-Te
dije que durmieras. -dijo Lali maquillando a Alejandra acompañada de
Rocío.
-Estaba
nerviosa. -se excusó la novia.
-Pablo
tampoco durmió nada. Estuvo toda la noche dando vueltas en la cama.
-dijo Rocío con eso todas rieron. Entonces Lucía llegó ya vestida,
peinada y maquillada.- ¡Que linda!
-Gracias.
-dijo esta con vergüenza. Le dió un beso a su tía y se colocó
atrás de la novia.- ¿Te puedo peinar? -preguntó mirando su pelo
suelto y revuelto.
-Claro
que me podés peinar. -entre Lucía, Mariana y Rocío maquillaron y
peinaron a Alejandra que estaba muy nerviosa. Cuando ya estaba lista
se fue a poner el vestido al baño del cuarto de Lali. La boda se
realizaría en la casa Espósito, donde todos los del mismo apellido
crecieron y vivieron muchos años, incluyendo a Lucía y a Óscar que
después de la muerte de su madre y ante la depresión de Pato se
mudaron allá por unos años.
Mariana,
Rocío y Lucía esperaban que la novia saliera del baño sentadas en
la cama. La más petiza observaba el que fue su cuarto con
detenimiento. Todo estaba tal cual lo había dejado, con las fotos de
sus amigos, de su familia, sus recuerdos... Pero su mirada se detuvo
en Pablo que entró en el cuarto luchando con la corbata.
-Es
el peor invento de la historia. -se disculpó mientras Rocío lo
ayudaba. Se sentó con las chicas esperando a que su hermana saliera
del baño y cuando salió su boca de abrió observando lo linda que
iba. Todas la felicitaron y ella se abrazó con su hermano.
-Voy
a ver como está Óscar, lo dejé en manos de Peter, Cande y las
nenas. -dijo Lali disculpándose. Se paró y caminó hasta el cuarto
que fue de Patricio. Se paró delante de la puerta y obsevó que
encima del marco de esta todavía estaba el cartelito que indicaba
que era el cuarto del varón de los Espósito. Entró a el y vió a
Patricia intentando ponerle la corbata a Óscar. Se rió y todos la
miraron. -Algo parecido le pasó a Pablo. -se acercó y colocó la
corbata de sus sobrino.
-¿Como
estoy? -preguntó el novio.
-Estás
divino. Aun que no tengas una madrina tan linda como yo... -dijo
Carolina resentida. Su primo se rió y le sacudió los pelos.- ¡No
me despeines! -se quejó ella que rápido se colocó el pelo.
-Nosotras
queríamos darte esto. -dijo Candela pasando su brazo por los hombros
de Lali.- También es de Ana, espera que la llamo. -la flaca salió
corriendo y volvió con Ana y sus dos hijas que ya tenían 28 y 23
años.
-Esto
es de nosotras tres, para que nos recuerdes un poco en tu luna de
miel. -los novios se iban a España para celebrar su boda. Óscar
sonrió y abrió el regalo. Era una enorme foto de toda la familia
completa.
Estaban
María José y Carlos Espósito, ya con sus 47 años. Pato y Ana con
sus 22 y sus hijas mayores en brazos. María con 21 con Óscar de 3
en brazos. Mariana y Candela rebeldes con sus 17 años. Y la vieja
mansión Espósito. El día que se sacó esa fotografía celebraban
los tres añitos de Óscar y decidieron sacarse una foto todos
juntos. Pero ninguno sabía que años después esa familia de 10
personas se quedaría en 6. Los primeros fueron la vieja pareja
Espósito. Dos años después María. Y 10 después Pato.
Óscar
sonrió reteniendo las lágrimas y abrazó a sus tías. Las tres lo
abrazaron y le llenaron de besos. Entonces Lucía entró. Al ver la
escena dijo ¿Ya le dieron el regalo? y todos rieron después.
Pero lo que nadie esperaba es que Lucía le iba a regalar una
fotografía de Pato, María ella y su hermano. Al igual que sus tías.
