jueves, 4 de diciembre de 2014

XXXII.

Bajó del avión y colgó su bolso del hombro izquierdo. Se acercó a la zona de las maletas y enseguida encontró su bolsa de deporte gris, donde llevaba todo. La colgó de su hombro derecho y empezó a caminar hacia la salida, donde las familias estaban esperando. Vio una cámara de televisión entrevistando a una pareja. Sonrió al escuchar a la pareja hablar de su hijo.

Siguió caminando y encontró con la mirada a su familia sentada en unas sillas de plástico. Su madre, Carmen, estaba leyendo una revista. Su padre Mariano leía un libro. Pero sus dos hermanas pequeñas la estaban esperando. Andrea y Lucía, en cuanto la vieron, gritaron y corrieron a abrazarla. Inés las recibió con los brazos abiertos. Sus padres se unieron al abrazo. Después interrogaron a Inés a preguntas.

-¿Cómo es América? -preguntó Lucía.

-¿Cómo te trató la familia Flint? -preguntó Carmen.

-¿Chicos guapos? -preguntó Lucía.

-¿El baloncesto? -preguntó Andrea.

-¿Comes bien o solo hamburguesas? -preguntó Mariano.

Eh! -gritó Inés. Todos se callaron.- Os lo contaré todo cuando estemos en casa. -dijo ella.- ¿Qué hay para comer, papá? -Mariano era el cocinero de la casa de los Fernández.

-Lentejas. -dijo Mariano. A Inés se le iluminó la mirada, era su comida favorita.

Carmen condujo hasta la pequeña casa de los Fernández. Allí, estaba el coche de Miguel y Rocío. Inés sonrió corrió hasta entrar en casa, en la entrada se encontró con su hermana y su novio.

Inés! -gritó Rocío.

Rocío!

Inés!

Rocío! -Lucía entró y las miró.

-Ya empezamos... -se quejó Lucía. Miguel se río y Rocío e Inés se abrazaron. Cuando se separaron Inés miró a Miguel

-Vas a ser papá. -le dijo con una sonrisa.

-Y tú, tía. -dijo Miguel. Los dos se abrazaron y Mariano entró con la bolsa de Inés a cuestas.

Tengo regalos para todos! -exclamó Inés.

Todos se sentaron en el salón a abrir los regalos que Inés había traído de Estados Unidos. Para Carmen un juego de te, le encantaba tomar te, era una tetera, con tazas, platos y cucharas a juego. Para Mariano un chándal de Duendes Verdes. Para Andrea, una muñeca muy famosa en EEUU y una camiseta de Duendes Verdes, también. Para Lucía un bate de baseball y una pelota de baseball. Para Rocío y Miguel, unas tazas de EEUU para su casa y unos CDs de Whitney Houston para su hermana mayor.

Mientras, en Bugle, Lola, Isabella y Grace, desayunaban en lo que en un futuro sería “Cazadores de Duendes”. Pero todavía se llamaba Funny Thing. Las tres desayunaban tranquilas hasta que llegó Claire corriendo y feliz.

Chicas, chicas, chicas! -gritó Claire. Se sentó a su lado y les enseñó un póster que ponía en letras muy grandes ¡BIENVENIDO 2002!.

-¿Qué es eso, Claire? -preguntó Lola.

-Pues una fiesta el día de fin de año en mi casa. -explicó Claire.- Y por supuesto estáis todas invitadas. -dijo repartiendo unas entradas.

-¿Entradas? -preguntó Grace, riéndose.

-Sí, es una fiesta con glamour, no puede entrar cualquiera. -dijo Claire.- A ver, Lola para tu equipo de baloncesto. -le dio nueve entradas.- Isabella, para el equipo de animadoras y para tu hermano, claro. -le dio ocho entradas.- Grace, tú y yo nos vamos esta tarde a repartir entradas entre el equipo de football y algunas personas que tengo en esta lista. -dijo sacando un gran lista de su bolso.

-¿Cuánta gente hay en esa lista? -preguntó Isabella.

-Trescientas personas. -dijo mirando el final de la lista. Sus tres amigas se echaron las manos a la cabeza.

-¿Entran trescientas personas en tu casa? -preguntó Grace.

-Sí, cariño. Mi hermana hacía fiestas con más gente todavía, así que no hay problema. -explicó Claire.- ¿Vendréis?

-Claro. -dijo Lola.

-Sí. -añadió Isabella.

-¿Cómo perderme una fiesta así? -preguntó Grace.

La Navidad llegó, tanto en Madrid, como en Bugle. En Madrid, Mariano preparó la comida para toda la familia con la ayuda de Inés y Andrea. Carmen, Lucía y Rocío se encargaron de preparar la casa. Muy pronto llegó la familia de Miguel y el resto de la familia de las hermanas, como sus tías y sus abuelos. Interrogaron a Inés a preguntas sobre Estados Unidos y la llenaron de besos. El teléfono sonó a media tarde.

-Inés, es para ti. -le dijo Rocío. Inés se acercó al teléfono y lo puso en su oreja.

-¿Hola? -preguntó.

Inés! Te echo de menos. -le gritó Isabella. Inés se rió al escuchar la voz de su amiga.

-Bella, ¿cómo estás?

-Bien, pero faltas tú en esta casa. ¿Sabes que Claire está preparando una super fiesta para el treinta y uno de diciembre? ¡Quiere invitar a trescientas personas!

-¿Trescientas? -preguntó sorprendida Inés.- Está loca.

-Es una loca. -dijo Isabella. Se escuchó un ruido extraño.- Inés, Arianna quiere hablar contigo.

-Vale.

Inés! Tengo unos patines nuevos. -dijo emocionada, Arianna.

-¿En serio?

-Sí. Y una muñeca morena y guapa, como tú. -dijo la pequeña.

-Gracias, cariño. -dijo Inés, sonriendo.

Mason! -se quejó Arianna.- Adiós, Inés.

-Adiós, Aria...

Inés! No me dejan de atacar, te necesito aquí.

Qué cosas me dices, Mason! -dijo riendo Inés.

-Es que, ¿quién se puede olvidar de una chica como tú? -le dijo Mason. Inés se puso colorada, dio gracias de que Mason no la pudiera ver.

-Más te vale no olvidarte de mi.

-Llevas solo dos días fuera y ya me pegaron... -se quejó Mason. Otro ruido se escuchó e Inés se rió.- ¡Bella! -se volvió a quejar Mason.

Dame el teléfono! -le dijo Isabella.

-Nos vemos, Inés. -gritó Mason, antes de que su hermana le quitara el teléfono.

-Te llamaré otro día, Inés. -le prometió Isabella.

-Vale, hasta luego, Isabella.


Inés colgó y sonrió. Se asomó por la puerta de la cocina y vio a su familia. Entonces se dio cuenta de que ahora tenía dos familias. Una en Bugle y otra en Madrid.

1 comentario: