sábado, 1 de diciembre de 2012

10.Jirafas.



-¿Me querés explicar como pasó? -le preguntó su prima mientras corrían en compañía de Lolo.

-Pasó y punto, Huesos. -dijo Lali, con esa famosa sonrisa de enamorada en la cara.

-Cambiá esa cara de estúpida por favor. -pidió Candela, dejando a Lolo en la entrada de Entre muertes y entrando con su prima.

Buen día madrugadores! -saludó Lali a Pablo, Alex y Peter.

-Buen día. -dijeron los tres a coro.

-¿Como anda Gastón trabajando solo? -preguntó Lali. Recordemos que Euge no podría ni levantarse por su dolor de cabeza.

-No está trabajando solo... -dijo riendo entre dientes Alex. Las dos mujeres se giraron para ver a Nicolás cargando con una bandeja repleta de cafés. Las dos primas rieron y Nicolás les regalo un fuck you.

-Yo me voy a duchar a casa. -dijo Lali.- ¿Comemos acá? -todos asintieron y ella se fue por la puerta de Entre muertes.

Entró a su casa y prendió la radio. Buscó algo de ropa de la que Candela le prestara y se metió al baño. Se duchó tranquilamente y en ropa interior con el pelo todavía mojado se dispuso a bailar y a cantar por toda la casa. Pero el timbre la sorprendió. Agarró la toalla para taparse un poco y abrió la puerta. Allá estaba Peter que sin más se abalanzó sobre ella y la empezó a besar. Lali con la pierna cerró la puerta y dejó caer la toalla quedando de nuevo en ropa interior. Caminaron hacia la cama y cayeron en ella. Pero el celular de ella les interrumpieron.

-Esperá, Peter... -dijo Lali separándose un poco de el y alargando el brazo hasta la mesa de noche para agarrar el llamado mientras el le daba besos en la cara y cuello.- ¿Hola?

-Lalu, soy Anu. -su hermana y la forma de terminar todos los nombres.- ¿Vos y Cande se pueden quedar hoy con Soraya y Bea?

-¿Hoy? -preguntó desilusionada.- ¿A que hora las traés?

-En una hora estoy en Entre muertes con ellas. -eso fue lo último que dijo su hermana mayor. Ella miró el celular y suspiró.

-¿Pasó algo? -dijo todavía entretenido en los besos.

-Tengo que cuidar de mis sobrinas. Son unos demonios... -dijo Lali.

-Decile a Ana que se los deje a Pato. -propuso Peter. Le gustaría estar todo el día así.

-Pato trabaja. Además se lo debo. -Peter la miró.- Ellos fueron los que se encargaron de mi cuando mis papás murieron. Pero cambiemos de tema. -lo empujó levemente y se paró.

-La... -suplicó Peter. Lali sonrió y le dió un pico.

-Mi hermana viene en una hora. Andá a esperarme al bar, porfa... -el revoleó los ojos y se paró. Ella y sus besos lo acompañaron hasta la puerta. El salió, ella la cerró y se apoyó en ella.

En el bar, Pablo, Alex, Nico y Gas hablaban tranquilamente cuando entró Peter.

-¿Chicos, unas cartas? -propuso Peter. Los hermanos Martínez asintieron y Gastón les trajeron el juego. Jugaban entre risas hasta que atrás de ellos apareció Lucía con Óscar.

-Que me quiero quedar con Lali, Lu. -dijo Óscar.- No te quiero acompañar con tus amigas de shopping.

-Pero, ¿mirá si ella tiene que trabajar? Acá no está. -dijo señalando el lugar.

-¿Quienes son? -le preguntó Pablo a Peter.

-Los sobrinos de Lali.

-Es domingo, solo papá trabaja los domingos. -se quejó Óscar. Entonces Lali apareció atrás de ellos.- ¡Lali!

-Hola, chicos. -dejó que besaran sus mejillas.- ¿Pasó algo?