Óscar guardó las fotografías y expiró.
-Vamos,
que la que tiene que llegar tarde es la novia, no el novio y toda su
familia. -rió Carolina. Entonces todos corrieron al jardín, donde
se celebraría la boda.
Estaba
repleta de personas. Primos, tíos, abuelas, amigos, compañeros de
trabajo, vecinos... Casi 150 personas asistían a la boda. Por lo
cual era casi imposible encontrar a alguien. Pero Carolina tuvo
demasiada suerte, como cuando se estaba escapando de abuelas -de esas
que te tiran de los cachetes y te dan besos hasta cansarse- se
tropezó y casi cae, sino fuera porque un brazo la agarró con
agilidad.
-Perdón,
no te vi... -dijo ella parándose y arreglándose el vestido negro.
Pero se quedó tildada al ver quien era.- ¿Santiago? -preguntó
dudosa.
-Carolina.
-el lo afirmó.- ¿Que hacés acá?
-El
novio es mi primo. ¿Y vos que hacés acá?
-Mis
papás eran muy amigos de los papás de la novia y me obligaron a
venir. Pero me alegro de ello. -dijo con una sonrisa.
Ella
se tuvo que ir sin despedirse cuando su prima, Bea, tiró de ella
hasta el banco que acupaban con Lucía, Soraya y Patricia. Digamos
que las primas y la hermana del novio. Todas las miradas se
dirigieron a la novia del brazo de su hermano acercándose al altar.
Lasonrsa de su cara n poía borrarse por nada del mundo, y la del
novio tampoco.
-Yo
los declaro marido y mujer. -dijo el juez.- Puede besar a la novia.
Los
aplausos se escucharon por lo menos 9 cuadras al rededor de la
ceramonia y los gritos de Patricia y Lucía hacia lo guapo que iba el
novio también.
Las
mesas eran redondas y estaban organizadas por los novios. Lucía y
Pablo fueron los encargados de ir acompañando a cada persona a su
mesa. Contrataron un catering y probaron la comida antes del día y
todo estaba en orden. En una mesa estaban Bea y su novio, Soraya,
Patricia, Carolina, Lucía y su marido. Rieron durante toda la
comida, y después, se pusieron a bailar al ritmo de la música. La
noche llegó y los novios se fueron a cambiar para agrrar un avión
que los llevaría directos a España. Mientras todos esperaron a las
puertas de la casa para lanzar algo de arroz, despedirse de los
novios y como no, aplaudir. Así fue. Los novios salieron y sus
amigos y familia los despidieron.
-Portense
bien. Cuiden de sus papás y mi hermana. Que ya saben como es... -les
dijo Óscar a las hermanas estas sonrieron y lo volvieron a abrazar.
-Tomá
precauciones. -dijo Patricia.
-Cuidala.
-siguió su hermana.
-Sacá
muchas fotos. -Patricia.
-Compranos
algo. -Carolina.
-Mandanos
un mensaje cuando llegues. -Patricia.
-Y
otro cuando vuelvas... -Carolina.
-Tiene
razón Peter. Sois insoportables. -las hermanas abrieron la boca
indignadas, se miraron y lo miraron antes de hundirse los tres en
otro abrazo.
Patricia
sentada en la puerta de su casa, descalza. Mirando la misma nada.
-¿Te
cambiaste? -le preguntó Santiago sentandose a su lado y dándole un
beso en el cachete.
-¿Como?
-Antes
llevabas un vestido negro, ahora es color crema. -dijo obvio
Santiago.
-Ah..
Creo que te estás equivocando. Yo soy Patricia, la hermana melliza
de Carolina. -el rubio enarcó una ceja.
-No
sabía que tenía una hermana. Perdón.
-No
te preocupes, pasa amenudo. -rió Patricia, el también.
-Pues
tengo que felicitar a tus papás, hicieron un trabajo excelente con
las dos. -ella rió del chiste malo de el.- Lo digo en serio, una más
linda que la otra.
