lunes, 18 de febrero de 2013

39.Reabriendo el caso.





-Buen día... -dijo Carolina bajando las escaleras de su casa, en pijama y mal peinada un domingo de pleno Enero.

-Hola, Carolina. -la saludó Eduardo.

-¿Querés café, Edu? -dijo ella desde la cocina.

-Dale. -dijo el.

-Que sean dos, Carol. -dijo Patricia entrando en su casa.- Buan día, Edu. -le dió un beso en el cachete y se sentó a su lado. Carolina volvió con tres tazas repletas de café y unas medialunas.

-¿Hoy no trabajan? -preguntó Carolina sentándose.

-Si, trabajamos los cuatro, pero solo de 9 a 15. -dijo refiriéndose a sus papás.

-Yo voy a pasar la tarde con Óscar, Alex y Antonio. -dijo Carolina.

-¿Y vas a ir así peinada o no? -dijo riendo Patricia. Eduardo rió de sus ocurrencias.

-¿Sabeis si vuestros papás ya se fueron a trabajar? -preguntó Eduardo.

-Si, supongo que si porque su auto no estaba. -dijo Patricia.

-Entonces, vamos. Te llevo yo. -dijo Eduardo parándose y agarrando las llaves de su auto.- Ciao, Carol. -los dos besaron una mejilla de Carolina y desaparecieron detrás de la puerta.


-Entonces, me dijiste que estás soltera ¿no? -dijo Eduardo rompiendo el hielo.

-¿Importa? -dijo Patricia mirándolo, pero el seguía con la mirada en la carretera.- Si, si, soltera. -dijo después de reir.- ¿Vos? ¿Soltero?

-Soltero. -rió el.

-¿De que te reís? Fuíste vos el que preguntaste primero.

-Solo pensaba en lo distinta que sos de tus hermanas. Carolina es como mucho más...

-¿Insoportable? -el rió.

-No, parece más sensible, frágil... Alicia es como así chiquitita, pero miedosa, graciosa...

-¿Y yo?

-Vos parecés fuerte, valiente... Te parecés mucho a tu madre. -terminó el. Ella bajó la mirada y reordó lo que le decía todo el mundo siempre.

-Todo el mundo dice que soy como Pato, mi tío.

-No lo conozco... -dijo el excusándose.

-Yo tampoco. Al hermano de mi mamá lo asesinaron tres años antes de que yo naciera... -dijo ella.

-Lo siento, no sabía nada.

-No pasa nada. A mi no me duele tanto como le duele a mi mamá. Ella perdió a sus papás, a su cuñada y a su hermano por culpa de las mismas personas. -explicó ella.

-No sabía nada de eso.

-A mamá no le gusta hablar de esto. A nosotras todo esto nos lo contó mi tía Ana, ¿te acordás de ella, vino a cenar cuando llegó Carol? -al mencionarla Edu recordó todo lo que ella lo había piropeado aquella noche.

-Claro que me acuerdo. -dijo el.

-Y supongo que yo se lo contaré algún día a Alicia... -suspiró ella.

-¿Ves porque digo que sos la más fuerte de las tres? -dijo el. Ella rió y el apagó el auto. Ya estaban en la comisaría.

-No creo que sea así. Carol está fuerte, che. -dijo ella riendo. Edu rió y los dos entraron en la comisaría. Los primeros que se encontraron fueron a Peter y a Lali mirando juntos unas carpetas.

-Hola. -dijo Eduardo para hacerse notar.

-Buen día chicos. Tengo buenas noticias para vos, Lanzani. -dijo Lali sin despegar la mirada de sus archivos. Su hija para ella, en la comisaría, era Patricia Lanzani o simplemente Lanzani.- Hoy vas a trabajar en tu primer caso. -anunció ella. A Patricia se le ilmunió la mirada y Peter miró a su mujer.

-¿Como que la nena va a trabajar en su primer caso? -dijo Peter haciendo que Lali levantó la mirada.- ¿Estás loca?

