domingo, 6 de enero de 2013

22.Sus hijas.




Esa mañana la luz del sol entró por la ventana que estaba encima de su cabeza. Abrió un ojo y vió en el reloj de su mesa de luz que eran las diez y media ya. Decidió estirar sus articulaciones despacio. Miró por la ventana y vió a su padre observando los pocos árboles que tenían en casa y jugando con el perro. Como el calor empezaba a llegar decidió vestir unos shorts y una remera verde. Bajó descalza las escaleras y sentada en la mesada del comedor estaba su hermana.

-Buen día... -dijo ella al verla bajar despacio las escaleras de madera.

-Hola. -le sacudió un poco los pelos rizados cuando pasó por su lado y entró a la cocina para prepararse un café con leche y unos cereales de colores. Agarró su taza preferida, la de Batman, y preparó su desayuno para hacerle compañía a su hermana y el libro de Física.- ¿Estudias a esta hora de un sábado, Patri? -le preguntó.

-Si, tenemos que rendir tres temas el lunes. ¿Cuando vas a estudiar vos? -dijo ella bebiendo un sorbo de su taza de Superman.

-Yo ya tengo preparado Física. Pero me tenés que ayudar con Inglés mañana. -se sentó encima de la mesada.- ¿Mamá ya se fue a la comisaría? -después de 14 años Lali decidió volver a la comisaría, después de mucho insistirle a Peter.

-Si, se fue hace un rato. Papá está afuera.

Las dos permanecieron en silencio mientras desayunaban tranquilas hasta que la puerta sonó. Carolina se paró -con los cereales en mano- y abrió la puerta. Le sorprendió ver a un hombre de aproximadamente 37 años que no había visto en su vida.

-¿Quien es usted? -dijo amable.

-¿Es la casa de Mariana Espósito? -preguntó sin responder a la pregunta de la adolescente. La cual asintió.- ¿Puedo hablar con ella?

-Ella no está, pero está su marido. ¿Le sirve? -dijo amable otra vez. El hombre asintió y Carolina lo dejó pasar hasta la cocina donde Patricia lo saludó sin separar la mirada del libro de Física. Carolina se asomó a la puerta del jardín e intentó visualizar a su papá.- ¡Papá! ¡Un hombre busca a mamá! -gritó fuerte para que su padre caminara tranquilo hasta la cocina.

-Buen día ¿como dormiste? -dijo mientras los dos caminaban hasta la cocina.

-Bien. -dijo ella sonriente. Entonces llegaron a la cocina y Peter achinó los ojos para reconocer a aquella figura.

-¿Facundo? -recordemos: el ex de Lali, el cual desaparecía cada mañana sin dejar ni una notita.- ¿Que hacés acá?

-Tenemos que hablar. -dijo Facundo serio.

-Niñas vallanse. -ordenó Peter. Sus hijas lo miraron sin entender.- Vallan a sus cuartos, o a casa del vecino. Pero dejenme hablar con el. -Carolina elevó sus dos hombros y se paró pero en cambio Patricia lo miró.

-¿No le irás a poner los cuernos a mamá no? -bromeó. Peter rió sarcásticamente y echó a su hija con la mirada. Ella levantó las manos y le gritó a su hermana.- ¡Carol, vamos a casa de Teresa!

Peter rió de la discusión que estaba empezando entre sus hijas y cerró la puerta de la cocina. Invitó a Facundo a sentarse y el se sentó también.

-Decime, ¿que querías? -dijo seriamente.

-Quería saber si ya resolvieron el caso de los papás de Lali. -Peter enarcó una ceja.

-No, no se resolvió. ¿Por que?

-Es que encontré esto el otro día tirado por la calle. Y al ver el apellido Espósito quise traérselo. -dijo sacando del bolsillo del jean lo que parecía una noticia de un periódico antiguo.- Pensé que podría ayudar...

-No creo. Pero lo voy a llevar a la comisaría. De todas formas gracias. -dijo el.

-No sabía que te habías casado con Lali. -dijo Facundo sorprendiéndolo.

-En realidad, no nos casamos. Estamos juntos, pero no casados. -explicó el. Facundo asintió poco convencido.

-Ellas son...

-Sus hijas, y las mías. -dijo rápidamente, interrumpiéndolo.

-Enhoabuena. Son re lindas. ¿Cuantos años tienen?

-Catorce.

