viernes, 12 de septiembre de 2014

XIII.

Lola se levantó temprano el sábado y fue a desayunar. Desayunó sola, ya que sus padres todavía dormían. Después se vistió con unas mayas negras, sus zapatillas de correr, un top deportivo y una sudadera gris. Ató su pelo y salió a correr por las calles de Bugle.

Solo encontró viejos con sus perros, personas yendo a trabajar y padres con los niños por las calles, todavía era muy temprano. Se acercó a las afueras de Bugle, donde paró cuando vio a un chico jugando en una pista de baloncesto de cemento, las que estaban al lado de las vías del tren. Se acercó allí y distinguió a Ryder. Por detrás de ella la sorprendió Richard.

-Muy temprano para un sábado. -le dijo saludándola.

-No lo es tanto para correr un poco. -dijo Lola.- O para entrenar... -añadió mirando a Ryder.

-A él le da igual la hora que sea. -dijo Richard.- Está obsesionado.

-¿Con qué?

-Con ganar, con ser el mejor... -dijo Richard, empezando a correr con Lola.

-¿Por qué?

-Tuvo un pequeño problema con Mason el año pasado... -no hicieron falta palabras, Lola preguntó con la mirada.- Ryder estaba en una categoría inferior y Mason era la estrella del equipo. Ryder estaba saliendo con la capitana de las animadoras de Palos Nuevos, Sarah Berry. Cuando jugamos contra Palos Nuevos allí estaba Sarah, que se “enamoró” de Mason a primera vista. Dejó a Ryder delante de todo el mundo y se le declaró a Mason. Éste, claro, la rechazó. Pero Ryder no le pudo perdonar a Mason eso. Le hizo la vida imposible el resto del año...

-¿Estaba muy enamorado? -le preguntó Lola a Richard. Éste asintió.

-Desde entonces quiere dos cosas: ser el mejor y demostrárselo a Sarah.

-Pobrecito... -dijo Lola, mientras seguía corriendo con Richard. Al cabo de unos segundos Richard paró y apoyó sus manos en las rodillas, Lola lo acompañó.

-¿Tienes mucha prisa o podemos ir caminando a partir de ahora? -propuso Richard. Lola se rió y le dio una palmadita en la espalda.

-Vamos caminando.

Siguieron caminando y, cuando Lola llegó a su casa, se encontró a sus padres desayunando. Marilyn estaba haciendo tortitas y George preparaba el café y las tostadas.

-¿Hacéis el desayuno para un ejército? -les preguntó Lola, entrando por la puerta de la cocina.

-Tu padre quiere un gran desayuno. ¿Tú quieres? -dijo Marilyn.

-No, gracias. Ya desayuné. Me voy a duchar.

Besó las mejillas de sus padres y subió a ducharse y arreglarse.

A la hora de comer toda la familia Flint se reunió alrededor de la mesa. Comieron tranquilos, aun que hubo algunos momentos de incomodidad por la discusión de Mason y Marcel de dos días atrás. Ninguno de los dos se habían vuelto a hablar desde aquel momento, por lo menos no para algo personal.

-Mason, ¿me pasas la jarra de agua? -dijo Marcel. Todas las conversaciones se pararon para mirar al padre de la familia.

-Claro. -dijo Mason, obedeciendo a su padre.

Inés y Bella se miraron incómodas. Adela alternaba la mirada entre su hijo y su marido. Pero Arianna estaba concentrada en la comida. El silencio se alargó hasta que el propio Mason lo cortó.

-Inés, ¿cuándo jugáis el primer partido? Quiero ir a ver a Cosmo, Logan y a Thomas.

-Todavía no se si podré jugar, pero el primer partido será dentro de un mes. -dijo ella, mirando su comida.

-¿Por qué no podrías jugar? -preguntó Adela.

-Porque es una liga masculina, Adela. Si la federación no aprueba que Lola y yo juguemos, tendremos que aguantarnos... -dijo Inés.

-Seguro que podéis jugar, no te preocupes... -dijo Isabella, acariciando su hombro.

-¿Hoy por la tarde puedo ver The little mermaid? -preguntó Arianna. Todos se rieron y su hermano le sonrió mientras le acariciaba la cabeza.

-Claro, yo lo veo contigo. -dijo Mason.

-Y yo, es mi película favorita. -dijo Inés.

-¿Y tú, Bella? ¿Harás algo hoy? -preguntó Marcel.

-No, supongo que me quedaré y descansaré. -dijo ella con una sonrisa.

-Entonces, tú y yo podemos ir al cine. -dijo Adela, cogiendo la mano de su marido. Éste asintió.

Adela y Marcel Flint se fueron al cine apenas terminaron de comer. Arianna se sentó, en el suelo, delante del televisor. Su hermano puso la cinta de la película infantil e Inés se sentó en el sillón. La película estaba apenas empezando e Isabella bajó las escaleras corriendo.

-¿A dónde vas, Rapunzzel? -le preguntó Mason, cuando la vio bajar las escaleras. Isabella le sonrió mientras cogía sus cosas.

-Voy a... -dijo Isabella, pero el timbre la interrumpió. Inés y Mason se rieron, Isabella abrió la puerta.- Volveré en un rato. -dijo casi fuera de la casa.

Adiós Owen! -gritaron Inés y Mason a la vez. Se rieron y chocaron sus manos. Owen se asomó a la puerta del salón y saludó.

-¿Cómo te está yendo por aquí? -le preguntó Mason, en medio de la película, entre susurros.

-Bien, aunque estoy muy cansada. En España no nos levantamos tan temprano... -dijo Inés, en voz muy baja para no molestar a Arianna que estaba muy concentrada en la película.- ¿Y tú? ¿Cómo llevas la universidad?

-La verdad es que es agotadora. Noches sin dormir, clases aburridas...

-Y las peleas en casa no ayudan, ¿no?

-No, para nada. -dijo Mason, sin desviar la mirada del televisor.


Siguieron viendo la película, hasta que, casi al final, Inés se quedó dormida en el hombro de Mason. Cuando la película se terminó, Mason le puso otra película a su hermana, Mulan. Cuando se quiso volver a sentar Inés ya había ocupado todo el sillón. Mason se sentó en el suelo, apoyando la espalda en el sillón, pero él tampoco terminó de ver la película.

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