-¡Francesca
corre! -le gritó su hermano.
Ambos
estaban en la playa, acababa de amanecer y ellos ya estaban
entrenando. Francesca corría por la orilla mientras Peter la
cronometraba.
-Treinta
y dos, cero nueve. -dijo Peter, mirando el reloj.- No está nada mal.
-chocó la mano con su hermana y está intentó recuperar el
aliento.- ¿Estás bien?
-Un
segundito... -pidió respirando profundamente.
-Vale,
después vamos a empezar con abdominales, flexiones, glúteos y
lumbares. -dijo Peter, mirando una tabla que tenía en las manos.
-¿Qué?
¿Por qué? -se quejó Francesca.
-Si
quieres ser una ganadora tendrás que trabajar muy duro. -dijo
Peter.- Venga, vamos.
Francesca
empezó haciendo abdominales, mientras, Peter le agarraba los pies y
contaba en voz alta. Lo mismo hizo que el resto de ejercicios. Los
más madrugadores empezaban a estar por las calles y los miraban.
Entre ellos Marcus y Sasha salieron de su casa.
-¿Trabajando
tan duro a estas horas? -dijo Marcus, acercándose a ellos.
-Sin
sudor no hay victoria. -dijo Francesca, haciendo ejercicios de
lumbares.
-No
te pases con ella, Peter. -dijo Marcus. Peter se rió.
-¿Cómo
estás, hijo? -le preguntó Sasha. Estaba muy preocupada desde que se
había ido de su casa.
-Estoy
bien, mamá... -dijo Peter, cansado de la pregunta.
-¿Seguro?
Estáis los dos más delgados. -dijo mirándolos.
-Yo
estoy más delgada porque me explotan... -se quejó Francesca. Marcus
se rió de la chica.
-De
verdad, mamá, estamos muy bien. -repitió Peter.- ¿Y mi hermana?
-preguntó, refiriéndose a Sasha.
-Durmiendo,
tiene el día libre. -dijo Marcus.
Peter
y Francesca se rieron y el matrimonio los dejaron con el
entrenamiento. Poco después, cuando la gente empezaba a llegar a la
playa, dejaron en entrenamiento y Peter se fue al café, a trabajar.
Francesca estaba recogiendo sus cosas para ir a ducharse a su casa y
hacer algo productivo, como buscar trabajo, pero se encontró con
Zane.
-Hola.
-dijo él antes de darle un beso.
-Hola,
Zane. -dijo ella, después del beso.
-¿Qué
haces a estas horas en la playa? -preguntó Zane, sorprendido.
-Peter
me hizo madrugar para venir a entrenar un poco... -dijo Francesca.
Zane sonrió y la abrazó.
-¿Estás
muy cansada o te quedas un poco conmigo? -preguntó Zane.
Francesca
lo miró pensativa, pero después sonrió. Zane tiró sus cosas a la
arena y la cogió en brazos. La llevó corriendo hasta el agua. La
dejó en la orilla y se empezaron a salpicar. Hasta que ella se colgó
del cuello de Zane y se empezaron a besar.
Algo
los interrumpió, los gritos de felicidad de unos jóvenes. Miraron
al pequeño acantilado y vieron a un grupo de chicos lanzándose
desde allí con una cuerda. Los dos se miraron y se sonrieron.
Salieron del agua y subieron al acantilado. Se llegaba muy rápido
desde la playa, apenas dos o tres minutos. Cuando llegaron allí se
acercaron a un chico.
-Perdona,
¿os importa si nos tiramos? -preguntó Zane.
-Claro
que no. Esto ni siquiera es nuestro. Solo lo utilizamos. -dijo el
chico con una sonrisa.
Zane
y Francesca esperaron en la pequeña cola. Primero fue Francesca.
Cogió carrerilla y echó a correr hacia la cuerda. Zane se quedó
fascinado con el poco miedo y la decisión con la que Francesca se
tiró. Se agarró a la cuerda, dejó que ésta avanzara hasta estar
sobre el mar, se soltó y se dejó caer en el agua con un grito de
adrenalina.
-Ha
sido increíble. -dijo Zane, cuando llegó al lado de Francesca, en
el agua.
-¿Volvemos?
-propuso Francesca.
Zane
asintió. Cuando corrían hacia el acantilado de nuevo se cruzaron
con Ian y Victoria. Se pararon y los miraron con una sonrisa.
-¿Qué
pasa? -preguntó Victoria.
-¡No
sabéis lo que es! -exclamó Francesca.
-¡Increíble!
-dijo Zane.
-Pero,
¿qué pasa? -preguntó Ian, otra vez.
-Nos
acabamos de tirar desde el acantilado. -dijo Francesca, señalando la
cuerda.- Tenéis que probarlo, de verdad...
-Sí,
vamos. -le dijo Ian a Victoria.
-¿Yo
también? No me gusta mucho nadar y esas cosas.. -dijo Victoria.
-Vamos,
es fantástico. -dijo Francesca tirando de ella por su muñeca. Los
cuatro subieron y esperaron en la cola. Esta vez Ian iba primero. Se
tiró sin miedo y disfrutándolo. Después iba Victoria, pero dejó
que Zane fue primero.
-Vamos,
Vicky. Tírate. -le dijo Francesca, que iba tras ella.
-No,
tú primero. -insistió Victoria.
-No,
vamos, no seas cobarde. -dijo Francesca, señalando la cuerda.
-¿Cobarde?
¿Me acabas de llamar cobarde? -dijo Victoria, ofendida. Francesca
entendió cual era el mejor método para hacer que su prima se
tirara.
-Sí,
cobarde... -dijo mirándola con una mirada desafiante.
Victoria
apretó sus labios, se giró, miró la cuerda y echó a correr hacia
ella. Se agarró fuerte y cuando estuvo sobre el mar se soltó,
acompañada con un pequeño grito. Francesca se rió y fue tras ella.

jajajja me encanta :)
ResponderEliminarMásss Noveee!!!