-Inspector, -claro su marido era el Inspector Lanzani.- esto no es decisión nuestra. El Agente Lanzani tiene entre manos su primer caso con nosotros. -aclaró al final.

-Pero... -la petiza cortó a su marido con la mirada. Le entregó a Patricia una carpeta.- Agarrá tus cosas que nos vamos. -advirtió ella.

-¿A donde? -preguntó Patricia.

-Primero a la reunión con el Comisario Vázquez, después a solucionar lo que el nos diga. -explicó Lali caminando hacia la sala de reuniones donde ya estaban algunos de sus compañeros. Se sentaron en unas sillas del medio y esperaron a que el resto de la patrulla llegara.

-Bien, buen día. -dijo Nicolás Vázquez delante de todos ellos.- Se nos escapó un asesino de la escena del crimen, pero tenemos una testigo a la que proteger. Seguramente sea una banda y vendrán a por ella. La quiero viva, acá, en la comisaría. -dijo el jefe de todos ellos.

-¿A quien mataron? -preguntó Nico.

-Rocío, Agustín y Candela están con el muerto. -dijo el comisario.- Y ahora se van que tengo más casos que resover.

La Patrulla Lanzani abandonó la sala y Pablo y Lali caminaron hacia el laboratiorio para enterarse sobre la muerte; Nicolás y Peter fueron a hablar con la testigo; Victorio y Eduardo se quedó con África y Patricia -nuevas en la patrulla- explicándoles algunos protolos que deberían seguir.

-¿No disparamos hasta que ellos disparen o alguien esté en peligro? -preguntó África, mientras los cuatro se ponían el chaleco antibalas.

-No, nunca. -dijo Eduardo.

-Ustedes se van a quedar con la testigo en todo momento. -dijo Victorio.- No llegarán hasta ella hasta que se encarguen de todos los demás, lo cual no va a pasar. Por eso no les pasará nada.

Los cuatro salieron de los baños y se encontraron con los demás. Todos estaban allá menos Lali y Peter, que estaban en el despacho de ella.

-Lali, no podés dejar que Patricia esté acá mientras nos atacan. -se quejó Peter.

-África es la hija de Pablo y Rocío, y yo no los veo tan preocupados. -dijo Lali cambiando sus tacos por unas botas planas.

-Pablo y Rocío no pasaron por lo mismo que pasate vos. Tu familia siempre estuvo en peligro y algunas veces salió mal. Me aguanto con que vos trabajas acá y además expones tu vida diariamente...

-Peter, no va a pasar nada. Ella se va a quedar con la testigo todo el tiempo y los asesinos no llegarán hasta ellas. -dijo agarrando sus cachetes.- Va a estar todo bien. Tu y yo hacemos esto continuamente.

-No, esto no es lo mismo. La persona a la que mataron estaba llena de dinero, no era un asesinato normal. Esto es más peligroso de lo normal.

-Tranquilo, Inspector Lanzani. La Inspectora sabe lo que dice... -le dió un pico y los dos salieron dispuestos a manejar la situación.

Pablo y Victorio se quedaron en la puerta, vigilando. Lali atrás de la puerta. Peter y Eduardo en la puerta hacia donde estaba la testigo. África y Patricia con ella. La situación entre las tres mujeres era incómoda pero entonces, Candela y Rocío entraron en la sala.

-¿Que hacen acá? -preguntó África.

-Vinimos a protegeros como madre y tía. -dijo Candela.

-Mamá... -se quejó África.

-¿Es tu madre? -preguntó la testigo. África asintió.

-Que suerte tenés de trabajar con tu mamá. -dijo la jóven algo asustada.

-Trabajo también con mi papá. -la testigo sonrió.- Y ella, Patri, -se acercó a su amiga.- trabaja también con su madre, su padre y su tía -dijo después señalando a Candela.

-Todo queda en familia. -añadió Patricia.

-¿Voy a morir? -preguntó la testigo asustada.

-No. -dijo segura Patricia. Candela la miró y sonrió, le recordaba tanto a Pato...

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