lunes, 18 de agosto de 2014

43:

Francesca abrió la puerta de cristal con la llave que el dueño del local le había dado. Ya había firmado la compra, así que ella era la dueña ahora del local. Sonrió y respiró profundamente el aire del local. Entonces empezó a toser, el sitio estaba muy sucio. Buscó la llave de la luz y la encendió. Miró a su alrededor y vio un lugar perfecto para ella. Era amplio, de madera, con ventanas, una habitación que sería su despacho e incluso un baño para el despacho. Además, estaba muy cerca del café, de su casa y del club de surf de Fear Hill.

Esa misma tarde empezó a arreglar todo. Había contratado una empresa que iban a adecuar el lugar para la tienda de antigüedades. Le dijeron que una semana estaría listo. Por eso, esa semana la pasó recogiendo cosas viejas que la gente quería donar. Donde más cosas encontró fue en las casas de la colina. Los ancianos que allí vivían no dudaron en donar un montón de cosas. Sasha la acompañó todos los días.

-¿Todo esto sirve para algo, Frankie? -preguntó Sasha, metiendo una caja de cosas viejas en el maletero del coche de Blake.

-A lo mejor a nosotras no, pero hay a personas que sí le sirven... -dijo Francesca, guardando otra caja.- Gracias, señora Morgan. -le dijo sonriente a la donante de todo aquello.

Se subieron al coche y Blake las llevó hasta la siguiente parada.

Así se pasaron las mañanas de la semana. Por la tarde, Francesca y Peter la pasaban en el local, con los constructores que le arreglaban el local.

-Señorita Ronnie, -le dijo un trabajador, mientras ella hablaba con su hermano.- ¿tenía pensado pintar el local? -Francesca miró alrededor, a las paredes de su tienda, y negó.

-No, tan solo darle una capa de barniz a la madera y listo. -dijo Francesca.

-Perfecto. Así la tendremos lista mañana. -dijo el trabajador.

-Gracias. -dijo Francesca sonriente. Miró a su hermano y lo vio sonriendo también.- ¿Te gusta la idea?

-Cada vez más. -dijo Peter.

A la tarde siguiente la tienda estaba lista. Francesca quería empezar a llevar las cosas, ya, pero su hermano se rió y le dijo que era mejor empezar a la mañana. Y así lo hicieron. La mañana del lunes 8 de septiembre, Francesca empezó a colocar las cosas en la tienda. El curso escolar empezaba, así que tuvo que hacerlo sola. Pero no le importaba.

Lo primero que puso fue un tocadiscos y lo hizo sonar con algo de música ochentera. Así, la mañana se le hizo más amena. Hasta que Peter la llamó, para invitarla a comer en el café. Ella dejó todo como estaba, porque por la tarde volvería.

Tenían previsto la abertura del local el viernes por la tarde. Así que tuvo que apurar a preparar todo. Por la tarde la ayudaba Peter, siempre. Y por las mañanas algún día la ayudó Ian o Gustave. Pero ella se pasaba los días allí, estaba tan emocionada. Incluso le había pagado un viaje en tren a su madre para el viernes. El tren llegaba el jueves por la tarde y Francesca se olvidó de ir a buscarla.

-¿Francesca? -preguntó Sasha, la madre de Peter, asomándose por la puerta de la tienda. No vio a Francesca, por eso preguntó. Francesca apareció de estar debajo de la mesa de la caja.

-Estoy aquí. -dijo Francesca.

-¿Qué hacías ahí abajo? -preguntó Sasha, adentrándose en la tienda y cerrando la puerta tras ella.

-Termino de colocar todo. -dijo Francesca. Limpiando la superficie de una mesa.

-Está todo divino.

-Gracias.

-Peter me dijo que hoy no te pudo venir a ayudar y quería echar un vistazo por si necesitabas una mano.

-Gracias, Sasha. Pero no era necesario... -dijo Francesca.

-Sí, lo era. -interrumpió Sasha.- Como me dijiste tú misma, nos guste o no, somos familia.

-Sí, lo dije. -dijo Francesca, riéndose.

-Venga, te ayudo. -dijo Sasha.