-¿Las dos?

-Si, son mellizas.

Un silencio incómodo se produjo hasta que la puerta de la cocina se abrió y las risas de las tres mujeres de la casa inundaron la cocina. Lali cesó rápido su risa al ver a su ex allá.

-¿Facundo? ¿Que hacés acá? -preguntó dejando las bolsas de nylon encima de la mesada. Seguro que de vuelta a casa paro en el super.

-Hola, Lali. -se acercó a darle dos besos.- Yo ya me iba.

Facundo salió de la casa y Lali miró fijamente a Peter buscando una respuesta. Carolina y Patricia anunciaron que se iban a estudiar cada una a su cuarto dejando a sus papás solos.

-¿Que hacía el acá? -preguntó Lali.

-Vino a traer esto. -le enseñó la noticia del periódico que Facundo llevara hasta la casa de los Lanzani-Espósito.

-Bueno.. -la petiza se acercó al tacho de la basura y tiró la noticia allá. Peter se sorprendió tanto que comenzó a seguirla mientras ella ordenaba su enorme cocina con lo que acababa de comprar.

-¿No te interesa?

-No, ya desistí con ese tema. -su pareja le agarró la mano.

-¿Estás bien? -dijo mirándola fijo.

-Si, pero no quiero volver a el caso de mis papás. La última vez que lo hice perdí a mi hermano, no quiero que eso se repita.

-No estés mal, ¿si? -la petiza asintió y el se acercó para besar su boca. Estuvieron así unos minutos hasta que el celular de el sonó. El suspiró, ella lo abrazó por la cintura mientras el atendía el llamado.

Hijo! Hace siglos que no nos llamas. -se quejó su madre desde el otro lado del teléfono.

-Mamá, hablamos hace tres días. -dijo el.

-Cuatro. -corrigió Natalia.- ¿Por que no vienen mañana a comer a casa? -propuso.

-No podemos. Mañana viene la familia de Lali a comer a casa. -dijo el mirando a su esposa. Invitalos moduló ella.- ¿Por que no vienen ustedes también?

-Llevamos el postre. -dijo Natalia, justo antes de cortar el llamado. Peter miró a Lali.

-Traen el postre. -anunció. Lali rió de su suegra y siguió ordenando la cocina.


-Hola, abuelos. -dijo Patricia cuando abrió la puerta de su casa y del otro lado se encontró a la pareja.

-Hola, Patricia. -dijo su abuela dándole un beso en el cachete y entrando al comedor.

-¿Seguro que sos Patri? -dijo confuso Tomás, entonces Carolina llegó a junto de ellos.

-Yo soy Carol, abu. -dijo ella.

-Claro, era broma. -dijo riendo. Sus nietas le dieron un beso cada una y lo acompañaron al comedor.- ¡Lucía! Cuanto tiempo. -dijo el viejo, que le encantaba estar con Lucía, igual que ella con el. La pasaban bien juntos.

-Hola, abuelito. -dijo Lucía parándose a darle dos besos. A su lado estaba su futuro marido, Daniel, y de su otro lado Óscar y Alejandra.

-¿Como están? -preguntó en general. Y recibió un bieeen conjunto. Entonces Lali salió de la cocina y rió.- Mi nuera. -la petiza dejó el pollo en la mesa y abrazó al viejito. A ella la siguieron Pablo y Rocío.

La comida sucedió entre chistes malos, risas y charlas. La mesa estaba repleta, eran muchos ese día. Los papás de Peter; Óscar, Lucía y sus respectivas parejas; Rocio, Pablo y la hija que habían adoptado con 3 años hace 11 años, África; las mellizas y sus papás. Trece personas comiendo juntos sin celebrar nada. Pero pronto tendrían el que celebrar.

-Nos casamos. -baldazo de agua fría por parte de Óscar. La cara blanca de Pablo, la risa de Rochi, la sonrisa de Lali y Lucía y los abrazos siguieron a la noticia.

-¿Pero cuando? -preguntó Patri.

-¿Quien va a ser la madrina? -preguntó su hermana.

-¿Y el padrino? -Patricia.

-¿El lugar de la boda? -Carolina.

-¿La comida? -Patricia.

-¿La música? -Carolina.

-¿De blanco? -Patricia.

-¿Las damas de honor? -Carolina.

Eh! Dejen en paz al pobre pibe... -Peter, y final del interrogatorio.

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