-¡Bienvenidos a todos! -dijo Jose María, el
presindente del club de básquet.- Hoy les vamos a presentar a todos
los equipos de este club. Empezamos con los infatiles femeninas, sub
14. -el equipo principal, el senior masculino (+18), estaban
colocados en dos filas enfrentadas. Por el medio de ellos pasaban
todas la jugadoras chocando las manos con los más mayores del club.
El presindente nombró a todas las jugadoras con us respectivo
número. A ellas las siguieron el infantil masculino, las cadetas
femenino (sub 16) donde estaba Martina Igarzabal y las mellizas
Vetrano, y los cadetes masculino donde estaba Stéfano Lanzani.- Y
ahora vamos con las juveniles femeninas: con el 4, Mariana Espósito.
Con el 5, Daniela Aita. Con el 6, Candela Vetrano. Con el 7, Rocío
Igarzabal. Con el 8, Marta Rivas. Con el 9, África López. Con el
10, Paula Gómez. Con el 11, Eugenia Suárez. Con el 12, Teresa
Sanmartín. Con el 13, Catalina Paz. Con el 14, Elena Díaz. Con el
15, María del Cerro. -mientras la iban nombrando salían de a una
chocando las manos con el equipo senior. Se colocaron detrás de
equipo de las cadetas y sonrieron a las cámaras de los estudiantes,
padres o periodistas.- Y por último el equipo juvenil masculino. Con
el 4, Gastón Dalmau. Con el 5, Martín Pedroso. Con el 6, Alberto
Otero. Con el 7, Pablo Martínez. Con el 8, Alejandro Fernández. Con
el 9, Aaron Vázquez. Con el 10, Benjamín Amadeo. Con el 11, Juan
Pedro Lanzani. Con el 12, Victorio D'alessandro. Con el 13, Yago
García. Con el 14, Agustín Sierra. Con el 15, Nicolás Riera.
Los pibes hicieron tal cual las minas y se colocaron a
su lado. Todos los equipos menos, los contricantes, salieron de la
cancha. Los dos equipos se enfrentaron en el medio de la cancha y se
dieron la mano.
-Hoy se enfrentan nuestras estrellas dentro de apenas
media hora. Cada equipo con su entrenador, y a elongar y después a
jugar. -fue lo último qu edijo Jose María por el micrófono.
Los dos equipos se prepararon para el partido y cuando
solo quedaban tres minutos se sentaron el en banco a escuchar las
indicaciones de sus respectivos entrenadores.
-Bien chicas. -Toni sacó su tabla con la cancha de
baloncesto pintada en ella.- Salimos con el quinteto inicial de
siempre. Lali, Rochi, Mery, Euge y Candela. Si salen los hermanitos
Lanzani, que los defiendan Candela y María, que son las que mejor
defienden. Quiero que se la jueguen todas. Si pueden lanzar, lanzan.
Si pueden hacerles una falta sin que se note, se las hacen. Quiero
que salgan a ganar, y que no pierdan.
Unieron sus manos en el centro de un círculo y gritaron
el nombre del equipo.
-Chicos, esto va a ser fácil. Ganenles de menos que la
otra vez. -explicó Francisco.- Intenten gnarles ocn facilidad pero
no con mucha diferencia... -los varones se rieron y salieron a la
cancha Pablo, Peter, Nico, Gas y Agus.
Justo sentadas encima de ellos, en las gradas, estaban
las hermanas Vetrano y entre ellas Martina Igarzabal.
-Son unos turros... -se quejó Paulina Vetrano.
-Si, se piensan que van a ganar fácil. Pero se
equivocan. Lo peor es que piensan lo mismo de nosotras, chicas. -dijo
Julieta.
-¿Ustedes dicen? -intervino la única rubia. Las
hermanas asintieron.- Teníamos que demostrales que no.
-¿Pero como? Si nosotras el año pasado quedamos de
casi últimas. -se quejó Julieta. La mayoría de las cadetas eran
nuevas.
-Si, jode mucho que se piensen que son los mejores
siempre, por el simple hecho de que seamos mujeres. -esa era Paulina,
la capitana del equipo.
