-Paul, ¿dónde está mi hija? -preguntó Scarlett,
mientras Paul charlaba con unos amigos de sus padres.
-Fue a la habitación, dijo que se iba a cambiar. -dijo
Paul.
-Gracias, cariño. -dijo Scarlett. Entró en el hotel y
subió hasta la habitación de su hija. Cuando estaba llegando, ella
salía con un vestido negro.- Duraste todavía menos que yo con el
vestido de novia puesto. -su hija se rió.
-No seas tonta, mamá. Ya se está haciendo de noche.
-dijo Brooke.
-Sí, pero todavía quedan una hora de luz, más o
menos. Habrá que aprovecharla. -dijo Scarlett.
-¿Aprovecharla, cómo? -preguntó Brooke, caminando con
su madre hacia el ascensor.
-Bailando, riendo, disfrutando del día de tu boda.
-dijo Scarlett.- Este sitio es precioso y perfecto.
-Esther nos lo recomendó. -dijo Brooke. Las dos
subieron al ascensor y las puertas de éste se cerraron.
-¿Cómo lo estás pasando?
-Muy bien... Demasiado bien. -dijo Brooke, con una
sonrisa en la cara.- No fue como nos lo habíamos imaginado, pero fue
incluso mejor.
-Eso está muy bien. -dijo apartando un mechón de pelo
que se escapó del moño de su hija.- Pero, ¿sabes qué estaría
mejor?
-Sorpréndeme. -dijo Brooke.
-Que tengas un matrimonio mejor que el día de tu boda.
Sí, es muy importante el día en el que te casas, pero más
importante serán los siguientes días, los días de la convivencia,
del amor, de la vida en pareja...
-Que profundo, mamá. Me sorprende que lo hubieras
pensado tú sola. -dijo Brooke, irónica.
-No lo pensé yo. Eso mismo me dijo mi madre el día de
mi boda. -dijo Scarlett.
Las dos se rieron y el ascensor se abrió justo en la
planta baja del hotel. Entraron en el salón donde había comido y
los que ya estaban cansados allí estaban, hablando. Brooke aprovechó
para pasar un poco con sus abuelos, los padres de su padre. Paul
entró, buscándola y al verlo, los abuelos de Brooke, lo llamaron.
Él se acercó con una sonrisa.
-¿Ya tenéis casa? -preguntó la señora Lee.
-Sí, alquilamos un apartamento en el centro de York.
-dijo Paul.
-¿Y por qué no compráis una casa? -propuso el viejo
Lee.
-Todavía no tenemos tanto dinero y no estamos seguros
de querer comprar una casa. -dijo Brooke.
-Lo pensaremos en unos años. -dijo Paul.
-¿E hijos? -dijo la señora Lee. El recién matrimonio
se miró y se sonrieron incómodos. Habían hablado de ello, pero
nada serio.
-Rose, no agobies a los chicos. -dijo Scarlett,
sentándose con ellos y riéndose.
-Cariño, vosotros tardasteis mucho en tener hijos
después de la boda. -dijo Rose Lee.
-Tuvimos a Cody tres años después de casarnos. -dijo
Scarlett, riéndose.
-¡Una eternidad! -exageró la mujer.
Todos se rieron. Poco después Paul y Brooke escaparon y
su fueron al jardín otra vez. Paul, al ver a casi todos sus amigos
sentados en una esquina donde había unos sillones, se acercó a
ellos.
-¿Ya estáis cansados? -dijo Paul.
-Un poco... -dijo Lauren, poniendo los pies sobre las
piernas de John. Éste se los apartó poniendo cara de asco.
-Pero dentro de un poco volvemos, no te preocupes. -le
dijo Danny.
-¡Vaya boda, amigo! A ver quien es el siguiente en
casarse, que ya quiero repetir. -dijo Edward.
-Podías casarte tú. -dijo Catherine.
-¿Yo? ¿Con quién? -preguntó Edward, soltero hasta el
momento.
-Busca una novia. Mira, por allí hay muchas chicas.
-dijo Esther, señalando a las amigas de Brooke.
-¿Tú crees que alguna me haría caso? -preguntó
Edward, ilusionado.
-No. -dijo Esther. Todos se rieron y Edward los quiso
matar con la mirada. Edward no era guapo y eso le marcó toda la
vida.- Pero la esperanza es lo último que se pierde, Eddy.
-No me llames Eddy. -dijo Edward, que odiaba ese apodo.
Todos se volvieron a reír y Paul se sentó.
-¿Queréis una cerveza? -propuso Paul. Todos se
quejaron y gritaron un No rotundo.- ¿Aun tenéis resaca?
-No tenemos resaca, pero nos quedamos sin ganas de beber
más. -explicó Lucas.
-Mirad, el atardecer... -dijo Catherine señalando el
cielo. Todos empezaron a hacerle burla por lo cursi que era.- ¿Sois
estúpidos?
-Un poco... -admitió Danny.
-Pero es cierto. Podemos ir a ver el anochecer a la
playa. -dijo Lauren.
-¿Ves, Catherine? Esa sí que es una buena idea. -dijo
Esther, levantándose.
-Si mi madre os ve iros os mata. -los avisó Paul.
-Iremos escondidos. -dijo John, actuando como un espía.
Paul buscó con la mirada a Brooke, cuando la encontró se acercó a
ella.
-Los chicos fueron a ver el anochecer a la playa,
¿vamos? -propuso Paul. Brooke sonrió y miró a sus amigas antes de
gritar:
-¡Vamos a la playa!

Máss Noveee!!!!!!
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