-No, solo que papá está trabajando y Óscar se quiere quedar con vos. Yo me voy de shopping con Vilu. -explicó Lucía.

-Vale, no te preocupes. Yo me encargo de Óscar. -Lucía abrazó a su tía y se fue. Óscar miró a Lali y se rió.

-Está demasiado loca. -dijo el. Ella lo acompañó riendo y se sentaron en la mesa con los demás. Poco después apareció Ana con sus dos hijas, una a cada lado.

4 horas más tarde...

Llegué! -anunció Ana entrando en la casa de Lali.- ¿Donde están mis hijas?

-No se, buscalas.... -dijo Óscar que veía la TV con su tía.

-Lali, ¿donde están Bea y Soraya? -preguntó nerviosa Ana.

Mamá! -gritaron las dos niñas corriendo por el pasillo y vestidas con la ropa de Lali. Soraya tenía los labios pintados de rojo, y Bea tan solo tenía el labio inferior y mal pintado.

Que lindas están mis nenas! -dijo abrazándolas.

-Lali nos dejó disfrazarnos y ponernos lindas. -dijo Soraya.

-A Óscar le gusta Alejandra.

-Que es la hermana del amigo de Lali.

-Que es el novio de Rocío.

-Que vive con Peter.

-Que es novio de Lali. -así le relataron a su madre todo lo que habían averiguado en la tarde. Lali y Óscar las miraron con cara de pocos amigos.

-La única verdad que dijeron es que Lali las dejó disfrazarse. -dijo Óscar.

-¿Lali tenés novio? ¿Y a vos te gusta alguién? -dijo Ana. Su hermana y su sobrino revolearon los ojos.

-¿Vos sos o te hacés? -se quejó Lali. Su sobrino se rió.

-Vallan a despedirse de Lali y de Óscar que vamos a cenar. -dijo Ana.

-Ui, que ya es la hora de cenar. -dijo Óscar.- Con tanto monstrúo ya me había olvidado.

-¿Quieren cenar en Entre muertes? -propuso Lali. En diez minutos los cinco estaban ya en el bar.


-¿Vos prácticamente vivís acá? -preguntó Óscar mientras masticaba.

-Primero come, después habla. -lo retó Ana.

-Si, como acá trabajan nuestros amigos, conocemos a la dueña y es muy barato, venimos mucho. -dijo Lali acabando de comer.- ¿Un café? -esto se lo preguntó a su hermana.

-Si. -dijo ella sonriente.

-Yo también quiero. -se quejó Bea.

-Y yo...

-Ya por pedir, yo también. -dijo Óscar.

-Pero ustedes chocolatada eh. -amenazó Ana. Lali se paró a pedir lo último de la cena y Peter la recibió. El decidió ayudar a Gastón por la tarde.

-Dos cafés y tres chocolatadas. -pidió mirando al morocho.

-¿Las chocolatadas son para las nenas? -preguntó el.

-Si, ¿por?

-Por nada, les voy a dar una sorpresa. -dijo ya entrando en la cocina. Lali se volvió a sentar a hablar con su hermana. Poco después apareció Peter con lo pedido. Pero las chocolatadas de las niñas estaban en unas tazas con un dibujo de una jirafa.

Que lindas tazas! -dijo Beatriz.

-A mi también me gustan mucho. Gracias. -le dijo Soraya a Peter.

-De nada. ¿Hacemos un trato? -dijo el agachándose hasta quedar a la altura de las niñas. Éstas asintieron.- Cada vez que vengan acá le pido a Gastón y a Euge que les pongan estas tazas ¿si? -las dos pequeñas se emocionaron y le dieron un beso en la mejilla a Peter. Cuando éste se iba a ir Óscar lo detuvo.

-¿Yo no tengo taza especial? -se quejó el único varón de la mesa.

-¿No estás mayorcito para eso ya? -bromeó Peter.

-No, yo también quiero una taza especial.

-La próxima vez, les digo que te busquen una taza bien original. -dijo Peter, le guiñó un ojo a Óscar y se fue.

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