-¿Me
querés explicar como pasó? -le preguntó su prima mientras corrían
en compañía de Lolo.
-Pasó
y punto, Huesos. -dijo Lali, con esa famosa sonrisa de enamorada en
la cara.
-Cambiá
esa cara de estúpida por favor. -pidió Candela, dejando a Lolo en
la entrada de Entre muertes y entrando con su prima.
-¡Buen
día madrugadores! -saludó Lali a Pablo, Alex y Peter.
-Buen
día. -dijeron los tres a coro.
-¿Como
anda Gastón trabajando solo? -preguntó Lali. Recordemos que Euge no
podría ni levantarse por su dolor de cabeza.
-No
está trabajando solo... -dijo riendo entre dientes Alex. Las dos
mujeres se giraron para ver a Nicolás cargando con una bandeja
repleta de cafés. Las dos primas rieron y Nicolás les regalo un
fuck you.
-Yo
me voy a duchar a casa. -dijo Lali.- ¿Comemos acá? -todos
asintieron y ella se fue por la puerta de Entre muertes.
Entró
a su casa y prendió la radio. Buscó algo de ropa de la que Candela
le prestara y se metió al baño. Se duchó tranquilamente y en ropa
interior con el pelo todavía mojado se dispuso a bailar y a cantar
por toda la casa. Pero el timbre la sorprendió. Agarró la toalla
para taparse un poco y abrió la puerta. Allá estaba Peter que sin
más se abalanzó sobre ella y la empezó a besar. Lali con la pierna
cerró la puerta y dejó caer la toalla quedando de nuevo en ropa
interior. Caminaron hacia la cama y cayeron en ella. Pero el celular
de ella les interrumpieron.
-Esperá,
Peter... -dijo Lali separándose un poco de el y alargando el brazo
hasta la mesa de noche para agarrar el llamado mientras el le daba
besos en la cara y cuello.- ¿Hola?
-Lalu,
soy Anu. -su hermana y la forma de terminar todos los nombres.-
¿Vos y Cande se pueden quedar hoy con Soraya y Bea?
-¿Hoy?
-preguntó desilusionada.- ¿A que hora las traés?
-En
una hora estoy en Entre muertes con ellas. -eso fue lo último
que dijo su hermana mayor. Ella miró el celular y suspiró.
-¿Pasó
algo? -dijo todavía entretenido en los besos.
-Tengo
que cuidar de mis sobrinas. Son unos demonios... -dijo Lali.
-Decile
a Ana que se los deje a Pato. -propuso Peter. Le gustaría estar todo
el día así.
-Pato
trabaja. Además se lo debo. -Peter la miró.- Ellos fueron los que
se encargaron de mi cuando mis papás murieron. Pero cambiemos de
tema. -lo empujó levemente y se paró.
-La...
-suplicó Peter. Lali sonrió y le dió un pico.
-Mi
hermana viene en una hora. Andá a esperarme al bar, porfa... -el
revoleó los ojos y se paró. Ella y sus besos lo acompañaron hasta
la puerta. El salió, ella la cerró y se apoyó en ella.
En
el bar, Pablo, Alex, Nico y Gas hablaban tranquilamente cuando entró
Peter.
-¿Chicos,
unas cartas? -propuso Peter. Los hermanos Martínez asintieron y
Gastón les trajeron el juego. Jugaban entre risas hasta que atrás
de ellos apareció Lucía con Óscar.
-Que
me quiero quedar con Lali, Lu. -dijo Óscar.- No te quiero acompañar
con tus amigas de shopping.
-Pero,
¿mirá si ella tiene que trabajar? Acá no está. -dijo señalando
el lugar.
-¿Quienes
son? -le preguntó Pablo a Peter.
-Los
sobrinos de Lali.
-Es
domingo, solo papá trabaja los domingos. -se quejó Óscar. Entonces
Lali apareció atrás de ellos.- ¡Lali!
-Hola,
chicos. -dejó que besaran sus mejillas.- ¿Pasó algo?
-No,
solo que papá está trabajando y Óscar se quiere quedar con vos. Yo
me voy de shopping con Vilu. -explicó Lucía.
