sábado, 12 de enero de 2013

23.Fiesta.




Radio, cama y viernes de noche: aburrimiento máximo. Los auriculares en las orejas, ella en la cama y su mente quiensabedonde. Alguien golpea la puerta y ves a tu hermana entrar.

-Despues de golpear se espera a que conteste. -dice Carolina desde su cama.

-Carol, papá y mamá quieren hablar con nosotras. -dijo desde la puerta.

-¿Que hiciste? -preguntó Carolina.

-No, ¿que hiciste tu?

-Yo nada.

Entre discusiones las dos bajaron al comedor donde sus papás las esperaban.

-¿Que pasa? -preguntó Carolina.

-¿Algo malo? -la siguió Patricia.

-Odio cuando hacen esos juegos. -dijo Peter abrazando a su mujer por la cintura.

-¿Que juegos? -dijeron a la par las mellizas.

Eso! Son insoportables... -dijo entre un suspiro. Lali le golpeó en las costillas y el la dejó hablar.

-Nos tenemos que ir a un operativo. Durante todo el fin de semana, volveremos el domingo. -recordemos, era viernes.

-Nada de alcohol, chicos, música alta o fiesta. Todo eso terminantemente prohibido. Tenemos que coger un avión en dos horas, nos pasan a buscar... -una bocina de un auto sonó.- ahora. -Peter se giró y agarró dos valijas.

-Portense bien. -su madre les dió un beso en la frente a cada una y la pareja salió de la casa. Las hermanas se miraron y sonrieron.

-Alcohol, chicos, música alta y fiesta. -dijeron a la vez. Emocionadas, Patricia corrió hacia la computadora y Carolina hacia su celular. Empezaron a escribir y mandar mensajes. A las dos se acostaron y a las nueve las dos estaban en pie.

Desayunarron, se vistieron, agarraron algo de plata y salieron hacia el centro de Dimas. Los mensajes vía Twitter, Facebook y celular no dejaban de llegar. La gente se prendía a la fiesta. Las dos se compraron un vestido cada una, compraron alcohol, unos cuantos CDs y algunos adornos. Volvieron a su casa y mientras Carolina preparaba algo para comer Patricia decoraba la casa. Cerró el cuarto de sus papás y la biblioteca con llave, pese a que fuera una fiesta había cosas que respetar.

A las ocho de la noche sus amigos más cercanos comenzaron a llegar: Catalina, Yago, Laura, Nicolás, Alan, Paula y Manuel conformaban el círculo de amigos más cercanos. Poco a poco la gente empezó a llegar y la música a sonar. La mesa donde estaba el alcohol estaba siempre bastante concurrida e incluso había cola para ir al baño. Había por lo menos 200 personas en la casa. El jardín también estaba lleno y la música llegaba a cada rincón.

Carolina y Paula estaban riendo en la entrada controlando un poco quien entraba, aun que a la mayoría no conocía. Reían tranquilas hasta que un grupo de pibes las interrumpieron.

-Perdón, ¿sabeis quien organizó esta fiesta? -preguntó un rubio, que parecía ser el "jefe". Al ver lo lindos que eran los pibes Patricia se acercó casi corriendo.

-Yo y mi hermana. -dijo Carolina señalando a su hermana.

-Las tenemos que felicitar. Además de lindas saben armar una buena fiesta. -dijo otro pibe.

-Gracias. -dijeron las dos a coro y sonrientes.

-Después me gustaría invitarlas a un baile. ¿Les parece? -dijo otra vez el rubio. Las dos asintieron y los pibes volvieron a la fiesta las tres amigas se miraron y gritaron un poco histéricas.

-¿Vieron que lindo era el morochito que estaba atrás? -dijo Patricia.

-El más lindo era el que habló dos veces, el rubio. Ese es mío. -avisó Carolina.

-Yo los quiero a todos. -dijo Paula, las hermanas la miraron y las tres rieron bien fuerte antes de entrar otra vez a la fiesta.


-Como debe de estar mi casa... -suspiró Peter en un banquito a la luz de la luna charlando con Nicolás y Agustín.

-¿Por que lo decís? -preguntó Nicolás.

-Por mis hijas. Debe de haber sexo, alcohol y drogas. -dijo seguro Peter.

-La regla número uno de una fiesta: En toda fiesta debe de haber sexo y alcohol. Lo de las drogas podemos omitirlo. -dijo Agustín.

