jueves, 12 de junio de 2014

4:

Otro día amaneció en Fear Hill y Francesca se levantó para tomar una taza de café. Era más temprano que el día anterior. Pero Sean ya estaba en la cocina.

-¡Qué madrugadora! -dijo Sean. Francesca le sonrió.- ¿Qué te pareció Fear Hill?

-Es un pueblo muy alegre. -dijo Francesca.

-Pero también guarda muchos secretos. -dijo Nina, entrando por la puerta del jardín. Le dio un beso a su marido.

-¿Qué quieres decir? -preguntó Francesca.

-Que Fear Hill tiene muchas leyendas. Y que todos los que nos criamos aquí tenemos escondidos secretos entre la arena de la playa. -dijo Nina. Francesca iba a preguntar: ¿Mi padre también guarda secretos aquí?, pero antes de que pudiera hacerlo, su tía la interrumpió.- Hablando de la playa, todavía no te compramos los bikinis.

-No hace falta, de verdad... -dijo Francesca.

-Sí que hace. Esta misma mañana iremos de compras tú y yo. -dijo Nina. Entonces, el timbre sonó.- Yo abro, chicos. -dijo Nina.

Fue a la entranda. Al abrir la puerta Sean y Francesca escucharon unos gritos desde la puerta. No eran gritos de dolor o de miedo, eran de emoción. Sean y Francesca se miraron y los dos fueron hacia la entrada principal de la casa.

-Nonis, no me puedo creer que estés aquí. -le dijo una mujer a Nina, abrazándola. ¿La llamó Nonis? Pensó para sus adentros Francesca.- ¡Sean! -gritó al ver al marido de que debería de ser su amiga. La mujer soltó a Nina y abrazó a Sean.- ¿Cómo estáis? ¿Y qué hacéis aquí?

-Este hemos decidido venir a pasar el verano. -dijo Sean.

-Hacía tiempo que no veníais... -dijo la mujer desconocida para Francesca.

-Sí, extrañaba estar en casa... -dijo Nina.- Te presento a mi sobrina, Francesca. Francesca, ella es Rikki. Es mi amiga de toda la vida y además la vecina de al lado.

-Hola, cielo. -dijo Rikki.- ¿Cuántos años tienes? -le preguntó sorprendida.

-Diecisiete. -dijo Francesca.

-¡Ah, te voy a presentar a mis chicos! Son dos chicos guapísimos. -dijo Rikki. Sean y Nina se rieron.

-No le hagas caso, está loca. -dijo Nina.- De todas formas, tendrá que ser otro día. Hoy nos vamos de compras.

-¿Y por la noche? -propuso Rikki.

-Yo esta noche no puedo. Hay un concierto en un restaurante de la playa y me invitaron a ir. -dijo Francesca.

-Pues mañana, decidido. No hagáis planes para mañana. -dijo Rikki.- En mi casa, le diré a Ian que haga una barbacoa. -dijo emocionada.

-¿Quién es Ian? -preguntó Francesca.

-Ian es mi hijo, el mayor. Tiene la misma edad que Vicky, veinte. Y Blake tiene un año más que tú, dieciocho. -explicó Rikki.- Te van a encantar, son guapísimos. Y además, Ian está soltero.

-¡Rikki! La vas a asustar. -dijo Nina.- Pero tú y yo podemos tomar un café esta tarde.

-¿Al Sasha's? ¿Cómo en los viejos tiempos? -propuso Rikki. Las dos se rieron y Francesca las miró sorprendida.

-Claro. A las tres. -dijo Nina.

Las dos se despidieron mientras Francesca cogía su bolso para ir de compras con su tía. No le hacía mucha gracia, pero pensó que podría aprovechar e interrogarla. Las dos fueron caminando. Las tiendas estaban por la misma zona que los restaurantes, en realidad, toda la vida se hacía por esa zona, al pie de la colina. Entraron en varias tiendas y Francesca ya tenía un par de bikinis, entonces decidieron descansar y tomar un batido. Se sentaron en la terraza de cualquier bar.

-Nina, ¿tú podrías contarme un par de cosas? -preguntó Francesca.

-¿Cosas cómo qué? -preguntó Nina.

-Como mi padre. -dijo Francesca. Al escuchar esto, Nina se puso tensa.- Él nunca me habló de su infancia y su adolescencia aquí, en Fear Hill.

-Louis fue un chico normal, Francesca. Se nació y se crió aquí, con el resto de nuestra edad.

-Pero, ¿y sus amigos? ¿Tuvo alguna novia?

-Éramos adolescentes normales, Francesca. Además, entre los hermanos no se cuentan muchas cosas que digamos. -dijo Nina. Francesca entendió que no quería hablar de eso, ahora.- ¿Cuándo llega tu hija?

-En teoría llegaba este viernes, pero su vuelo se retrasó una semana. Así que llegará el viernes de la semana que viene. -explicó Nina.- Voy a pagar, ahora vuelvo. -dijo levantándose.

Francesca sacó su móvil y miró un mensaje de una de sus amigas, pero unas risas de jóvenes escandalosas llamaron su atención. Miró hacia atrás y vio a un grupo de chicos. Entre ellos, estaba aquel chico que se había asomado la noche que se bañó desnuda en la piscina de sus tíos. Se quedó mirando a él y él la miraba a ella. Francesca estaba segura de que no la había visto, pero ahora lo estaba dudando.

-Francesca, ¿vamos? -preguntó Nina.

-Sí, sí... -dijo Francesca levantándose, pero sin dejar de mirar a aquel chico. Ahora, él se estaba acercando y estaba sonriendo.

-¡Nonis! -le dijo a Nina. Francesca suspiró ya que no le iba a hablar a ella ni la miraba a ella, sino a su tía. Él le había vuelto a llamar Nonis a su tía, era extraño para Francesca.

-¡Ian, cielo! Que alegría verte. -dijo Nina, mientras lo abrazaba. Francesca se quedó dudando otra vez. La noche en la que se estaba bañando en la piscina la chica lo había llamado Blake, no Ian.

-Lo mismo digo.

-Está muy cambiado y mayor. -dijo Nina acariciándole la mejilla.

-Todos crecemos. -dijo él, con una sonrisa.

-Mira, ella es mi sobrina, Francesca. -dijo Nina, señalando a su sobrina.

-Hola. -dijo Francesca, levantando un poco la mano izquierda.

-Un placer. Me dijo mi madre que mañana venís a comer. Estoy deseando ver a Vicky. -dijo Ian.

-Lo siento, pero ella todavía no llegó. Llega la semana que viene de Francia. Estoy segura de que en cuanto llegue os irá a ver. -dijo Nina.


Nina e Ian se despidieron y las dos mujeres continuaron yendo de tiendas. Nina le compró un montón de ropa a Francesca, que no estaba acostumbrada a tanto gasto. Pero viendo la casa de sus tíos supuso que ese gasto no suponía nada para ellos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario