viernes, 10 de octubre de 2014

XXI.

-Y chicos recordad que jugamos el sábado por la noche. Hasta mañana. -dijo el entrenador Forbes, dando por finalizado el entrenamiento. Los chicos se fueron a las duchas, al igual que las chicas.

-Hoy tengo prisa, Lola. -dijo Inés, mientras se secaban el cuerpo.

-¿Y eso? -preguntó Lola.

-Hoy les prometí a los Flint que cocinaría yo. Les voy a hacer comida española. -dijo Inés, orgullosa.

Que bien! -gritó Cosmo, desde el otro vestuario.

-¿Nos invitas, Inés? -preguntó Jerry.

-Me encantaría, pero no se admiten visitas durante la semana, amenos que sean con motivo escolar. -dijo Inés.

-Inés, si quieres hacemos hoy el trabajo de Matemáticas. -le gritó Kevin, compañero de matemáticas. Inés y Lola se rieron.

-Otro día, chicos. Lo prometo. -dijo Inés. Lola y ella salieron del vestuario y justo Cosmo, Logan, Thomas y Ryder salían de su respectivo vestuario. Salieron del pabellón y llegó un coche conocido por todos. Era el coche de Mason Flint, que bajó la ventanilla y se asomó.

-¿Os llevo? -propuso Mason. Cuando vio a Ryder ambos se dedicaron una mirada asesina.

-Sí, vamos chicos. -dijo Logan, subiendo con Cosmo y Thomas a la parte de atrás del coche. Inés se subió al lado de Mason.

-Hasta mañana, chicos. -dijo Inés con una media sonrisa en la cara. Lola los despidió con la mano y Ryder se quedó mirando a Mason, sin mover ni un músculo.

-Vamos, Ryder, afloja. -le pidió Lola.

-No lo puedo evitar. -dijo Ryder, apretando los dientes. Roberto y Richard salieron del pabellón también.

-Ryder, vamos. -dijo Richard. Los tres siempre iban juntos a sus casas, eran casi vecinos.- ¿Pasó algo? -preguntó Richard al ver la cara de sus compañeros.

-Mason Flint vino a buscar a Inés. -dijo Ryder.

-Ryder, no lo puedes odiar toda la vida. -le dijo Lola.

-Trenza tiene razón. -dijo Roberto.- Mason la rechazó y es buen tío.

-¿Podemos cambiar de tema? -pidió Ryder. Todos se quedaron callados.

-Bueno, me voy que papá me está esperando. Hasta mañana chicos. -dijo Lola mientras caminaba hacia atrás. Les guiñó un ojo y fue hasta el coche de su padre.

Mason conducía hacia las casas de sus amigos. Logan, Cosmo y Thomas iban un poco apretados en la parte de atrás del coche, mientras que Inés iba muy cómoda al lado de Mason.

-Inés, ¿por qué tienes que ir tú delante? Aquí atrás empiezo a no poder respirar. -se quejó Thomas.

-Habrá que adelgazar, chicos. -bromeó Inés.

-¿Perdona? Esto es todo músculo. -dijo Logan, supuestamente ofendido.

-Sí, seguro... -dijo irónicamente Inés.

-Vamos, Mason, di algo. ¿A qué es mejor que vayamos alguno de nosotros delante? -le dijo Cosmo.

-Lo siento, pero Inés tiene preferencia. -dijo Mason, riendo.

-¿Por qué? -preguntaron los tres a la vez.

-Porque hoy ella hace la cena. -dijo Mason. Los cinco se rieron. Cuando llegaron a casa, Inés se puso a hacer la cena con Adela.

-Hay que freír las patatas. -le dijo Inés.

-¿Antes de ponerle el huevo? -preguntó Adela, que quería aprender a hacer la comida española.

-Sí, después le echamos el huevo y lo pasamos por la sartén si aceite. -dijo Inés.

-¿Qué vamos a cenar hoy? -preguntó Arianna, acercándose a las mujeres en la cocina.

-Se llama tortilla de patatas y es una receta española. -le dijo Adela.

-¿Y eso me gusta? -le preguntó la pequeña a su madre. Inés y Adela se rieron.

-Seguro que sí. -dijo Adela.- ¿Me haces un favor?

-Sí, mamá. -dijo la pequeña.

-Ve a llamar a tus hermanos y a tu padre.

-Vale.

La pequeña se fue corriendo gritando que la comida estaba lista. La familia Flint se sentó alrededor de la mesa e Inés sirvió la cena. Todos probaron la comida e Inés esperó el veredicto.

-Esto está buenísimo. -dijo Marcel, en cuanto probó el primer bocado.

-Yo quiero aprender a hacer esto. -dijo Isabella.

-Casi mejor que lo siga cocinando Inés, Rapunzzel. No me fío de tus dotes culinarios. -le dijo Mason. Toda la familia se rió.

-Arianna, ¿te gusta? -le preguntó Inés a la pequeña. Ésta asintió con la boca llena de comida.- ¿Más que la pasta? -preguntó Inés, recordando que era la comida favorita de Arianna.

-Casi. -dijo la pequeña.


-Esto es un triunfo, Inés. -le dijo Adela. Todos volvieron a reír. Al día siguiente, viernes, Marcel, Adela, Arianna y Bella viajarían a Nueva York. El avión salía después de la hora de la comida y Mason e Inés los acompañarían al aeropuerto.

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