En la cancha los titulares cruzaban miradas. Entonces
fua cuando Euge, Mery, Lali, Cande y Rochi se comunicaban con la
mirada ante los ojos de los pibes. Ellos distraídos perdieron el
primer balón del partido que encestó Eugenia. El público,
mayoritariamente mujeres, gritó animando a las minas que le estaban
dando muhca pelea a los pibes. Ellas ganaban de tres puntos gracias
al triple que lanzó Candela y encestó. Francisco, casi arracándose
el pelo, en el cambio de primer a segundo tiempo les gritó a sus
jugadores ya que, según el, no podían perder contra las minas.
Cambió a todo el quinteto inicial. En cambio Toni solo cambió a
Teresa por Rochi y a Cata por Euge. Ahora quién defendía a Lali era
Benjamín que en un momento en el que el parti se paró por una falta
personal, le habló.
-¿Estás enojada? -ella lo miró exaltada, no solo por
el esfuerzo que estaba haciendo en el partido, sino también por el
esfuerzo de no pegarle una cachetada.
-¿Te das cuenta de lo que nos dijeron? -dijo intentando
ser lo más tranquila posible.
-Pero, queríamos ser sinceros...
-Ser sincero no significa ser machista. -fue lo último
que acotó antes de sucumbirse en el partido de nuevo.
La mitad del partido llegó y las mujeres apenas ganaban
de un punto. Toni las felicitó y las dejó descansar. En cambio
Francisco llevó a sus jugadores al vestuario para que nadie
escuchara como les gritaba.
-¿¡QUE ESTÁN HACIENDO!? -gritó nada más llegar al
vestuario.- Las minas les están gananado. ¡LAS MINAS! -y todos nos
damos cuenta de la faceta machista del club. Rocío y Eugenia iban al
vestuario femenino (al lado que el de los hombes) y al escuchar los
gritos de Francisco se pararon a escuchar.- Están quedando en
ridículo. Son los primeros hombres a los que les ganen las minas de
su misma categoría. Están haciendo historia de la mala. -las
mujeres se miraron enojadas.
-A veces abrá que cambiar la historia ¿no? -dijo
Nicolás, levantando la mirada del suelo.
-¿Quieren perder el partido? -dijo Francisco
sorprendido.
-No dijo eso, dijo que aun que se puede cambiar la
historia. Y ellas lo están haciendo. -dijo Gastón.
-Yo no creo que sea un mal cambio. -objetó Victorio.
-¡LES ESTÁN GANANDO LAS MINAS! -gritó nuevo
Francisco. Las mujeres que escuchaban afuera se asustaron.- Aparte de
Nicolás, Victorio y Gastón, ¿alguién más piensa que está bueno
que las minas nos ganen? -y este uno de esos momento en los que el
90% de las personas no dice nada por miedo aunque piense lo
contrario. Pero tenemos suerte y en esta historia Pablo, Agus y Peter
se unieron a ellos.- Bien, ustedes hoy no jugarán más. -las minas
escucharon esto sin saber quien se unió a los primeros y se fueron
corriendo por miedo a que las vieran escuchar atrás de la puerta.
Volviendo al partido salieron a la cancha los pibes que
podían jugar, según Francisco, y de las minas se quedaron en el
banco Lali, Rocío, Eugenia, Candela y María.
-Les juramos que nos les deja jugar porque les dijeron
que no les parecía mal que ganaramos. -dijo Euge mirando al banco.
-¿Quienes no van a jugar más? -preguntó María.
-Gastón, Nicolás y Victorio. Creemos que alguién más,
pero no sabemos quien. -dijo Rocío.
El partido lo ganaron las minas por dos puntos de
diferencia. Las chicas lo celebraron y después fueron a saludar a
sus contrincantes. Lo que nadie esperaba fue la reacción de las
minas con los pibes que no jugaron la segunda parte del partido. Se
acercaron a ellos mientras estos recojían los bancos.
-¿Les ayudamos? -preguntó Candela. Ellos las miraron y
asintieron.
