El entrenador Forbes los había reunido en el pabellón
a las cuatro, a la misma hora que habían sido las pruebas el día
anterior. Inés y Lola llegaron juntas y algunos jugadores ya estaban
allí. El entrenador fue el último en llegar y los reunió a todos
en un círculo.
-Vamos a ver. Seamos sinceros ¿sí? -dijo George
Forbes.- Todos estamos sorprendidos por la presencia de Lola e Inés.
Pero ellas tienen razón: tienen el derecho a presentarse a cualquier
actividad escolar. El equipo consta de doce jugadores como máximo y
aquí estáis once, contando a las dos chicas. Por lo tanto, he
decidido que os daré una oportunidad a todos. Entrenaremos unas
cuantas semanas y quien quiera apuntarse será bienvenido. Pero,
dentro de exactamente de tres semanas, decidiré si algún jugador
deberá de abandonar el equipo por motivos antideportivos.
-¿A qué se refiere con eso, entrenador? -preguntó
Ryder, interrumpiéndolo.
-Para mi, hay algo más importante que el número del
marcador: el equipo. Y eso vamos a hacer. Si algunos de vosotros
tenéis un problema, lo dejáis fuera de la pista. No hay amistades
en la pista. Respeto a todos los compañeros. Respeto hacia mi, por
supuesto. -mientras enumeraba sus normas caminaba de un lado a otro,
con las manos en la espalda.- Puntualidad siempre. Esfuerzo, el
ciento treinta por ciento. Competitividad absoluta. Y la norma más
importante, para mi: nunca tirar la toalla.
Lola sabía esa norma. Porque no solo es una norma de
George Forbes en la pista de baloncesto, era una norma en la vida.
Eso, había sido la primera lección que Lola había aprendido. Nunca
tirar la toalla.
-Nos vemos mañana, a las cuatro, aquí. Primer
entrenamiento. -dijo George Forbes, para finalizar su discurso de
bienvenida.- ¿Alguien quiere decir algo? -preguntó antes de que los
adolescentes se fueran.
-Tengo una pregunta. -dijo Ryder.
-Adelante.
-¿Quién será el nuevo capitán? -hasta el momento el
capitán del equipo había sido Mason Flint, pero se había graduado
el año pasado, dejándolo fuera de combate.
-Vosotros mismos los elegiréis en tres semanas. -dijo
George Forbes. Ryder asintió.- ¿Algo más? -nadie contestó.- Muy
bien. Hasta mañana, entonces.
Todos los alumnos salieron del pabellón. Inés y Lola
iban las últimas, pero George Forbes las interrumpió.
-Lola, Inés. Esperad un momento. -dijo él. Las chicas
se miraron y volvieron hacia él.- Vais a tener que demostrar más
que ellos. Porque ellos son muy competitivos y lo de que una chica
les quite el puesto no les gusta nada. Voy a intentar que podáis
jugar, pero no os prometo nada. No se si la federación dejará a dos
chicas jugar en liga masculina... Siento que tengáis que jugar en
una liga masculino con chicos pero...
-No pasa nada. Nosotras lo que queríamos es jugar.
-dijo Inés.
-Está bien, ya podéis iros. -dijo George Forbes. Las
dos salieron del pabellón, y fuera estaban Isabella, Claire y Grace,
esperándolas.
-¿Y? -preguntó Isabella, cuando las vio. Inés y Lola
se miraron y sonrieron.
-Estamos dentro.
Las cinco chicas se emocionaron y se abrazaron en un
gran abrazo grupal. Hasta había dos días Claire, Grace y Lola eran
animadoras populares, Isabella una animadora cualquiera e Inés la
chica de intercambio. Pero ahora las cinco chicas se estaban
abrazando porque Inés y Lola serían las chicas de baloncesto. Se
separaron del abrazo y se miraron sorprendidas, después se rieron.
Un claxon sonó detrás de ellas. Era Mason Flint en el coche
familiar.
-Nosotras nos tenemos que ir. Nos vemos mañana. -dijo
Isabella.
-Adiós, chicas. -dijo Inés. Las dos se fueron hacia el
coche.
-Lola, eres una rebelde. -le dijo Grace, pasando un
brazo por encima de los hombros de su amiga.
-¿Te dijo algo tu padre? -le preguntó Claire.
-No, no todavía... -dijo Lola. Entonces Julian y Owen
aparecieron.
-¿Estás dentro? -le preguntó Julian.
-Sí. -dijo Lola asintiendo. Su amigo la abrazó y la
levantó un poco del suelo.
-Enhorabuena. -le dijo Owen, acariciando su hombro.
-Gracias. -dijo Lola, que no podía borrar la sonrisa de
su cara.
-¿Lo vamos a celebrar? -propuso Grace.- Abrieron una
cafetería cerca de aquí. Se llama Anna's Café.
-Vamos. -dijo Julian.
Los cinco se fueron a tomar un café juntos. Entraron en
aquel bar, que en un futuro se convertiría en “Cazadores de
Duendes”, pero eso ellos no lo sabían. Se sentaron en la mesa más
alejada, al lado de la ventana. Pidieron unos cafés y pasaron el
tiempo riendo.
-Entonces, ¿os aceptaron en el equipo? -le preguntó
Marcel Flint a Inés, después de que ella contara su historia,
durante la cena.
-Exacto. Pero no sabemos si vamos a poder jugar,
todavía... -dijo Inés, asintiendo.
-Nunca en la historia de Duendes Verdes una chica jugó
en el equipo masculino de baloncesto. -dijo Mason, asombrado.
-Pues la historia de Duendes Verdes va a cambiar. -dijo
Isabella.
-Además, no va a jugar una chica, seremos dos. -dijo
Inés.
-Ya estoy en casa. -gritó Lola, cuando entró por la
puerta de la cocina. Se encontró con sus padres sentados en la mesa
de la cocina.- ¿Pasó algo?
-Siéntate, cariño. -le dijo su madre. Lola se sentó
enfrente de sus padres y los miró juntando sus manos encima de la
mesa.- Queremos hablar sobre tu entrada en el equipo de baloncesto.
-¿Qué pasa? -preguntó Lola.
-Los chicos son muy competitivos y pueden lastimarte.
-dijo el señor Forbes.- Además...
-Papá, ¿tú crees que estoy al nivel del resto de los
chicos? -le preguntó Lola, interrumpiendo a George.
-Sí, claro.
-Entonces, no te preocupes. Se que corro el riesgo de
fracasar, pero estoy dispuesta a correr ese riesgo. -explicó Lola.
-¿Tanto te gusta el baloncesto? -le preguntó George.
-Tanto como a ti, papá. -dijo Lola, sonriendo. Cogió
su mochila y subió a su habitación.
Cumplo con las promesas ;))
Siento por quién esperaba In my life pero fue un intento fallido. Lo siento mucho.
Mi viaje empieza en séis horas, así que siento dejaros durante cinco días.
Un beso,
Cris.~

Suerte en tus vacaciones!!
ResponderEliminarEspero la noveee!!
Me encanta :)
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