-Chicos,
reunión en el despacho de Vázquez. Ya. -dijo Luna, ayudante de
Agustín y Rocío, asonmándose por la puerta de la sala de
reuniones. Rocío, Lali y Nicolás charlaban allá.
Caminaron
por los pasillos de la comisaría y llegaron a la puerta del jefe.
Golpearon ésta dos veces y entraron. Allá ya se encontraba toda su
patrulla, Pablo, Peter, Candela, Agus y Victorio. Ellos entraron y
saludaron.
-Hola..
-le dijo suave Lali a Peter. El, con una sonrisa le contestó.
-Buen
día.
Los
siete se sentaron enfrente al jefe y lo miraron con atención.
-Tengo
una recompensa a ustedes ocho. -dijo Nicolás. Los nombrados se
miraron entre ellos.
-¿Por
que? -preguntó Victorio.
-Por
resolver el caso de los campos de fresas. -así habían llamado el
caso de una adolescente muerta a cuasa de drogas, en el que al final
una de sus amigas fue la que la mató. Gracias a resolver este caso
la comisaría recibió un reconocimiento.- Con mis superiores,
estuvimos pensando que no pueden quedarse sin nada después de lo que
hicieron.
-No
fue nada... -dijo Nicolás, los demás rieron ante su descaro.
-Aun
así. Queríamos dales esto. -les dió un sobre a cada uno.- Les voy
a pedir que se vallan a sus casas y lo abran allá. Por favor. Mañana
nos dan la respuesta. -con una sonrisa Nicolás Vázquez los
despidió. Recogieron sus cosas y juntos volvieron a sus casas. Cada
uno se adentró en su propia casa quedando para cenar en Entre
muertes todos juntos. En casa de Rochi, Peter y Nicolás.
-¿Que
será, chicos? -dijo intrigada Rocío cuando los tres se sentaron en
el sillón.
-¿Ya
se puede abrir? -preguntó Nico, mirando a sus amigos.
-Si,
¿no? -Peter miró el sobre y decidió ser el quien tomase la
inciativa.- ¿A la de tres? -preguntó, pero ya era demasiado tarde.
Nicolás ya lo estaba abriendo. Los dos lo miraron con atención.
Éste se tapó la boca con la mano y salió corriendo. Cuando Peter
giró la cara Rocío ya tenía su sobre abierto. Ella pegó un
pequeño gritito y se fue feliz. Peter se encogió de hombros y por
fin, abrió su carta. Sonrió, pero aun no se creía que fuera real.
El timbre sonó reiteradas veces y el se paró lentamente a abrir la
puerta. Allá, Lali, sonreía de oreja a oreja. Se colgó de su
cuello y el cerró la puerta con el pie.
-Navidad
en Nueva York, mi sueño. -dijo Lali en su oído. Se separó un poco
y lo miró.- Además, con vos... Perfecto.
-Perfecto.
-repitió Peter con una sonrisa. Después la besó.
Nicolás
llegó corriendo a la puerta del bar, donde Euge estaba sentada en el
escalón de la entrada con un café en una de sus manos y un cigarro
en la otra. Casi escupe el café cuando vió llegar corriendo a Nico.
-¿Que
pasó? -preguntó riendo Euge. Dejó el café en el piso y se paró.
-Me
voy todas las Navidades a Nueva York. -dijo con una sonrisa que
ocupaba toda la cara.
-Jodeme...
-dijo Eugenia. Pero no obtuvo más respuesta que un abrazo de Nico.
-¡Pabloooo!
Abrime. -exijió Rocío al otro lado de la puerta. Entonces, su novio
le abrió la puerta con lágrimas en los ojos.- ¿Que pasó, mi amor?
-dijo ya preocupada la rubia. El la dejó pasar y se sentaron en el
sillón de la casa de Pablo.
-Nicolás
Vázquez me dió un pasaje para mi y otro para Alex. -su novia rió y
el la miró.- ¿Por qué te reís?
-Porque
sos un sensiblón. -le dijo antes de darle un beso en la mejilla.
Nico
dejó a Eugenia en suelo y le sonrió otra vez. Entonces, Agustín y
Victorio llegaron dando saltos de alegría.
-¡Nos
vamos! -gritó Agustín cuando llegó a donde los rubios.Victorio
abrazó a Eugenia efusivo. Y agustin saltaba con Nicolás. Entonces
Candela llegó y se abrazó a Eugenia y Victorio.
-Paren,
¿se van todos? -preguntó Eugenia. Ellos asintieron.- ¿Quien va a
salir de fiesta conmigo en fin de año? ¡Chicoooos! -se quejó al
rubia. Nico, Agus, Vico y Cande la abrazaron.
-Che,
¿eue pasa acá? Muchos abrazos para la bólida esta. -dijo Gastón
saliendo del bar y señalando a Eugenia.
-Vamos
a pasar las Navidades en Nueva York. -dijo Nico. Gastón los felicitó
y los abrazó.
-No,
mamá.... -Peter intentaba explicarle lo sucedido a su madre vía
telefónica, mientras Lali hacia lo mismo con su hermana mayor.
-No,
no estoy el día de Año Nuevo. -le dijo Lali al teléfono.- Ya se
que no puedo cenar con ustedes.
