viernes, 11 de abril de 2014

Number eighteen: Nueva casa.



-Esta es tu nueva casa... -mientras Charlotte le enseñaba la casa a Erika y Bree preparaba la nueva portada para sus próximos conciertos patrocinando a Erika, Caroline, Alexis, Cory y Peter intentaban solucionar un problema técnico.

-¡Esto no funciona! -finalmente Cory se rindió y sacó la cabeza del interior de la motor-home. El motor no funcionaba y llevaban un tiempito intentando arreglarlo.

-Espera... -dijo Caroline, uniendo otros dos cables. Eso hizo un cortocircuito y los cuatro se apartaron del motor.- ¿Funciona?

-Espera. -dijo Alexis subiéndose a la motrohome e intentando arrancar el motor pero este hizo otra chispa y no encendió.

-Se murió... -dijo Peter. Alexis y Caroline se quedaron mirando el motor con expresión triste.

-¿Qué les pasa? -le preguntó Cory.

-Le tienen un gran cariño a este vehículo. -explicó Peter.- Las acompañó desde que salieron de Brigdewater.

-Chicas, fue bonito mientras duró... -dijo Cory. Las dos lo miraron sorprendidas.- Me parecía que quedaba bien en este momento. -se excusó él.

-Daisy se murió... -dijo Caroline.

-Para, ¿le pusistéis nombre a la casa rodante? -preguntó Peter.

-Sí, ¿la van no tiene nombre? -preguntó Alexis. Los dos chicos negaron.- Tenemos que darle la mala noticia a las chicas. -le dijo a Caroline. Ésta asintió y las dos entraron en la casa rodante.

-¿Que pasó? ¿Por qué esas caras tan largas? -preguntó Bree, cuando las vio entrar.

-¿La pasa algo a Daisy? -preguntó Charlotte. Cory y Peter se volvieron a mirar sorprendidos.

-Daisy... Nos acaba de dejar. -dijo Caroline. Las caras de Bree y Charlotte se transformaron, tal y como se habían transformado las de las primas. Las cuatro se abrazaron.

-¿Quién es Daisy? -les preguntó en voz baja Erika a los chicos.

-La motor-home. -explicó Cory. Erika no pudo evitar soltar una risita.

-Chicas, no os preocupéis por eso. Yo puedo buscar un autobús, un autobús enorme. Perfecto para una banda, como nosotros. -dijo Erika.

-¿Qué quieres decir? -preguntó Charlotte, separándose del abrazo.

-¿Con literas, cocina, salón, televisión..? -preguntó Alexis.

-Exacto. -dijo Erika.

Las chicas aceptaron dejar atrás a Daisy y comenzar otra parte de la gira con nueva casa. Acompañaron a Erika a buscar el autobús. Fueron a un viejo taller a cargo de un hombre gordo, al que Erika conocía. Le pidió un autobús y él les dio el mejor que tenía a un precio muy bajo. Lo llevaron hasta donde estaba Daisy. Durante días lo limpiaron y lo arreglaron, atrasando así sus conciertos más próximos.

El autobús tenía dos pisos y era enorme, lo suficiente para las siete personas que eran. En la parte de arriba había un baño -con ducha- y las literas. Pero también había una habitación hecha para ser un dormitorio, pero para evitar peleas por ella la convirtieron en el estudio de grabación. En la parte inferior estaba el volante, la cocina con una mesa de comedor, un pequeño salón y otro baño -sin ducha esta vez-.

A Peter se lo ocurrió que podían pintar el exterior del autobús y él mismo se encargó de comprar la pintura. Pintaron el autobús de color celeste y quedó precioso. Erika se encargó de buscar una matrícula. Cuando llegó con ella, la traía en una caja del mismo color que el autobús.

-¿Qué es esto? -preguntó Bree, cuando Erika dejó la caja en sus manos. Las otras tres también estaba presentes.

-Me imagino lo importante que era Daisy para vosotras... -dijo la nueva.- Ábrelo.

Dentro de la caja había una matrícula. Las letras de esta matrícula era DSY, que era una especie de abreviatura de Daisy. También había cuatro llaveros de una motor-home, bastante parecida a Daisy. Las chicas, emocionadas, abrazaron a Erika y le agradecieron todo lo que había hecho por ellas.

-Chicas, ¿ya nos podemos ir? -preguntó Cory.

-Solo hay que sacar nuestras cosas de la motor-home y llevarla al desguace. -dijo Alexis.

Y eso hicieron. Vaciaron su antigua casa y metieron todas las cosas en el enorme maletero. Era una solución temporal, ya se irían acomodando en el autobús o Daisy Junior, como Caroline lo había bautizado. Llamaron a la grúa y se quedaron mirando como la grúa se llevaba la motor-home. Después subieron al autobús y Peter se sentó al volante. A su lado, Caroline con un mapa. En la mesa del comedor, Alexis y Charlotte, preparando posibles canciones para los shows. Al otro lado de la mesa del comedor, Cory y Erika jugaban a las cartas. Y, por último, al final del autobús, donde habían decidido dejar unos asientos de autobús normal, Bree leía. Después de un tiempito viajando el móvil de Peter sonó.

-Lotte, ¿puedes coger la llamada? -le dijo Peter, que seguía conduciendo. Charlotte cogió el móvil y atendió.

-¿Cuanto tardamos en llegar a Blackfoot, Idaho? -preguntó, tapando el micrófono del móvil.

-Si conducimos toda la noche mañana al mediodía. -calculó Alexis.

-Entonces, ¿podríamos cantar mañana por la noche allí? -preguntó Charlotte.

-Yo necesito ensayar con vosotras. -dijo Erika. Mientras arreglaban el autobús habían ensayado, pero no lo suficiente.

-No hay problema, los chicos conducen mientras nosotras ensayamos. -dijo Caroline.

-¿Acepto o no? -preguntó Charlotte.

-Sí. -dijeron a coro las primas. Peter también aceptó.


Charlotte confirmó el show aquella noche y dejó el móvil donde estaba. Fueron a avisar a Bree, que estaba en su mundo de las historias ficticias, y las chicas se fueron a ensayar. Cory las ayudó con el material informático y después le cambió a Peter y se puso a conducir. Peter supervisó el ensayo y las ayudó un poco. Estaban preparando un par de canciones con Erika y algunos solos. Era el primer show en el que el público tendría que pagar la entrada, y no era un show para bailar. Por eso decidieron cantar bastantes baladas.

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