Olivia cerró la puerta de la habitación de Hugo muy despacio.
Caminó sin hacer ruido hasta el sillón, donde se dejó caer con un
suspiro. ¿Qué iba a hacer ahora? Cogió el teléfono y lo pegó a
su oreja.
-Olivia, todavía no lo arreglé, pero... -dijo India, en cuanto
descolgó la llama.
-Olvídate de eso. Tengo cosas más importantes entre manos ahora...
-dijo Olivia.
-¿Qué pasó?
-La madre de Sebastian vino a dejar unas cosas. Y a Hugo se le escapó
que Sebastian era mi novio...
-Niños... -se quejó India.
-Pero eso no es lo peor. Lo peor es que ella se emocionó y me invitó
a cenar. Y no pude decir que no...
-Así que vas a cenar con tus suegros... -dijo pensativa India.
Después de dos segundos de silencio, India se empezó a reír.
-Pero, ¿por qué te ríes? No me hace gracia. -dijo Olivia,
nerviosa.
-Es que no hay nada que puedas hacer. Píntate los labios, sonríe y
ve a cenar con ellos. -dijo India.
Soltó una última carcajada y colgó. Olivia, sorprendida, miró al
teléfono. A las ocho y media Phoebe llegó y ella se fue. Subió por
las escaleras, lo que hizo que se le agitara la respiración.
Entonces esperó unos segundos a que ésta volviera a la normalidad.
Cuando estuvo lista, se alistó la ropa y tocó el timbre. Lucy abrió
la puerta y, al verla, sonrió emocionada.
-Pasa, cariño. -dijo Lucy, dejándola pasar. Olivia pasó y Lucy le
quitó el abrigo de la mano para colgarlo.- ¡Chicos! Ya llegó la
visita.
Cara llegó por el pasillo principal. Estaba diferente. Llevaba unas
mayas negras, una camiseta, el pelo recogido en un coleta y una
zapatillas de unos leones. Pero lo que más sorprendió a Olivia fue
la enorme y sincera sonrisa que llevaba en la cara. Nunca, incluso
antes de que Cara empezara a odiarla, la había visto con esa
sonrisa.
-¿Olivia? -preguntó Cara. Detrás de ella se escuchó una voz
masculina, la de su hermano.
-¿Qué dices de Olivia? -preguntó Sebastian. Hasta que levanto la
mirada y la encontró en la puerta.- ¿Qué? -preguntó mirando a su
novia.
-¿Sorpresa? -dijo Olivia, levantando las manos. Lucy se rió.
-Steve, ven, ya llego la chica. -dijo Lucy.
Un hombre con pelo canoso, alto y fuerte llegó a la entrada de su
casa. En su época seguro que fue muy guapo, al igual que Lucy. Al
verla sonrió y después miró a sus dos hijos, que estaban en estado
de shock.
-Es un placer, Olivia. -dijo Steve, dándole la mano. Olivia la
estrechó y sonrió.
-Bueno, creo que vamos a dejaros un minuto. -dijo Lucy, cogió a su
hija de la cintura y se fue por el pasillo con ella y su marido.
Sebastian se acercó a Olivia, todavía sin dar crédito de lo que
veía.
-¿Qué está pasando aquí?
-Tu madre fue a casa de los Buker, yo estaba dándole la merienda a
los niños y a Hugo se le escapó que era tu novia. -dijo Olivia,
hablando bajo y rápido.- Entonces ella se emocionó y me invitó a
cenar y yo no pude decir que no...
Sebastian abrió los ojos como platos y pasó la mano por el pelo.
Los dos se miraron y terminaron por reírse. La situación era
estúpida. Sebastian se agachó un poco y le dio un beso, pero Steve
los interrumpió carraspeando la garganta.
-Chicos, Lucy dice que está lista la cena. -dijo Steve. Al
separarse, Olivia se mordió una uña y Sebastian miró al suelo
rascándose la nuca.