-Además no creo que Carol y Patri sean de ese tipo de minas... -defendió Nicolás. Ese era su deber como padrino de Carolina con Candela. Los padrinos de Patricia eran Óscar y Lucía.

-¿Como no van a ser ese tipo de minas? Son como yo de jóven. Crueles, piratas y lindas. -así se auto-describió Peter.

-Exajerás amigo. Ya verás, vas a volver y va a estar todo en su lugar. -dijo Agustín palmeando la espalda de su amigo.


-Soy la única que todavía no se casó o tuvo hijos. -se quejó Candela. Estaba en la crisis de los treinta y cinco.

-Candela, tranquila. Ya llegará tu momento. -le dijo Lali. Candela, Lali y Rocío estaban en la furgoneta de la comisaría vigilando las cámaras que colocaron previamente.

-Pero, ¿con quien? -se volvió a quejar la flaca.

-Tenés a Agustín loco por vos. ¿Por que no le das una opoortunidad? -preguntó Rocío.

-Porque no le perdoné lo que me hizo en Nueva York. -así de simple para Candela.

-Escuchalo, seguro que no fue como vos pensás. -así de simple para el resto del mundo.

-No me pienso arrastrar por el. ¡Que la reme!

-¿Más? Candela lleva remándola 15 años. -dijo Lali.

-¿Vos te creés que en estos 15 años no se acostó con nadie? -preguntó retoricamente Candela.

-Vos también te acostaste con cientos de hombres en estos 15 años. -le recriminó Rocío.

-Cientos, no. Unos cuantos. -se defendió Candela.

-No te va a esperar toda la vida. Un día va a encontrar alguién que lo quiera y lo trate mejor que vos se va a olvidar de vos. -dijo Lali.

-¿Ustedes creen que debo perdonarle? -volvió a preguntar Candela, tal y como lo llevaba haciendo los últimos 15 años.

-Si. -contestaron ellas, tal y como lo llevaban haciendo los últimos 15 años.


-¿Donde está Carolina? -preguntó Yago, cuando se encontró con Patricia.

-No se, dijo que iba a buscar al chico de... -se calló al darse cuenta que estaba metiendo la pata. Se tapó la boca y vió como su amigo bajaba la mirada.- Perdón, perdón, perdón... -pidió consecutivamente abrazando a su amigo. Y es que este estaba hasta los huesos con Carolina.

-No pasa nada, Patri. Prefiero que me digas la verdad. -dijo con sus sonrisa de lado.

-Perdón, otra vez. -le dió un beso en el cachete y le entregó un vaso.- Tomá un poquito. Pero no te emborraches ¡eh! -amenazó dejándole el vaso e iendose con un grupo de chicos que la llamaban para bailar. Mientras Carolina, sentada en la puerta del jardín.


-Hola. -le sorprendió por detrás el rubio.

-Hola.. -dijo ella sonriente.- Antes no me presenté, soy Carolina, Carol.

-Yo soy Santiago, Santi. -dijo el. Ella le sonrió y se dieron un beso en el cachete.- Felicitaciones otra vez por la fiesta, de verdad que es perfecta.

-Muchas gracias, hicimos lo que pudimos. -dijo sonriente, como siempre.

-Me prometiste un baile. Y son las cuatro, la hora de los lentos. -dijo señalando la casa, donde sonaba un lento precioso. El se paró y le ofreció su mano la cual ella agarró sin duda alguna. Caminaron hasta la casa y el, sin vergüenza, agarró su cintura para bailar. Sonaba Flightless bird, American mouth de Iron and Wine (http://www.youtube.com/watch?v=75r87o9dmVE).

Sentado en el sillón Yago observaba a todas la parejas bailando lentamente y entre ellas a Carolina y Santiago. A Patricia, que estaba sentada a su lado, un pibe le pidió bailar y esta se negó. Otro más se lo pidió y esta vez ella aceptó..

2 comentarios:

  1. sube el proximo por favor!!!!!!!!!!!!!!! subelo ya!!!!!!!!! quiero saber como sigue!!!!!!!!!

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  2. ME EN.CAN.TA!!!!
    " Son como yo de jóven. Crueles, piratas y lindas. -así se auto-describió Peter." ME MATO ESE COMENTARIO

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