-Si,
si... La semana que viene partimos. -Peter revoleó los ojos
escuchando las quejas de Natalia.- El lunes ceno con ustedes.
¿Quieres que invite a Lali? -dijo acercándose a la petiza que ya
había cortado el llamado con su hermana y la rodeó con un brazo.-
Dale, mañana te llamo.
Se
volvieron a mirar y esta vez fue ella quien se acercó para besarle.
Lo agarró del cuello de la camisa y lo atrajo más hacia el,
mientras el pasaba sus manos por su espalda. Caminaron hacia la cama
y volvieron a enredarse entre las sábanas.
8 días
después...
-Che,
¿en Nueva York es verano o invierno? -preguntó Agustín.
-Invierno.
Además hace mucho frío. Puede que nieve y todo. -le advirtió
Victorio.
-Y
las New Yorkinas están buenas ¿no? -dijo ya dejando un poco de lado
la valija.
-No
lo se, Agustín. Es la primera vez que voy. -dijo Victorio
concentrado en buscar la ropa que le abrigase del frío.
-¿Es
tu primera vez boludo? -dijo entre risas Agustín. Victorio también
rió y se volvió a concentrar en la valija.
-Sos
estúpido de verdad.. -dijo riendo Victorio. Entonces su amigo pasó
su mano en su hombro y lo miró serio.
-Vico,
te tengo que hacer una pregunta. -Victorio atendió la tontería que
estaba a punto de decir Agus.- ¿Vos sos homosexual?
-¿Vos
sos tonto? -le dijo de la misma manera Vico.
-De
verdad, lo más parecido a una mina que trajiste a casa fue Gastón.
-Victorio rió de nuevo.
-No,
pero yo para encamarme con una mujer voy a su casa, boludo. Así no
saben donde vivo. -Vico se paró y caminó hasta la cocina mientras
Agus pensaba en lo que su amigo había dicho.
-Es
buena esa, negro. -dijo acompañándolo en el sandwich que se estaba
haciendo.
-No
entiendo porque tengo que manejar yo. -se quejaba Lali.
-Callate
y mirá al frente. -le ordenó Pato. Mientras, Óscar y Candela
cantaban una canción que pasaban por la radio en los asientos
traseros.
-No
me presiones. -dijo Lali golpeando levemente el volante.
-Ahí
tenés un stop, Mariana. -dijo Pato. Lali lo miró fulminante.- Mirá
al frente.
Lali
enojada aparcó el auto en una vereda de la carretera y bajó del.
Fue hasta la puerta del copiloto y la abrió. Desde dentro Pato la
miró estupefacto mientras Óscar y Candela reían.
-Manejás
vos. -ordenó Lali. Pato salió del auto y se subio al asiento del
piloto. El fue quien los llevó a casa finalmente.
-Lali...
¿Me perdonás? -pidió Pato cuando llegaron a casa.
-Claro,
pero como me vuelvas a gritar mientras manejo te mato. ¿Está claro?
-su hermano mayor la abrazó y le besó la cabezas. Cande, Óscar,
Lali y Pato entraron en la antigua casa donde los Espósito crecieron
juntos. Ana, que ahora vivía allá con su familia, les abrió la
puerta. Los tres hermanos y su prima, Candela, se sentaron en la
mesada del comedor a charlar mientras las pequeñas arrastraron a su
primo a jugar a su cuarto.
-Navidad
en Nueva York. Que suerte tienen. -dijo Ana. Las dos premiadas
rieron.- En serio, nieve, frío, invierno...
-Tienen
mucha suerte, de verdad. -dijo ahora Pato.
-Si,
nos venimos a despedir. Después vamos a Entre muertes a
despedirnos de Euge y Gas. Más tarde vamos a hacer las valijas y nos
vamos a dormir. Mañana salimos a las diez de la mañana, a las ocho
tenemos que estar en el aeropuerto. -explicó Cande hablando rápido,
sus primos se rieron de ella.
-Tienen
que hacer muchas cosas... ¿Por que no vuelven y se preparan? -dijo
Ana.
-¿Nos
estás echando? -rió Lali.
-Si
se quieren quedar, sus cuartos aun están... -dijo Ana.
-Nos
vamos. -la interrumpió Cande.
-Que
la pasen bien. -la siguió Lali, rápidamente.
-Las
llevo. Óscar nos vamos. -dijo Pato igual que las pequeñas.
En
el bar...
-Bueno,
no quiero llorar hoy... -empezó a hablar Euge.- Pero que sepan que
los voy a echar de menos. Y que... -actuó un poco, fingiendo que se
quebraba. Sus amigos rieron y Gastón la rodeó con un brazo sobre
sus hombros.
-Nosotros
les queremos regalar algo para que se acuerden de nosotros. -dijo
Gastón.
-¡Paren!
-gritó Rochi.- Dejenme adivinar. Una torta. -los dos rubios
negaron.- una foto -volvieron a negar.- Me rindo... -sus amigos
rieron.
-Son
unas tazas del bar, para que cada vez que hagan café las hagan en
estas tazas y se acuerden de nosotros. -explicó Euge. Mientras
Gastón sacaba una caja de la cocina del bar.
-Muchas
gracias. Saben que este viaje no serán lo mismo sin ustedes... -dijo
Peter antes de abrazarse todos juntos.

Me encanta más!!!
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