-Vale, papá. -dijo Sebastian, asintiendo. Steve entró en la cocina
otra vez.
-¿Esto podría ir peor? -preguntó Olivia.
-Espera y verás... -dijo Sebastian.
Puso una mano en la espalda de Olivia y la guió hasta la cocina.
Allí, había una mesa cuadrada con la comida sobre ella ya. Cara
estaba poniendo la mesa, Steve sacando la comida del horno y Lucy
abriendo la ventana para que corriera un poco el aire.
-Te ayudo, Cara. -dijo Olivia, acercándose a la pila de platos.
-No hace falta. -dijo Cara. Sus padres la miraron sorprendidos y
Sebastian resopló. Olivia puso las manos tras la espalda y dio un
paso atrás.
-Siéntate aquí, cariño. -le dijo Lucy, señalando una silla.
-¡Pero esa es mi silla! -bromeó Steve.
-Sí, pero hoy la chica come al lado de Sebastian. Ya tiene que estar
pasándolo mal como para aun encima sentarla lejos de él. Tú te
sientas a mi lado, hoy. -dijo Lucy. Olivia se puso colorada y se
sentó. Steve dejó la comida sobre la mesa.
-En esta casa cocinamos todos, pero hoy cocinó la experta. -dijo
Steve, mirando a su mujer, que sonrió.
-Espero que te guste.. -dijo Lucy.
Se sentaron en la mesa y el matrimonio empezó a conversar con
Olivia, que no tardó en perder el miedo y ser ella misma. Eso hacían
los Lawer, hacían que ella se sintiera cómoda y tranquila. Eran
dulces, amables y simpáticos.
-Hoy no dices nada, Cara. -dijo Steve, mirando a su hija, que movía
la comida de un lado al otro del plato.
-No me encuentro muy bien... -dijo Cara, frotándose la barriga.
-¿No? ¿Quieres irte a la cama y te llevo un té en un rato?
-propuso Lucy.
Cara asintió, se levantó y besó la mejilla de sus padres y de su
hermano. Miró a Olivia y fingió una sonrisa. Salió de la cocina y
todos se quedaron mirando la puerta.
-Vaya mentirosa... -dijo Lucy. Sebastian aguanto la risa y Steve
asintió.- Todavía piensa que nos puede engañar.
-Chicos, ¿por qué no vais al salón mientras nosotros recogemos y
después te llevamos a casa, Olivia? -propuso Steve.
-Pero los podemos ayudar... -dijo Olivia, levantándose.
-¿Dónde se ha visto que la invitada lavase los platos? Por favor...
-dijo Lucy. Olivia sonrió y salió con Sebastian. Los dos se
sentaron en el sillón.
-No fue tan mal... -dijo Olivia. Sebastian negó con la cabeza.- Tu
madre me contó que eras adoptado.
-Ah... -dijo Sebastian, mirándola. Primero se sorprendió y después
miró al suelo.
-Solo quería que lo supieras. -dijo Olivia. Sebastian asintió con
la cabeza. Olivia notó que no era un tema agradable para él, así
que lo dejó a un lado y le besó la cabeza.- Tu hermana me sigue
odiando...
-Sí, eso es por culpa de Loreen. Es un poco manipuladora. -dijo
Sebastian.- Se le pasará, algún día. Y si no, que se aguante.
-Olivia, ¿te llevamos a casa? -preguntó Steve, entrando en el
salón.
-No, no hace falta. No vivo lejos. -dijo Olivia, levantándose.
-La llevo yo. -dijo Sebastian, levantándose también.
-Eso es, todo un caballero. -dijo Lucy, orgullosa. Olivia y Sebastian
se rieron.
-Sebastian, te presentas a sus padres. -dijo Steve.
-Papá... -se quejó Sebastian.
Esta vez fue el viejo matrimonio quien se rió. Olivia se despidió y
agradeció la cena antes de salir con su novio tras ella. Fueron en
la moto de Sebastian y él la dejó en la puerta de su casa.
que falsa es cara
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