-Gracias por lo que le dijeron a su entrenador. -dijo
Eugenia, todos la miraron.- Escuchamos todo a atrás de la puerta.
-Fue muy valiente. -añadió Lali.
-Solo dijimos lo que pensábamos. -dijo Victorio.
-Y nos alegramos que nos ganaran. -dijo Nicolás.
-Por cierto, Mariana, Rocío, sentimos lo de Alejandro y
Benjamín. -dijo Peter.
-¿Como lo saben? -preguntó Rocío.
-Todos lo sabemos, porque ellos nos contaron todo desde
el principio. -dijo Agustín.
-¿Se lo contaron todo? -exsaltó la última palabra
Rocío. Ellos asintieron. Ella miró a Candela.- Disculpenme, voy a
matar a Alejandro. -dejó todo lo que tenía en las manos y salió
hacia la calle.
-¿Que hacen así paradas? Detenganla. -dijo Nicolás
notoriamente asustado.
-Dice que lo va a matar pero solo le va a gritar, dejar
en ridículo y pegarle una cachetada. Por ese orden. -explicó María.
Recordemos que era sábado y todos tenían sus planes.
Victorio llevaría a sus amigos a un canto-bar que acababa de
descubrir y todos se prendieron en ir un poco antes de irse a
bolichear. En cambio, las chicas no harían todas lo mismo. La
mayoría, menos Lali, Rochi y Cande, harían previa en casa de Mery y
después irían a bolichear como el resto de adolescentes. En cambio
Mariana, Rocío y Candela, acompañas por sus hermanas pequeñas
irían a su lugar preferido. Allá podían pasar toda la noche si
pudieran, pero siempre eran reclamadas por sus amigas. Lali, Rochi,
Cande, Martina, Julieta y Paulina ingresaron en el Notas.
Saludaron a Leo y se sentaron donde siempre hacían, todavía no les
tocaba actuar.
-Chicos, acá no pueden gritar como en el resto de los
sitios. -avisó Vico antes de entrar.
-Que si, negro. -se quejó Agus. Lo empujaron un poco y
se sorprendieron al entrar en aquella oscuridad. Había música
proveniente de un hombre y su guitarra en el escenario. Se sentaron
en un esquina un poco apartados del resto de la gente.
-¿Que van a tomar? -preguntó Peter. Hizo grandes
esfuerzos para recordar todas las conbinaciones de los vasos de
alcohol de sus amigos y se acercó a la barra del bar. Le dictó todo
que se memorizó al barman. Y miró al escenario mientras.
-Buenas
noches. -esa voz la conocía aun que no pudiera ver quien cantaba
porque las cabezas del público se lo impedían.- Esta noche voy a
cantar una canción llamada ¡Corre!-
http://www.youtube.com/watch?v=P2hM9CLAMu4&feature=related
.
Peter intentó llegar a mirar quien estaba cantando. Las
notas del piano sonaban despacio y ella con la ayuda de una guitarra
empezó a cantar. Peter engatusado por esa voz intentó llegar al
escenario pero no pudo a causa de toda la gente que había en el
local. Así que decidió preguntarle a una pareja que escuchaban
tranquilos.
-Disculpen, ¿saben quien canta? -preguntó Lanzani.
-Si, es ella. -dijo la mujer abrazada al brazo de su
hombre.- Canta todos los sábados acá. ¿No la conocés?
-Es la primera vez que vengo y no consigo verle la cara.
-explicó Peter.
-No es necesario ver su cara para enamorarse ¿no? Esa
voz... -dijo el hombre.-No nos presentamos. Somos Nicolás y Gimena,
los dueños del bar.
-Soy Peter, y creo que voy a venir más días por acá.
-Peter estrechó la mano con Nico y sonrió de lado volviendo a por
la bebida de sus amigos. Cuando volvió al lado de sus amigos la
canción ya había acabado y el escenario estaba vacío.
-¿Te encontraste alguna minita, Lanzani? Tardaste
siglos en aparecer. -rió Pablo.
-No, no, aun no me encontré a nadie. -dijo con una
pequeña sonrisa.

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