8.Novia de mentira.

Peter, Nico y Rochi estaban sentados en el living de su casa viendo el segundo partido del día. Rocío lo disfrutaba con sus piernas en el respaldo del sillón y su cabeza colgando. Peter estaba sentado a su lado. Y Nico lo veía sentado en el suelo. Tres cervezas vacías ya estaban sobre la mesa ratona.

-¡Pero cobra lo que quiere! -gritó Nicolás. Sus amigos se reían. La puerta se abrió y detrás de ella apareció Eugenia.

-Chicos, ¿que hacen? -preguntó la rubia recién llegada.

-Estamos viendo un marathon de football. -explicó Rocío.

-Pero, a la noche salís con nosotras de fiesta ¿no? -preguntó Eugenia.

-¡Claro! -las dos rubias rieron.

-Che, Euge. ¿Te querés quedar? -le ofreció Nicolás.

-No, gracias. Lo mío no es el football, ni el deporte. Ya saben que yo tocaba el piano y no hacía ningún deporte. -y esque Euge era una maga con las teclas blancas y negras.

-Vos te lo perdés, esto es realmente arte. -dijo Peter embobado por el televisor. Pero su celular sonó dentro su cuarto.- Euge, linda, lindísima. ¿Andás a mi cuarto y agarrás mi celular? -la rubia revoleó los ojos y le hizo el favor a Peter.

-Toma, chamuyero. -Peter recibió su teléfono y besó la mejilla de Eugenia.

-¿Hola? -el solo miraba el televisor y atendía al football.

-Hijo, soy mamá.

-¿Que mamá? -y es que se había atragantado con un trago de cerveza.

-¿Cuantas mamás tienes, Peter?

-Ah... -miró de reojo a sus amigos.- Hola, mami. -Rocío y Nicolás rieron entre dientes.

-Es que tu papá y yo pensamos en ir a comer con vos y tu novia. -y es que Peter se inventó a una novia la cual, claramente todavía no existe.

-Mamá, espera que no te escucho... -dijo Peter gritando un poco más. Hizo algunos ruidos con la boca y cortó el llamado.- Necesito ayuda. -miró a sus amigos.

-¿Que te pasa? -preguntó Nico subiendo el volumen del televisor.

-¿La historia larga o la corta?

-La corta que va a lanzar un penalti. -dijo Rocío.

-Mis papás me presionaban para que consiguiera una novia y me organizaban citas a ciegas con hijas de sus amigos. Entonces un día me inventé que tenía una novia y ahora quieren conocerla. Pero esa novia no existe. ¿Entienden?

Rocío y Nicolás rompieron en risas. Peter les golpeó con un almohadón y exijió una respuesta.

-Buscá a una de las chicas y pedile que sea tu novia de ficción. -dijo Nicolás. Peter miró a Rocío.

-No, por dos motivos. Uno, te recuerdo que estoy con Pablo. Y dos, porque tu mamá me conoce. Así que no. -dijo la rubia.

-Avisá a Lali, boludo. -dijo Nicolás.

Peter se paró y corrió cinco pisos abajo y timbró en la casa de Lali. Timbró reiteradas veces hasta que Lali le abrió.

-¿Que pasó? -preguntó Lali cuando le abrió la puerta.

-Necesito que seas mi novia, aunque sea de mentira.

-Peter...

-No, esperá. Te necesito, necesito tu ayuda de verdad.

-Peter...

-De verdad, es importante para mi. Se que lo de esta manaña no fue lo mejor pero...

-¡Peter! -dijo Lali una vez más. Abrió en su totalidad su puerta y Peter pudo ver a Pato, Ana, Óscar y Lucía sentados en la mesa del comedor con un plato de ravioles delante de ellos. Los cuatro Espósito saludaron con la mano.

-Pasá, pasá, Peter. -dijo Pato. Lali se pasó una mano por su cara y su hermana ya estaba sirviendo otro plato de ravioles.

-Tomá, sentate acá. -dijo Ana dejando el nuevo plato en el sitio que sobraba de la mesa. Lali regresó a su sitio y se sentó a su lado.

-Contanos, Peter. ¿Quien sos? -dijo Lucía. Lali solo miraba su plato de ravioles.

-Eh... Yo vivo arriba, en el octavo y trabajo con Lali. -explicó Peter.

-Así que sos policía ¿no? -preguntó Óscar.

-En realidad, psicólogo criminal. -dijo Peter.

-Los Espósito solemos querer trabajar en una comisaría. -dijo Pato. Sus papás, Lali, el y próximamente Lucía se dedicaban a ello.

-Y no se le da mal. -dijo Peter. Todos rieron.

-¡Uh! Miren la hora que es. -dijo Óscar mirando su reloj de pulsera.- Creo que es mejor que volvamos a casa ya. ¿No creen?

Toda la familia Espósito recogió sus cosas y se despidieron de Lali y de Peter, el cual todavía comía los ravioles. Lali los acompañó hasta la puerta y Peter seguía sentado en la mesa del comedor.

-¿Sos estúpido? -dijo Lali, justo después de cerrar la puerta.

-Perdoname, La. Pero necesito que me ayudes. -pidió Peter.- Mis papás vienen a cenar esta noche y les dije que tenía una novia.

-¿Querés que me haga pasar por tu novia? -dijo Lali notoriamente enojada.

-Por favor...

-Ni hablar. -Peter le hizo puchero.- No, no, y no. Peter, si esto lo estás haciendo por lo de esta mañana, yo...

-Lali, que me ayudes esta vez no quiere decir nada. Pero por ahora necesito que seas mi novia de ficción.

-No.

-Es la primera vez que te pido algo, Lali. Y yo estuve ahí siempre que necesitaste a alguien y solo te pido que digas que soy tu novio y que cenes con mis papás.

-Es una estupidez, Peter... -no pudo seguir porque el le interrumpió una vez más.

-Lali, para mi es importante.

-¡Peter, es la misma estupidez que lo de que estemos juntos de verdad! -esto ya lo gritó.

-¿De verdad te parece una estupidez? -el estaba dolido por lo que ella acababa de decir.

-Peter, sabés que..

-No, ya está. No quiero escuchar más si te parece una estupidez. -agarró su campera y se acercó a la puerta.

-Peter, no seas caprichoso. -dijo Lali agarrandole del brazo, antes de que saliera.

-¿Sabés que, Mariana? -esto lo dijo muy cerca de su boca.- A veces hay que ser más caprichoso para conseguir lo que quieres. Porque así es como vos vas a perder todo. Sin luchar por lo que quieres jamás vas a ganar.

Salió del dpto. Y cerró la puerta con fuerza. Lali se sentó en el sillón y solo una frase le daba vueltas en la cabeza: "Sin luchar por lo que quieres jamás vas a ganar" ¿Peter tenía razón? ¿Debía luchar por descubrir la muerte de sus papás aun que eso signifique arriesgar la vida de sus hermanos o sobrinos?

Las diez de la noche y Euge salía de la casa de Peter después de preparar la cena para la familia Lanzani. Rocío dormiría en casa de Pablo y Nico con Euge y Gastón en su dpto. Los papás de Peter, Tomás y Natalia, llegaron a la casa de su único hijo. Preguntaron por la pareja de este y el les dijo que no podía ir por motivos personales.