Dos semanas
habían pasado desde que los padres de India la castigaron sin ver a
Austin. Dos semanas en que la única manera de saber el uno del otro
había sido a través de Olivia. Tanto India como Austin habían
pensado mucho en su relación, mucho.
Al comienzo
de la tercera semana de castigo, India salía del instituto
acompañada de sus amigas, cuando vio el coche de Austin aparcado
justo enfrente. Salió corriendo dejando a Pauline a mitad de una
frase.
-India,
¿qué..?-ella ni siquiera la escuchó, pues ya estaba abriendo la
puerta del copiloto y metiéndose dentro del coche.
-Hola,
hola, hola. -dijo mientras lo abrazaba. Austin también la abrazó,
pero no parecía tan entusiasmado como ella.
-Tenemos
que irnos. Aquí cualquiera puede vernos. -dijo Austin.
India
asintió y se puso el cinturón de seguridad. Austin condujo hasta
una de las calles menos transitadas de Bezos, era casi un barrio
marginal.
-Te
eché tanto de menos… -dijo India, abrazándolo de nuevo.
-Y
yo, pero esto tiene que cambiar, India. -dijo Austin. India asintió.
-Sí,
puedes venir a casa y mis padres verán que eres alguien en quién
pueden confiar. -dijo India, hablando rápido y atropelladamente.
-Para,
para… ¿Quieres que vaya a tu casa? -preguntó Austin.
-Sí,
¿cómo sino quieres que mis padres te conozcan? -dijo India,
sorprendida de la actitud que estaba teniendo esa tarde Austin.
-Yo
no hablaba de eso, India… -dijo Austin. Estaba serio y parecía más
preocupado de lo normal.- Mira...estas dos semanas tuve bastante
tiempo para pensar.
-¿Ah,
sí?- India lo miró desconfiada, eso no sonaba bien.
-No
creo que debamos seguir viéndonos.
-¿Qué?
No seas ridículo. -ella se incorporó en el asiento y se acercó más
a él.-Vale, está bien que no quieras conocerlos...pero estoy segura
de que con el tiempo ellos van a entrar en razón. -sus palabras
salieron desesperadas. Austin miró por la ventana, estaba agobiado y
fuera llovía.
-Soy
mayor que tú India, tres años. Y tú todavía eres una menor, tus
padres tienen razón.-se pasó las manos por los ojos y por el pelo,
desordenándolo.
-Aun
así quiero estar contigo….-los ojos de India se llenaron de
lágrimas.- No somos la primera pareja que se lleva unos cuantos
años, Austin.
-Lo
sé, pero estas no son las condiciones, India. El problema es que tú
todavía eres una niña… -dijo Austin, tenía que buscar todos los
argumentos posibles.- No me hagas esto más difícil de lo que ya es,
por favor.
-¡Sí
yo te importase algo toda esta mierda te daría igual!
-Esto
no es como en los libros. Tú no eres Julieta y yo no soy Romeo.
-dijo Austin.
-Has
escogido un mal libro. No hay final feliz ahí. -dijo India, mirando
al frente, otra vez.
-Es
que a veces no puede haber un final feliz. Simplemente, un final.-
sin mirarla, volvió arrancar el coche.
-¿A
donde vamos ahora?
-A
tu casa, India.-continuaron todo el camino en silencio hasta que el
aparcó delante del portal de ella.
India miró
hacia afuera disgustada y como último intento se giró hacía el
chico, que miraba hacia delante fijamente.
-Austin…
-No.
Él se
inclinó sobre ella y abrió la puerta del coche. India esperaba un
beso de despedida o algo parecido, pero no, solo le abrió la puerta
del coche.
-¿Así,
sin más? -preguntó India, aguantando unas ganas terribles de
llorar.
-Lo
siento, India… -dijo Austin.
India negó
con la cabeza mientras achinaba los ojos. Lo último que hizo antes
de salir del coche y entrar corriendo en su casa fue darle una
bofetada. No sabía por qué, pero sintió que tenía que hacerlo.
Cerró la puerta del coche con fuerza y entró con pasos ligeros en
su casa. Al entrar, vio la luz de la cocina encendida. Respiró
profundamente y su madre se asomó desde la cocina.
-¿Pasó
algo, cariño? -preguntó Patricia.
-No,
mamá, tranquila. Para ti, ahora está todo perfecto. -dijo India,
sin aguantar más las lágrimas, dejando que éstas cayeran por su
cara.
-¿De
que hablas, India? -su madre parecía desconcertada.
-¡De
nada! -chilló ella.- ¡No hablo de nada, porque al parecer mi
opinión no cuenta para nada! -y salió corriendo por el pasillo, y
entrando en su habitación lo más rápido posible.
Se tumbó en
la cama y pensó en todo lo ocurrido. Las lágrimas seguían saliendo
de sus ojos y no podía parar. Después de unos minutos, se levantó
y fue hacia la cocina, donde seguía su madre.
-Mamá,
dame mi teléfono. Ya no tienes nada de lo que preocuparte. -dijo
India, estirando su mano delante de su madre, tal y como Patricia
había hecho tres semanas antes.
-Si
me explicas a lo que te refieres, quizás te lo deje. -dijo Patricia.
India se secó las lágrimas con rabia y suspiró.
-Austin
me dejó por vuestra culpa. No quiere saber nada más de una niña
como yo. Así que ya no tienes de que preocuparte no excederé nunca
más la nueva norma de no salir con chicos diez meses mayor que yo.
Ahora déjame el teléfono. -dijo India, hablando atropelladamente.
-¿Y
para qué lo quieres si Austin ya no quiere saber nada de ti? -dijo
Patricia, buscando en un cajón de su cocina.
-Pues
para llamar a Olivia y contarle lo mucho que odio a los
universitarios y a mis padres. ¿Te parece bien?
Patricia dejó el teléfono sobre la mano de India y ésta volvió a su habitación. Desde allí, llamó a su amiga y le contó todo lo ocurrido, al mismo tiempo que lloraba y lloraba. Olivia la intentó consolar, pero no fue capaz. Finalmente, India se sentó delante de su laptop y empezó a escribir una nueva entrada en Red Lips. Se titulaba: Él no era Romeo y yo no era Julieta.
Que poco hombre austin si queria estar con india deberia haberse la jugado y no dejarse influenciar por lo que otras personas creian que era lo correcto
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