar.
-Esta gente, quiere a los mejores jugadores del país. Y
como no ellos tienen que estar en los equipo ganadores de las
nacionales del año pasado. -empezó a hablar Toni.- Nos propusieron
que cinco de cada equipo de juveniles del club sean los jugadores
elegidos para pasar un año en Yeno, donde se encuentra el centro de
alto rendimiento, Orange ball.
-Nos dieron cinco plazas para los pibes, y cinco para
las minas. -los chicos empezaron a hablar y a gritar emocionados
abrazándose y felices por disponer de esta oportunidad.
-Pero, son quince de cada equipo. No pueden ir todos.
-interrumpió Jose María la felicidad de los chicos. Estos se
callaron y volvieron a prestar atención a lo que los entrenadores
querían decir.- Hay cinco minas que van a ir a Yeno. -hizo cinco con
su manos izquierda.- Y cinco pibes que van a ir también. -hizo otro
cinco con su mano derecha.- Pero no estarán solos. Allá tendrán
otros diez compañeros de otros equipos y por supuesto varios
entrenadores. El preparador físico, el de técnica y el de táctica.
A parte del básquet, asistirán a un colegio para acabar el
secundario.
-Para poder participar en este programa, tienen que
rellenar esto. -Toni ya estaba repartiendo unas hojas para que los
chicos cubrieran con sus datos.
-Traiganlo cuanto antes. Y ahora vayan a casa a
pensarlo. Hoy no se entrena.
Los chicos se pararon y se fueron a sus casas en
silencio. Era como un estado de shock.
Mariana llegó a su casa y se encontró con la escena de
su hermano y una mina besándose en el living.
-¿Lali? -dijo Patricio.- Nosotros estábamos haciendo
un trabajo de la facultad..
-Dejá, da igual. Me voy a mi cuarto. -cruzó el pasillo
e ingresó en sus cuarto, donde Ana dormía con los auriculares
puestos. Pero esta al escuchar el ruído de la mochila de Lali contra
el suelo se despertó alarmada.- Perdón por despertarte.
-No importa. -dijo Ana con una sonrisa.- ¿Te pasa algo?
-Si. Hoy nuestro entrenador nos acaba de decir que un
centro de alto rendimiento nuevo, llamado Orange ball, quiere
que cinco de nosotras esté en su programa este año. Compartiríamos
este año con otros cinco pibes de nuestro equipo y otros diez
concursantes más de otros equipos. Pero solo pueden ir cinco.
Tenemos que cubrir esto si queremos ir. Pero, ¿y si me quedo afuera?
-¿Sos estúpida vos? -su hermana ya estaba leyendo la
ficha que tenía que cubrir.- Dale, dame esa lapicera que te ayudo.
Candela llegó a su casa y, corriendo, buscó a sus
hermanas que miraban tranquilas una novela en la televisión.
-¿Que te pasa loca? -le preguntó Julieta al escuchar
de los gritos de su hermana más grande.
-Miren. -les lanzó el papel donde explicaba todo. Las
mellizas se incorporaron en el sillón del living y agarrando cada
una un lado de la hoja leyeron. La primera en acabar y mirar a su
hermana fue Paulina.
-¿Que? -dijo con una media sonrisa.
-Si me escogen me voy un año a un centro de alto
rendimiento. -explicó en pocas palabras Candela. Las dos hermanas,
que también amaban el básquet, se lanzaron hacia ella a abrazarla y
gritar un poco.
-Ya están las locas de tus hijas gritando... -dijo el
papá de las tre minas mirando a su mujer.
-¡Rocíooo! ¡Haceme la cena! -gritó Martina cuando
escuchó la puerta de su casa cerrarse.
-Martu, me ofrecieron ir un año a un centro de alto
rendimiento. -dijo Rocío cuando entró en su cuarto y se encontró
con su hermana haciendo algunos ejercicios de matemática.
-Ro, ¿que decís? ¿Tomaste? -bromeó la rubia mas
chiquita sin separar su vista de la hoja con enormes cuentas
matemáticas.
-Mirá. -le entregó la hoja interrumpiendola en su
estudio de matemática para que leyera la hoja. Martina después de
leerla completamente abrazó a su hermana.
Mery se adentró en su casa y al encontrarse esta vacía,
sin contar al amo de llaves, agarró el teléfono para llamar a su
mamá.
-¿Hola? -contestó apurada la oficinista.
-Ma, soy Mery. Necesito que me traigas hoy a la noche
toda mi información personal. Porque me voy a presentar para
ingresar en un centro de alto rendimiento, y no pienso parar hasta
que esté adentro.
-¡Papáaaaaaaaaa! -gritó Euge al ingresar en su casa.
No obtuvo respuesta y gritó más fuerte. Pero nadie le contestó de
nuevo. Agarró el celular y escribió el número de su papá.- ¿Papá?
-Eh.. ¿Quien habla?
-¿Cuantas personas más te llaman papá? -broma por
parte de Euge.
-¿Euge?
-Si, viejo. Oye, ¿puedo apuntarme por si acaso me
agarran para ir a un centro de alto rendimiento en Yeno durante un
año?
-Claro, que podés hija. ¿Necesitás algo?
-Si, todos mis documentos.
-No me lo puedo creer. -los dos hermanos Lanzani se
dejaron caer en el sillón del living.
-Pablo, es una gran oportunidad...
-Tenemos que ir..
Stéfano bajaba a la cocina para calmar su estómago
pero al ver a sus hermanos se asustó.
-No somos tan feos, che. -bromeó Pablo.
-¿Ustedes no tendrían que estar entrenando? -preguntó
Stéfano ya a su lado.
-Si, pero mirá esto. -el más pequeño de los tres leyó
con detenimiento aquella hoja que sus hermanos le entregaron.
-Jodeme, yo también quiero. -sus hermanos mayores
rieron.- ¿Dicen que paso por Pablo o por Juan Pedro Lanzani? -su
hermanos rieron más fuerte.
-Pelotudo, ¿tenés la oportunidad de irte un año a un
centro de alto rendimiento a hacer lo que más amás y está en
estado de shock? -dijo la máxima autoridad en la casa de los Riera,
mamá. Mamá, papá y Nicolás compartían la mesa del comedor.
-¿Puedo ir?
-No, tenés que ir. -corrección de papá.
-Mirá lo que tengo... -dijo cantarín Agustín
restregándole a su hermano pequeño, de tan solo seis años, aquella
hoja.
-¿Que es, Agus? -dijo el pequeño saltando por si
llegaba a agarrar lo que su hermano tenía en la mano.
-Una sorpresa.... ¡Me voy un año a jugar al básquet
enano! -y se fue corriendo hacia su cuarto mientras gritaba esto
último.
-Felicidades, mi amor. -dijo la mamá de Gastón.
-Pero, no es seguro. Quizás no pueda ir.
-Vas a ir, no te preocupes. -su padre le acaricio los
pelos rubios de Gastón y los tres juntos se dispusieron
Estas diez personas ahora dudan, pero lo que no sabían
es que tenía un pie adentro del centro Orange ball.
¿Dejaron de leer? ¿No les gusta Orange Ball?
Un beso a los que resisten, jaja.
Cris. ~

Maaassss
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