-Buenos días, Francesca. -dijo Sean, cuando la vio aparecer en la
cocina para desayunar.- ¿Chocolate, zumo, café...? -le propuso para
desayunar.
-Café, por favor. -dijo Francesca, sentándose en la isla flotante
de la cocina.
-¿Quieres comer algo? Tenemos bollería francesa y estoy haciendo
tortitas. -dijo Sean.
-No, gracias, no suelo desayunar mucho... -dijo Francesca.
-Buenos días. -dijo sonriente Nina. Llegó a la cocina y besó la
mejilla de Francesca.
-¿Haces café? -le preguntó Sean.
-Claro.
-Francesca también toma café. -añadió Sean. Nina empezó a café
para los tres mientras Sean preparaba las tortitas y Francesca miraba
por el ventanal de la cocina.
-¿Qué vas a hacer hoy, Francesca? -le preguntó Nina.
-Quería ir a ver el pueblo. Iré a dar un paseo. -dijo Francesca.
-¿Te esperamos para comer? -preguntó Sean.
-No, comeré por ahí. Pero vengo a cenar, no os preocupéis. -dijo
Francesca, levantándose después de tomar un café.
-Francesca, estamos aquí para ayudarte. -le dijo Nina, antes de que
su sobrina cruzara la puerta de la cocina.
-Y os lo agradezco mucho. -dijo Francesca, sin mirarla.
Subió a su habitación, cogió su bolso y salió de la casa. Caminó
por las calles de Fear Hill y bajó la cuesta que había subido ayer
en el coche. Abajo se encontró con el pueblo de verdad, con los
restaurantes, los turistas, los jóvenes en su primera mañana sin
escuela -como ella-, los surferos... Caminó y visitó el pueblo. Era
pequeño y acogedor, al mismo tiempo que ajetreado y divertido. Vio a
muchos jóvenes que a lo mejor tendrían su edad.
Al mediodía decidió buscar un sitio donde comer. Hubo un
restaurante al pie de la playa que llamó su atención. Se llamaba
Sasha's y estaba bastante lleno. Pero la mayoría de la gente
cogía la comida y se la iba a comer a la playa. Entró y se encontró
con muchos camareros jóvenes. Trabajo de verano, pensó
Francesca. Había cola para pedir la comida, así que se puso detrás
del último y esperó pacientemente.
Pidió un bocata y la chica que la atendió le dijo que debía
esperar quince minutos. Francesca lo hizo mirando una pared. En esa
pared había fotos de lo que parecían los grupos de jóvenes que más
visitaban el lugar. Estaban por orden cronológico y con las fechas
de las fotos encima de ellas. Miró muchas de ellas y se dio cuenta
de que ese restaurante ya tenía casi treinta años de antigüedad.
Llegó a la última foto y la miró detenidamente. Era de 1986, de
veintisiete años antes. Allí había siete chicos y tres chicas,
sentados en una mesa. Una de las chicas tenía el pelo muy rizo y era
rubia, estaba sentada sobre un chico de pelo corto y oscuro. Parecían
novios. Otras dos chicas estaban en las sillas más lejanas,
sonriendo con las cabezas juntas. Tres chicos hacían el tonto
juntos. Y otros tres simplemente sonreían. Era una foto bonita.
-Tu comida. -dijo una chica, sonriéndole. Era rubia y con el pelo
muy rizo recogido en una coleta. En la camisa del uniforme tenía una
placa con su nombre. Se llamaba Sasha.
-Gracias. -dijo mirando la placa con el nombre de la joven.- ¿Esto
tiene tu nombre? -preguntó Francesca.
-Sí. -dijo sonriente Sasha. Después se corrigió.- Bueno, no. Tiene
el nombre de mi madre y yo me llamo como mi madre... -dijo riendo.
Francesca no pudo evitar reírse también, la rubia tenía una risa
contagiosa.- Soy Sasha.
-Francesca. -dijo ella.- ¿Te puedo hacer una pregunta?
-Claro, incluso dos, hoy estoy generosa. -dijo Sasha. Las dos se
rieron.
-¿Por qué tenéis estas fotos ahí? -preguntó Francesca, señalando
la pared.
-¿Las fotos? Fue una idea de mi madre. Esto lo crearon ella y sus
amigos. Después del primer año desde la apertura colgaron su foto
en ese mismo lugar. A partir de ahí, mi madre le sacaba una foto a
un grupo de jóvenes que visitaban el Sasha's y la colgaba ahí
como recuerdo. -explicó Sasha. Francesca cogió la bandeja con su
comida, que tenía la rubia, y se fue.- Espera. -gritó Sasha. La
siguió, mientras Francesca se sentaba en una mesa y ella se sentó
con la nueva en el pueblo.- ¿Por qué no te conocía? Conozco a casi
todo el mundo de Fear Hill.
-Porque yo no soy de aquí. -dijo Francesca.- Soy la sobrina de Nina
y Sean Guntler.
-¿Los Guntler están de vuelta este verano? -preguntó Sasha
sorprendida.- Hacía años que no venían.
-Pues este año han vuelto, conmigo. -dijo Francesca.
-¿Ellos tenían una hija, no? -preguntó Sasha, pensativa.
-Sí... Se llama..
-Vicky. -la interrumpió Sasha.- La conozco.
-Pues que suerte, yo no.
-¿No conoces a tu prima? -preguntó sorprendida Sasha.
-No, una larga historia... -dijo Francesca.
-¡Sasha! -le gritó un hombre, desde la barra. Sasha le hizo un
gesto para decirle que ya volvía a su trabajo.
-Escucha, mañana por la noche hay un concierto aquí. ¿Por qué no
vienes? -dijo Sasha cogiendo una servilleta y apuntando allí el
nombre de Francesca.- Si alguien te pregunta dile que vienes invitada
por Sasi. -dijo Sasha.
-¿Sasi? -preguntó Francesca.
-Otra larga historia. -dijo Sasha.- Ven, por favor. -le pidió Sasha.
-Pero yo...
-No quiero escusas. -dijo volviendo a su trabajo.
Francesca se rió y empezó a comer. Volvió a mirar aquella foto, la
primera, la de 1986. No sabía por qué, pero le daba la impresión
de que aquella foto la había visto antes. ¿Dónde? Ni idea. Quizás
solo fuera una impresión de ella, simplemente.

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