Y
así entre las risas de ella y los malos chistes de el pasaron un
rato de la noche. Hasta que necesitaron a Patricia en la cocina. El
se quedó sentado en el mismo lugar y pronto el lugar de Patricia lo
substituyeron.
-¿Conociste
a mi hermana? -preguntó Carolina asustándolo.
-Si,
no sabía que tenías una hermana melliza. -dijo el.
-No
es lo primero que digo cuando conozco a alguien nuevo. -dijo ella. El
con la mirada le preguntó porque.- No nos gusta que nos asocien
porque seamos mellizas. Nunca nos gustó vestir igual, sentarnos una
al lado de la otra en clase... Somo personas diferentes, aun que nos
llevamos muy bien. -explicó ella.
-Ya
se ve. Pero os pareceis más de lo que pensais. -dijo el acercándose
más a ella.
-No
creo, la conozco y me conozco bien. -dijo ella que ya había desviado
la mirada a sus labios. Pero entonces, en toda novela aparecería el
padre castrador. Pero esta vez quien apareció, fue el padrino
castrador.
-¡Carol!
-gritó Nicolás sin ver a su ahijada. Cuando la vió se acercó a
ella y Santiago se separó un poco.- Te llevo buscando media hora,
enana.
-Padri,
no es el momento. -dijo ella entre dientes.
-Da
igual, Carol. Yo ya me iba. Hasta la próxima. -dijo despidiéndose.
Le dió un beso en el cachete y se fue.
-¿Los
interrumpí? -preguntó Nicolás.
-Si.
-ella tan sincera.
-Pará,
pará. No soy tu amigo, soy tu padrino. No me digas la verdad, en
estos casos. -aclaró después. Carolina rió.- Ahora tengo que
decírselo a Peter. -justo el pasaba por delante de ellos.
-¿Que
me tenés que decir? -dijo Peter.
-Tu
hija estaba a punto de chapar con un pibe en la puerta de casa. -dijo
Nicolás muy rápido.
-Vale.
-dijo Peter antes de seguir caminando. Nicolás arrastró a Carolina
detrás de Peter.
-¿No
me vas a preguntar quien era para cortarle las pelotas? -preugntó el
padrino de la niña.
-No.
-¿Pero
que clase de padre sos vos? En las películas los padres siempre
quieren lo mejor para sus hijas. -se quejó Nicolás. Carolina
escondió la risa.
-Y
yo quiero lo mejor para ella. Pero no tengo porque meterme en sus
cosas.
-¿Ves
como no pasa nada? -dijo Carolina.
-Silencio,
que estamos hablando. -dijo Nicolás.- ¿Donde está el Peter
castrador? ¿Donde?
-No
hay Peter castrador. Ya os dije mil veces que no soy celoso. -dijo el
recogiendo un poco una de las mesas utilizadas en la boda.
-¿Que
clase de familia son ustedes, macho? ¿Quien lleva los pantalones
acá? -preguntó Nicolás. Peter se quedó pensativo un rato.
-Lali.
-contestó con seguridad. Carolina rió con su papá.
-Entonces
se lo voy a contar a Lali. -dijo Nicolás. Que se giró hacia la casa
y gritó.- ¡Petiza!
-Yo
no le llamaría... -dijo Peter. Pero no lo dió tiempo a decir nada
más, ya que una pelota de football salió disparada por la ventada y
le acertó de pleno en la cara a Nicolás.
-¡Petiza
las pelotas! -gritó Lali. Ella volvió a cerrar la ventana y Nico
miró a Peter y a Corlina.
-Mejor,
se lo digo otro día ¿no? -dijo Nicolás.
¡Bienvenidos! Espero que les guste tanto como a mi la nueva imagen del blog. :)
Últimamente estoy escribiendo mucho, no solo de #Entre muertes , sino también de mi otra novela #Orange ball . Cuando termine esta, subiré la nueva.
Un beso.
Cris.~

Es genial me encanta! Más!
ResponderEliminarMe gusta mucho tu novela
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