Dejó el bolso y el abrigo en el despacho y se puso a ayudar. Ya estaban terminando, Francesca cerraba las persianas y Sasha terminaba de barrer, cuando la puerta se abrió.

-Frankie, mira lo que encontré yendo hacia casa... -dijo Peter, entrando. Detrás de él estaba Gabriella.

-¡Mamá! -dijo tapándose los ojos.- Me olvidé de ir a buscarte porque estaba...

-Tranquila, cariño. -dijo Gabriella.- ¿No me vas a dar un abrazo? -Francesca sonrió y abrazó a su madre.- Hola, Sasha. -dijo Gabriella al ver a la ex novia de su difunto marido.- ¿Cómo va todo?

-Va bien.. -dijo Francesca, después de un suspiro.

-¿Por qué no vamos a cenar y hablamos más tranquilamente? -propuso Peter.

-Claro. -dijo Francesca.- Avisad a Marcus y a Sasha. Cenamos todos juntos.

Al día siguiente, después de comer, Francesca se vistió muy elegante. Por un momento no parecía que tuviera dieciocho años, sino veinticinco o veintiséis. Se vistió con un vestido negro y unos tacones del mismo color. Recogió su pelo en una coleta y se maquilló un poco. Su madre iba muy elegante también, al igual que Sasha, Marcus y Peter. Sasi quizás no iba tan elegante, su espíritu juvenil no había muerto, ni lo haría en un largo tiempo...

Delante de la puerta de Paradise, había un lazo rojo, que el mismo alcalde cortaría. También había un micrófono y los altavoces para lanzar el sonido. Todo el mundo de Fear Hill estaba allí, ansioso por la apertura de la hija de Louis Roonie. Francesca llegó en el coche de Peter y se acercó al alcalde.

-Es un placer, Ronnie. -le dijo el alcalde, posando las manos en los hombros de Francesca. Ella sonrió, suspiró y se acercó al micrófono.

-Buenas tardes a todos y muchas gracias por estar aquí. -dijo Francesca, a través del micrófono.- Hoy, se inaugura mi proyecto, el proyecto Paradise segundo. Esta vez no es un café, -dijo con una sonrisa, algunas personas se rieron.- sino una tienda de antigüedades. Gracias a la maravillosa gente de este pueblo, pude recoger y guardar viejas cosas. Algunas con dueños y otras sin ellos. Lo que pretende este proyecto es encontrarle nuevos dueños a las cosas perdidas, a las cosas viejas. Que, aunque sean viejas, tienen mucho valor. Así que, ahora os invito a todos a pasar y echar el primer vistazo a Paradise. -dijo señalando la puerta de la tienda.

Todos aplaudieron y dirigieron sus miradas al alcalde que estaba a punto de cortar el lazo de la puerta de Paradise. Cuando éste lo hizo todos volvieron a aplaudir y Francesca fue la encargada de abrir la puerta y dejar pasar a todos.

Cuando la noche se acercaba y la gente empezaba a dejar la tienda, Francesca vio a Sasha y a su madre mirando una pared de la tienda. Era una pared completamente cubierta por fotos antiguas de Fear Hill. En muchas de ellas estaba Louis presente. Francesca miró a Peter y los dos se sonrieron. Cogió dos cajas que tenía guardadas en su despacho y se acercó a ellas.

-¿De dónde sacaste tantas fotos? -le preguntó Sasha a Francesca, cuando ella y Peter se acercaron a sus madres.

-La biblioteca está llena de ellas. -dijo Francesca.- Tenemos una cosa para vosotras.

-¿Qué? -preguntó Gabriella, sorprendida.

-Sí, tomad. -dijo Peter.


Él le dio una caja a su madre y Francesca otra a Gabriella. Las dos las abrieron y en el interior de cada una había una fotografía. En la caja de Gabriella había una foto de Louis surfeando cuando él era joven. Y en la caja de Sasha estaba la famosa foto de 1986 que tanto persiguió a Francesca en los últimos meses. Ambas madres sonrieron y abrazaron a sus hijos.

Siento comunicar que solo queda un capítulo. ¡El final! Pero que nadie se alarme, tengo varias opciones para traeros. Sólo quería pediros vuestra opinión más sincera sobre Un paraíso sin descubrir.
Un besote a todos,
Cris.~

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