-Vale,
no te preocupes. Yo me encargo de Óscar. -Lucía abrazó a su tía y
se fue. Óscar miró a Lali y se rió.
-Está
demasiado loca. -dijo el. Ella lo acompañó riendo y se sentaron en
la mesa con los demás. Poco después apareció Ana con sus dos
hijas, una a cada lado.
4 horas
más tarde...
-¡Llegué!
-anunció Ana entrando en la casa de Lali.- ¿Donde están mis hijas?
-No
se, buscalas.... -dijo Óscar que veía la TV con su tía.
-Lali,
¿donde están Bea y Soraya? -preguntó nerviosa Ana.
-¡Mamá!
-gritaron las dos niñas corriendo por el pasillo y vestidas con la
ropa de Lali. Soraya tenía los labios pintados de rojo, y Bea tan
solo tenía el labio inferior y mal pintado.
-¡Que
lindas están mis nenas! -dijo abrazándolas.
-Lali
nos dejó disfrazarnos y ponernos lindas. -dijo Soraya.
-A
Óscar le gusta Alejandra.
-Que
es la hermana del amigo de Lali.
-Que
es el novio de Rocío.
-Que
vive con Peter.
-Que
es novio de Lali. -así le relataron a su madre todo lo que habían
averiguado en la tarde. Lali y Óscar las miraron con cara de pocos
amigos.
-La
única verdad que dijeron es que Lali las dejó disfrazarse. -dijo
Óscar.
-¿Lali
tenés novio? ¿Y a vos te gusta alguién? -dijo Ana. Su hermana y su
sobrino revolearon los ojos.
-¿Vos
sos o te hacés? -se quejó Lali. Su sobrino se rió.
-Vallan
a despedirse de Lali y de Óscar que vamos a cenar. -dijo Ana.
-Ui,
que ya es la hora de cenar. -dijo Óscar.- Con tanto monstrúo ya me
había olvidado.
-¿Quieren
cenar en Entre muertes? -propuso Lali. En diez minutos los
cinco estaban ya en el bar.
-¿Vos
prácticamente vivís acá? -preguntó Óscar mientras masticaba.
-Primero
come, después habla. -lo retó Ana.
-Si,
como acá trabajan nuestros amigos, conocemos a la dueña y es muy
barato, venimos mucho. -dijo Lali acabando de comer.- ¿Un café?
-esto se lo preguntó a su hermana.
-Si.
-dijo ella sonriente.
-Yo
también quiero. -se quejó Bea.
-Y
yo...
-Ya
por pedir, yo también. -dijo Óscar.
-Pero
ustedes chocolatada eh. -amenazó Ana. Lali se paró a pedir lo
último de la cena y Peter la recibió. El decidió ayudar a Gastón
por la tarde.
-Dos
cafés y tres chocolatadas. -pidió mirando al morocho.
-¿Las
chocolatadas son para las nenas? -preguntó el.
-Si,
¿por?
-Por
nada, les voy a dar una sorpresa. -dijo ya entrando en la cocina.
Lali se volvió a sentar a hablar con su hermana. Poco después
apareció Peter con lo pedido. Pero las chocolatadas de las niñas
estaban en unas tazas con un dibujo de una jirafa.
-¡Que
lindas tazas! -dijo Beatriz.
-A
mi también me gustan mucho. Gracias. -le dijo Soraya a Peter.
-De
nada. ¿Hacemos un trato? -dijo el agachándose hasta quedar a la
altura de las niñas. Éstas asintieron.- Cada vez que vengan acá le
pido a Gastón y a Euge que les pongan estas tazas ¿si? -las dos
pequeñas se emocionaron y le dieron un beso en la mejilla a Peter.
Cuando éste se iba a ir Óscar lo detuvo.
-¿Yo
no tengo taza especial? -se quejó el único varón de la mesa.
-¿No
estás mayorcito para eso ya? -bromeó Peter.
-No,
yo también quiero una taza especial.
-La
próxima vez, les digo que te busquen una taza bien original. -dijo
Peter, le guiñó un ojo a Óscar y se fue.

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