-¿Estás seguro de que lo llevas todo? -le preguntó Lucy a
Sebastian.
-Sí, mamá. Os llamaré cuando llegue. -dijo Sebastian, dándole un
beso a su madre. Después abrazó a su padre y a su hermana.
-Pórtate bien. -bromeó Cara.
-¿Llevas preservativos? -preguntó Steve.
-¡Papá! -se quejó Sebastian.
-Nosotros ya tuvimos esta charla. Y no queremos que te equivoques,
cariño. ¿Los llevas? -dijo Lucy. Sebastian suspiró, mientras su
hermana lo miraba divertida.
-Sí, los llevo. -dijo Sebastian.
-Bien. -dijo Steve. Entonces, por la sala del aeropuerto llegó
Olivia. Al verla, Steve la llamó.- ¡Olivia! ¡Liv! -Olivia se
acercó sonriente y con la maleta en su mano izquierda.
-Hola, cielo. -dijo Lucy, cariñosa y dulce, como siempre.- ¿Y tus
padres? ¿No vinieron? Estamos deseando conocerlos.
-Mamá, por favor... Ni que hiciera falta que los conozcáis. -dijo
Cara.
-No, no vinieron. Estaban trabajando y me trajo mi hermano. -dijo
Olivia.
El profesor llamó a los alumnos para que fueran a facturar las
maletas y se tuvieron que despedir de sus padres. Olivia también se
despidió de los padres de Sebastian y de los padres de India. Todos
hicieron cola para facturar.
-¿Sabes que mis padres me preguntaron si llevaba preservativos? -le
contó Sebastian a Olivia. India iba delante de ellos, hablando con
Pauline.
-¿En serio? ¿Y qué les dijiste? -preguntó Olivia.
-Que sí.
-¿Y los traes?
-Claro.
-Bien.
Los dos se rieron e India los miró sorprendida. Al ver la cara de
India, la pareja se volvió a reír. Facturaron y esperaron al avión.
El vuelo fue largo, muy largo. Duró al menos ocho horas, ocho horas
larguísimas. En ocho horas Olivia e India grabaron dos vídeos,
leyeron revistas, molestaron a sus compañeros, jugaron a las cartas
y durmieron una siesta.
Pero el momento de la llegada a Londres hizo que se pusieran
nerviosas. Al bajar del avión y coger las maletas las dos se
sonrieron, histéricas.
-Chicos, ahora vamos a coger el metro. Nos queda una hora de viaje
hasta King Cross, que es donde está nuestro hotel. -dijo la
profesora del colegio de India.
-¿Qué? ¿Nos acabamos de comer un viaje de ocho horas y aún nos
queda otra hora más? -se quejó un compañero de India.
-Sí señor. Así que vamos, por allí. -dijo el profesor de Olivia.
Todos siguieron a los profesores y, con sus enromes maletas, se
subieron al metro. Llenaron casi dos vagones enteros y, los que
tuvieron suerte, se pudieron sentar. Entre ellos, Olivia e India, una
al lado de la otra.
-Oye, ¿y Sebastian? -preguntó India.
-No sé, estará por allí. Me dijo que había encontrado un sitio
para sentarse y que iba a buscarlo. -dijo Olivia.
-Vamos a grabar un vídeo. -dijo India, contenta. Sacó el teléfono
y se enfocaron.- Hola, lipsteros. Estamos en el metro de Londres.
-¡Qué emoción! -dijo Olivia.
-Todavía nos queda una hora de viaje, después de las ocho horas de
avión. Cuando lleguemos al hotel os lo enseñamos. -dijo India.
-No dormimos juntas... -dijo Olivia. Las dos pusieron cara de pena.-
Pero podemos seguir mandando vídeos. -las dos aplaudieron. El señor
que estaba a su lado, las miró mal, por haberle despertado de su
sueño. Las dos se miraron y se rieron suavecito.
-Llevamos media hora en Londres y ya tenemos enemigos. -dijo India,
riéndose.
Cuando llegaron a King Cross, lo primero que hicieron fue buscar el
andén nueve y tres cuartos. Había una columna especial para los
fans de Harry Potter, donde se podían sacar fotos. Muchos quisieron
parar y sacarse una foto, pero los profesores se lo impidieron,
prometiendo que volverían otro día, con más tiempo.
Fueron al hotel y repartieron las habitaciones. Olivia dormía con
Becca y Nancy.
-¡Me pido la cama individual! -gritó Nancy, al ver una cama
individual y una litera.
-Yo quiero ver el baño. -dijo Becca. Sus dos compañeras de
habitación y amigas se rieron de lo obsesiva que era Becca. Ella las
miró y enarcó una ceja.- ¿Qué? Me dan mucho asco los baños
sucios.
-A nosotras también, Becca. Pero tú tienes una obsesión. -dijo
Olivia, riéndose.
-¡Le dijo la sartén al cazo! -gritó Becca.- ¡La que tiene una
obsesión con los labios pintados de rojo! -al escuchar esto, Olivia
se hizo la indignada poniendo una mano delante de la boca.
En cambio, India dormía con Pauline y Michelle, sus amigas
inseparables. Su habitación era casi idéntica a la de Olivia. India
sería la que dormiría en la cama individual. Las tres estaban
tumbadas cuando alguien golpeó la puerta con los nudillos y se
asomó. Eran Greggory y Sebastian.
-Hola, chicos. -dijo Pauline, con una sonrisa.
-Hola. ¿Podemos pasar? -preguntó Greggory.
-Claro, hombre. -dijo India, acercándose y abriendo la puerta.
Sebastian le sonrió y se sentó en su cama, mientras que Greggory se
sentaba con Michelle en la parte de abajo de la litera.
-¿Qué hacéis aquí? -preguntó Pauline.
-Es que tuvimos un problema con nuestra habitación... -dijo
Sebastian. India lo miró.- Bryan tiene novia y ya nos echó de allí.
-¿Ya? Vaya... -dijo India, sorprendida. Entonces alguien volvió a
abrir la puerta, era Loreen. Al ver a Sebastian allí se encontró
incómoda y decidió no gritar, como tenía pensado hacer
-Chicas, nos quieren ver, a los de nuestro colegio. -añadió al
darse cuenta de que Sebastian y Greggory no eran del mismo colegio
que ellas.
-Ya vamos. -dijo India.
-Por cierto, no se pueden compartir habitaciones. Cada uno duerme en
su habitación. -dijo Loreen.
-Tarde. -bromeó Greggory. Todos se rieron y Loreen los miró sin
entender la broma, pensando que iría referida a ella. Pero le dio
igual, levantó la cabeza y se fue.
Diguela me encanta ��
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