jueves, 11 de diciembre de 2014

XXXVII.

-No entiende las indirectas. -dijo Mason. Estaba reunido con Cosmo, Logan y Thomas en un bar.

-A lo mejor en España no hay indirectas. -dijo pensativo Thomas. Todos lo miraron, sorprendidos por la tontería.

-¿Cómo no va a haber indirectas, Thomas? ¿Cuándo hablas te escuchas? -le dijo Cosmo.

-¿Qué hago? ¿Ahora qué hago? Las indirectas siempre fueron lo mío... -dijo Mason.

-Repasemos tus cinco mejores novias. -dijo Logan.- Número cinco, Brenda. ¿Cómo la conquistaste?

-No lo se, fue ella quién vino a por mi. -dijo Mason.

-Bien, número cuatro... -pensó Logan.

-Número cuatro Emma. -interrumpió Cosmo.

-Sí, sí, Emma. -dijo Thomas.

-Iba borracho, no lo se. -dijo Mason.

-Está bien, número tres, sin duda, Sarah. -dijo Logan.

-¿Sarah Berry? No fue mi novia. -dijo Mason.

-Bueno, da igual, la conquistaste y punto. Cuéntanos cómo. -pidió Cosmo.

-Sabéis que nunca la quise conquistar. Era la chica de Ryder. -dijo Mason.

-Y Ryder era tu amigo. -añadió Thomas.

-Bueno, entonces Sarah eliminada. ¿Quién es el número dos? -dijo Mason, cambiando de tema.

-Lulu. -dijo riendo Logan.

-Fue ella quién vino a por mi. -dijo Mason.

-¿También? -preguntó Logan. Mason asintió y Logan bufó.- Solo nos queda la número uno.

-Bibi. -dijeron sus tres amigos a la vez. Bibi fue una novia que era un año mayor que él y por eso solo se merecía el número uno.

-No me vais a creer, pero ella fue la que se me acercó a mi. -dijo Mason.

No! ¿Bibi? -preguntó Cosmo, sorprendido. Mason asintió.

-Con esto me queda claro que a ti se te da mejor que te conquisten que conquistar. -explicó Thomas.

Ya está! -gritó Logan, sorprendiendo a todos.- Tienes que dejar que Inés te conquiste.

-Si tiene que esperar a que Inés se interese por él, ella sola, se le va a acabar el tiempo. -dijo Cosmo.- Un plan horrible, Logan.

-¿Por qué no le preguntas a alguna de sus amigas? -propuso Cosmo.

-¿Con quién, con Claire, o con Grace? ¿¡O con mi hermana!? -dijo irónico Mason.

Lola! Lola ya lo sabe y es de fiar. -dijo Logan.

-¿Y qué queréis que le diga? -preguntó Mason.

-¿Qué es lo que puedes hacer para conquistar a Inés? -propuso Thomas.- Pero, yo creo que deberías simplemente llevarla a cenar o algo así.

-Yo sería más directo. Y en cuanto me la cruzara a solas le plantaría un beso en la boca. -dijo pensativo Logan.

-¿Sabéis? Voy a seguir el consejo de Logan. Es lo mejor que puedo hacer. -dijo levantándose. Se fue y dejó a sus amigos totalmente sorprendidos.

-No era un consejo, pero bueno... -dijo Logan. Cosmo y Thomas se rieron de la situación.

Mason llegó a su casa y no encontró a nadie en el piso de abajo. Pensó que era el mejor momento para llevar a cabo su plan, por eso subió las escaleras decidió y de dos en dos. La primera puerta era la de Inés, pero antes de entrar escuchó una música que salía del cuarto de baño. Se acercó y descubrió que era Let it be de los Beatles. Pero no la estaban cantando ellos solos. La puerta estaba un poco abierta y se encontró con su hermana.

Isabella estaba tumbada en el suelo, con las piernas sobre el váter y un libro en sus manos. Pero también estaba cantando. Nunca había escuchado a Isabella cantar, era algo nuevo para Mason.

-¿Estás cantando y leyendo a la vez? -le preguntó Mason.

-Soy capaz de hacer dos cosas a la vez, no como tú. -dijo ella, sin separar la vista del libro.

-No sabía que cantabas bien. -dijo Mason. Su hermana se rió.

-Sí, en el cuarto de baño. Mi talento no sale de estas cuatro paredes. -dijo ella, sentándose bien para mirarlo.

-¿Por eso te gusta tanto estar aquí? -le preguntó Mason.

-Supongo, aquí no tengo vergüenza de nada. -dijo ella, dejando el libro a un lado.

-Que rara eres... -dijo riéndose. Su hermana le levantó el dedo índice.

-Especial, no rara. -dijo Isabella.

-Vale... -dijo riendo Mason.- ¿Está Inés?

-Sí, está en su habitación.

-Gracias... -dijo Mason, acercándose a la puerta del baño que conducía a la habitación de Inés. Cuando entró se encontró con Inés sobre el escritorio de su habitación, estudiando.- Hola... -dijo con una sonrisa.

-Hola, Mason. -dijo Inés, cerrando el libro de texto que tenía delante de ella. Mason se acercó a ella y ella se puso de pie.- ¿Qué pasa..? -no pudo terminar porque Mason la agarró de las mejillas y la besó. Ella, en un primer momento, se quedó inmóvil. Pero después reaccionó, separó a Mason y le pegó una bofetada?

-¿Qué fue eso? -preguntó Mason, sorprendido.

-¿Te crees que puedes llegar un día sin más y plantarme un beso? -preguntó ella, enfadada.

-Sí. -dijo él.

-Era una pregunta retórica. -dijo Inés.

-Pero, ¿qué te pasa? Te lanzo indirectas, no las captas. Te ayudo, me das un beso en la mejilla. Te beso y me das una bofetada.

-Quizás no pensaste que no capto las indirectas porque no quiero, te doy un beso en la mejilla porque es donde te lo tengo que dar y no quiero que me beses. -dijo Inés.

-¿Por qué? ¿Qué hice mal?

-Nada, simplemente no quiero nada contigo y nunca lo querré.


Esas palabras dolieron en el interior de Mason, que se fue enfadado. Inés suspiró cuando se fue y se tumbó en la cama, a pensar.

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