sábado, 16 de febrero de 2013

37.La cena.





-Pasá cielo. -dijo Lali abriendo la puerta de casa. En cuanto trapasó la puerta su hija corrió hacia ella y se lanzó encima. Ella la agarró en brazos y le dió un besito en la mejilla.

-¿Quien eres? -le prguntó la pequeña a Eduardo.

-Yo soy Edu, ¿y vos? -dijo el nuevo.

-Soy Alice. -dijo la pequeña afreciéndole la mano para estrecharla con el. Con el tiempo se habituó a que su papá le llamara de esa forma, y el resto de la familia también.

-Encantado. -dijo Eduardo apretándole la mano.

-¡Alicia como te vuelvas a escapar le voy a decir a papá! -llegó gritando Ana, que al ver a su hermana sonrió. Fue a saludarla y se presentó a Eduardo.

-Yo me voy, mañana vuelvo pequeña. -le dijo a Alicia. Entonces Peter entró.- Hola, Pedrito. -dijo ella que sabía que el le jodía.

-Adiós, Anita. -dijo el en un suspiró. Su cuañada rió, le dió un beso en el cachete y se fue a su casa.- Bueno, Edu, esta es nuestra casa. Vení que te enseño tu cuarto.

Los dos hombres subieron las escaleras y Lali fue al living con su hija en brazos, prendió la TV y las dos vieron los dibujitos. Hasta que la puerta se abrió y Patricia asomó la cabeza por esta. Alicia corrió a abrazarla, como hizo con su madre minutos tarde.

-Hola, linda. ¿Como estás?

-Bien ¿vos? ¿Volvés a casa? -siempre preguntaba lo mismo.

-Estoy bien, pero no voy a volver a casa. -dijo la mayor besando su mejilla.

-¿Y Carol? -preguntó d enuevo mientras se acercaban a su madre que las miraba con una sonrisa.

-No, ella está en Londres, pero volverá. -le guiñó un ojo y ella corrió de nuevo a sentarse en el piso y mirar al televisor. Patricia se sentó al lado de su madre.- ¿Como estais?

-Bien, ¿vos? ¿Te llega el dinero? ¿Comés bien? ¿Dormís? A veces traés ojeras a comisaría... -sin querer le salió la vena materna.

-Si, mamá, estoy bien. ¿Papá?

-Está arriba con.. -pero cuando iba a pronunciar su nombre Peter bajó con Eduardo.

-... yo creo que se donde podés tener una casa... -venía diciendo Peter cuando vió a su hija.- ¿Patri?

-Ni que no me hubieras visto en años, pa... -se quejó ella.

-Hola. -sonrió Eduardo. Ella se paró y le dió un beso en el cachete.

-¿Estás bien?

-Si, papá. No es necesario que me pase algo para venir...

-Como últimamente no venís mucho... -dijo Lali.

-Mamá.. -se quejó Patricia.- ¿Que les parece si hoy hago yo la cena para recompensar? -propuso Patricia y nadie se negó, era una gran cocinera...


Patricia se apoderó de la cocina y sus padres, con su hermana, estuvieron charlando con Eduardo. Cuando Patri ya casi tenía listo los ravioles Peter entró a la cocina.

-¡Que bien huele! -exclamó cuando entró en la cocina. Patricia al escucharlo se giró y le sonrió.- Mejoraste tus dotes de cocina.

-Es que en casa cocino yo. Afri cocina re mal entonces ella limpia y yo cocino. -explicó ella sirviendo la comida ya en los platos.

-Hiciste un buen trato. -los dos rieron y Peter se le quedó mirando.

-¿Que me mirás tanto? ¿Tengo algo en la cara? -preguntó ella.

-No, pasa que esta casa sin vos ni Carol está un poco vacía... Y Alice se toma el atrevimiento de llenarla por ustedes.

-Si, ya veo que os tiene bien ocupados siempre... -dijo riendo.

-Menos mal que duerme casi 12 horas, sino... -pensó algo que le pudiera hacer.- la devolvía a la fábrica... -los dos rieron y Peter miró los platos, ya listos de comida. Ayudó a su hija a servirlos y entonces los cinco se sentaron a comer.

-Está realmente bueno, Patricia. Te tengo que felicitar... -dijo Eduardo.

-Gracias. -contestó ella.- ¿Y vos que hacés viviendo con estos dos viejitos?

-Vieja tu abuela, nena. -se quejó Lali.

-Lali, mi mamá está en perfectas condiciones. -corrigió Peter. Patricia ignoró a sus papás y miró a Eduardo.

-Es que estaba viviendo en un hotel y ellos me ofrecieron venir acá mientras no encuentro otra cosa y acá estoy. -explicó el.

-Te aviso, -dijo ella bajando la voz.- suelen discutir un poco. Sobretodo a las mañanas, mi mamá tiene un mal despertar. -se quejó ella.

-Y todas sus hijas lo heredaron. -añadió Peter.

-Entonces esta casa a las mañanas era un infierno ¿no? -dijo el riendo.

-Un poco. -admitieron padres e hija a coro.

Patricia se despidió de sus papás, su hermana y Eduardo; después de cenar y recoger un poco la mesa. Lali fue a acostar a Alice y Peter se quedó charlando con Eduardo.

-¿Ella es su otra hija? -preguntó agarrando una foto donde estaban las tres hijas de Peter.

-Si, Carolina. Está en Londres. Decidió ir allá para preparar un poco su inglés. Hizo unas pruevas allá y la aceptaron en Oxford, de lo cual aun me sorprendo mucho. -su invitado rió.- No es que sean tontas, porque ninguna de las dos lo es, pero nunca fueron unas minas 10.

-Pero Oxford quiere sobretodo a gente con iniciativa. Y tu hija, al ser una mina que viajó sola a un lugar tan lejos de casa y sin planes de futuro les debió sorprender, por eso la aceptaron. ¿Que está estudiando?

-Medicina.

-Mi hermana está también en Oxford, pero ella está estudiando Criminología.

-Entonces, esto también va en la sangre. Digo, lo de las comisarías, los asesinos, vivir entre muertes...

-Si. -rió Eduardo.

-Tu hermana en Oxford y vos en la comisaría de Dimas... ¿Cuantos años tiene tu hermana?

-Cumplió 20 hace un mes, pero aun está empezando... -explicó el.

-Hablando de Roma... -dijo Peter mirando el celular que sonaba con la fotografia de su hija en la pantallita.- Hola, cielo... ¿como andás?... ¿En serio? ¿Y cuando tienes vacaciones? ¿Tan pronto? ...ah... Entoncés ¿te veremos pronto?... Me alegro. Un besito... Te quiero...

-Bueno, yo me voy a dormir. Que mañana tenemos que trabajar.

-Si, mejor vamos a descansar. Sino mañana el comisario Vázquez, nos mata.

Los dos se fueron a sus cuartos, Peter al suyo; y Eduardo al de invitados, que Ana había preparado mientras su hermana y su cuñado trabajaban.

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