Se levantó la mañana del 23 de julio y miró por la ventana, como
cada mañana. Pero esa mañana estaba lloviendo. Era extraño, era
una tormenta de verano. De todos modos tendría que acompañar a
Blake a la biblioteca a estudiar. Se vistió y bajó a desayunar. Sus
tíos y su prima estaban en la cocina.
-Buenos días, Frankie. -dijo Sean.
-Días sí, buenos no tanto. -dijo Francesca señalando la ventana.
-Sí, lo sabemos. -dijo Vicky.
-Pero no te preocupes, se pasará en un par de días. -dijo Nina.- En
el verano de Fear Hill tan solo hay una tormenta, pero es una
tormenta muy larga. Dura tres días y medio. -explicó Nina.
-¿De qué hablas? -preguntó Francesca, sorprendida de la forma de
hablar de su tía.
-Es una vieja leyenda del pueblo. -dijo Victoria.
-En tres días y medio la tormenta se marchará dejando al Sol de
protagonista durante cuarenta y nueve días más. Después de eso,
llegará el invierno. -dijo Sean.
-Papá, por favor, ¿no creerás en esas tonterías? -preguntó
Victoria.
-Vicky, es cierto. Desde que soy pequeña que se cumplió. -dijo
Nina.- Ya lo verás.
-¿Qué vais a hacer hoy, con este tiempo? -preguntó Sean.
-Creo que dormiré hasta que pasen esos famosos tres días y medio.
-dijo Victoria, yéndose. Sus padres se rieron de ella, mientras
volvía a su cuarto.
-Yo tengo que ir a la biblioteca. Tengo que ayudar a Blake con la
Revolución Francesa. -dijo Francesca.
Pero no hubo ni una pizca de queja o ironía en la frase, lo cual
sorprendió a Nina y a Sean. No era normal que a una adolescente no
le importe estar una mañana entera de verano en la biblioteca
ayudando a un chico a estudiar historia.
Después de desayunar, Blake y Francesca se fueron a la biblioteca.
En el coche de él, como siempre. En cuanto llegaron, Blake se puso a
estudiar y Francesca, a su lado, seguía leyendo sobre la historia de
Fear Hill. Si él tenía alguna duda se la preguntaba a Francesca,
pero no había muchos casos así ya que Blake no estaba concentrado y
no le estaba prestando mucha atención a su libro de texto.
En cambio, Francesca estaba totalmente inversa en la década de los
ochenta de Fear Hill. Había encontrado un libro con algunos hechos
del pueblo, hechos sin importancia. Pero que para Francesca y para su
padre podían ser más que importantes. Y así fue como encontró una
noticia que le interesaba de 1986.
“El día
11 de agosto de 1986, lunes, diez jóvenes cumplieron su proyecto. El
proyecto Paradise. Paradise es el primer café abierto al pie de la
playa en toda la historia de Fear Hill.
-Es un
proyecto que nos une como grupo.
Eso fue
lo qué dijo uno de los participantes de este proyecto: Louis Ronnie.
De él fue la idea.
-Es un
café para todos los jóvenes de Fear Hill. Para que se sientan
atraídos por su pueblo y, sobre todo, no se avergüencen de él.
Así fue
como explicó Rikki McCall, otra de las chicas que ayudó a abrir
Paradise. Después de veinte años de una total caía de la población
de Fear Hill y de tan solo quince alumnos graduados cada año, estos
jóvenes pretenden atraer masas al pequeño pueblo...”
Quedó realmente impresionada por ese artículo. Era una copia del
periódico local. Entonces, se levantó y fue a coger un par de
anuarios de los ochenta. Como decía el artículo, el número de
alumnos por año no superaba los quince. Eso era muy poco comparado
con la cantidad de niños y adolescentes que había ahora en Fear
Hill.
Quizás
aquel proyecto funcionara. Pero otra duda surgió en el interior de
Francesca. ¿Por qué se cambió el nombre del café por
Sasha's? ¿Cómo les fue en el negocio? ¿Por qué no había
escuchado hablar jamás del Paradise? ¿Por qué Sasha era ahora la
dueña y ninguno de los diez chicos que formaron el bar era ya
propietario? ¿Cuándo entró Sasha en la historia del café?
Eran muchas preguntas y no había ninguna respuesta. Siguió leyendo
un par de años más de aquel libro de la historia del pueblo. Pero
no volvió a encontrar escrito ni el nombre de su padre ni el nombre
del café. Blake le propuso volver antes de lo previsto. Estaba
cansado y con la lluvia no tenía muchas ganas de hacer nada.
Salieron de la biblioteca y seguía lloviendo. Pero lloviendo y
mucho.
-Vamos, el coche está ahí. -dijo Blake, señalándolo.
Los dos se sacaron las chaquetas para cubrirse las cabezas hasta el
coche. Subieron y estaban totalmente mojados. Se miraron el uno al
otro y se empezaron a reír.
-Es patético. -dijo Blake.
-Bueno, tan solo son tres días y medio. Creo que lo soportaré.
-dijo Francesca, bromeando.
-¿Ya te contaron la vieja leyenda? -preguntó Blake.
Francesca asintió y se volvieron a reír. Blake estaba acercándose
a sus casas cuando vio a una persona esperando en la puerta de su
casa.
-¡Mierda! -gritó, tocándose la frente.
-¿Qué pasa? -preguntó Francesca.
-Había quedado con Sasha y me olvidé. Aun encima no hay nadie en
casa que le pudiera abrir... -dijo Blake.
Dejó el coche delante de su puerta. Francesca bajó, le sonrió a
Sasha y entró en su casa. Desde la ventana pudo ver una discusión
entre Sasha y Blake, pero pensó que era mejor no meterse en el
medio.
Se pasó el resto de la tarde buscando información sobre Paradise,
pero no encontró nada. Entonces fue a la habitación de Victoria.
Allí, le contó todo lo que le había ocurrido y le preguntó. Pero
ella tampoco sabía nada. Pensó que podría volver a entrar en la
habitación donde estaban los recuerdos de Louis, pero sus tíos
estaban en casa y era demasiado arriesgado.

Uuhh me encanta!!
ResponderEliminarMássss Noveeee!!!