martes, 9 de diciembre de 2014

XXXVI.

Duendes Verdes jugaba en su casa. Todo el público estaba de su lado. Y más en ese momento que ganaban de diez puntos. La bocina sonó y Duendes Verdes celebró la victoria. Grace, Claire y Bella se acercaron a sus amigas cuando el partido terminó.

-Buen partido chicas. -dijo Claire.

-Gracias. -dijo Lola, cogiendo su sudadera. Una chica afroamericana se acercó a ellas por la espalda.

-¿Perdón? -dijo ella, con los rizos sobre los hombros. Todas la miraron.- Solo quería daros la enhorabuena, jugasteis genial. -les dijo a Inés y a Lola.

-Gracias. -dijo Inés.

-Además, quería deciros que sois unas valientes por presentaros a las pruebas del equipo. -añadió la chica. Les sonrió y se fue, dejándolas sin palabras.

-¿Quién es? -preguntó Inés.

-No lo se. -dijo Lola.

-Es Jane Reeves. Viene a clase de literatura conmigo. -dijo Isabella.- Le gusta mucho el baloncesto.

-¿Cómo lo sabes? -le preguntó Inés.

-Porque la vi varias veces en la pista de las vías del tren jugando y porque tiene la carpeta repleta de fotos de jugadores de baloncesto. -explicó Isabella.

Todas la volvieron a mirar. Jane se acercó a Ryder y lo abrazó. Prestaron atención como los dos hablaban animadamente. Parecía que se conocían, no se trataban como extraños. Cuando Ryder pasó por al lado a las chicas, Lola empezó a caminar a su lado.

-¿Quién era esa chica? -le preguntó, caminando hacia los vestuarios.

-Jane Reeves. -dijo Ryder, mirando un golpe que tenía en el brazo.

-¿Y de qué la conoces?

-A veces juega conmigo en las pistas de las vías del tren. -explicó él, indiferente.

-¿Sabe jugar al baloncesto?

-Sí, muy bien. ¿Por qué tanto interés en Jane? -preguntó sorprendido Ryder.- ¿Estás celosa?

-No... -contestó Lola.- Simplemente me sorprendió que nos dijera que nos admiraba por presentarnos a las pruebas del equipo.

-Le encanta el baloncesto. -dijo Ryder. Se pararon delante de la puerta del vestuario de hombres, que era el primero en el pasillo.

-¿Por qué me preguntaste si estaba celosa?

-Porque podrías estarlo, ¿no? -dijo él, sonriendo. Le dio un beso en la mejilla y entró en su vestuario.

Lola e Inés decidieron buscar a Jane y hablar con ella al día siguiente. Por eso madrugaron y caminaron hasta las pistas de las vías del tren. Cuando llegaron se encontraron con Jane y Ryder jugando juntos. Se adentraron en las pistas y los sorprendieron.

-Chicas, ¿qué hacéis aquí? -preguntó Ryder. Besó las mejillas de ambas.- Jane, ellas son...

-Inés Fernández y Lola Forbes. -dijo Jane, interrumpiendo a Ryder.- Lo se, ¿quién no las conoce?

-Me gusta esta chica. -dijo Inés, sonriendo.- Queríamos hablar contigo.

-¿Conmigo? -preguntó Jane.

-¿Con ella? -preguntó Ryder.

-Sí, con ella. -dijo Lola.- Pero te puedes quedar. -le dijo sonriente.

-Nos sorprendió lo que nos dijiste ayer. -le dijo Inés.- Lo de que éramos unas valientes por jugar con ellos. -dijo señalando a Ryder, que había pasado un brazo por encima de Lola.- ¿Por qué lo dijiste?

-Porque a mi me encantaría jugar de verdad. Juego de vez en cuando con Ryder, pero me encantaría competir. -dijo con una sonrisa.

-¿Por qué no te presentas a una prueba? Puedo hablar con mi padre y... -dijo Lola.

-No, de verdad. La temporada ya empezó y no estoy preparada. -dijo Jane, interrumpiendo a Lola.

-Jane, estás preparada. No seas tonta. -le dijo Ryder.

-No, este año no. Quizás el año que viene me presente. -dijo Jane.

-¿Estás segura? -le preguntó Inés.

-Sí, segurísima. -dijo Jane.

-Bueno, hicimos lo que pudimos. -dijo Lola.- Yo me tengo que ir, si llego tarde a la comida mi padre me matará. -dijo Lola.

-Te acompaño. -dijo Ryder.

-Yo también me voy. -dijo Jane. Se despidió y se fue.

-Inés, ¿vienes? -le preguntó Ryder.

-No, me voy con Mason. -dijo señalando el coche de Mason.

-Hasta mañana, entonces. -dijo Lola. Inés se fue y se subió al coche de Mason.

-¿Hubo suerte? -preguntó Mason.

-No, dice que se presentará el año que viene. -explicó Inés.

-Bueno, algo es algo. -dijo Mason mirando por la ventanilla.- ¿Esos dos están juntos?

-¿Ryder y Lola? -preguntó Inés. Mason asintió.- Oficialmente no. Pero casi. ¿Por qué? ¿No pretenderás llamar a Sarah, ¿no?

-No, no... Hay chicas mejores por aquí. -dijo él. Mason pretendía que fuera una indirecta, pero Inés no lo entendió así.

-Claro, seguro que en la universidad tienes a unas cuantas loquitas. -dijo Inés, riéndose.

Ryder y Lola, caminaban. Pero no iban ni abrazados, ni de la mano, no era su estilo. Simplemente caminaban uno al lado del otro.

-Oye, ¿a qué vino lo de ayer? -preguntó Lola.

-¿Lo qué? -preguntó Ryder.

-¿Por qué me preguntaste si estaba celosa de Jane?

-Porque me estabas interrogando sobre ella. -dijo Ryder, sin entender a donde quería ir a parar Lola.

-Pero, quiero decir, ¿tendría que estar celosa? Porque si lo tengo que estar, lo estoy. -dijo ella, hablando rápido. Ryder se rió.- ¿De qué te ríes?

-Ahora sí que estás celosa. -dijo Ryder, entre risas.

-No. -se quejó Lola, pero Ryder se seguía riendo. Ella lo empujó y él la empujó a ella.- ¿Qué haces?

-Lo mismo que tú.


Al final terminaron los dos jugando como niños pequeños. Él la cogió sobre los hombros y ella pataleó hasta que la soltó y después se colgó de su espalda.

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