-Esta es tu nueva casa... -mientras Charlotte le enseñaba la casa a Erika y Bree preparaba la nueva portada para sus próximos conciertos patrocinando a Erika, Caroline, Alexis, Cory y Peter intentaban solucionar un problema técnico.
-¡Esto no funciona! -finalmente Cory se rindió y sacó la cabeza
del interior de la motor-home. El motor no funcionaba y llevaban un
tiempito intentando arreglarlo.
-Espera... -dijo Caroline, uniendo otros dos cables. Eso hizo un
cortocircuito y los cuatro se apartaron del motor.- ¿Funciona?
-Espera. -dijo Alexis subiéndose a la motrohome e intentando
arrancar el motor pero este hizo otra chispa y no encendió.
-Se murió... -dijo Peter. Alexis y Caroline se quedaron mirando el
motor con expresión triste.
-¿Qué les pasa? -le preguntó Cory.
-Le tienen un gran cariño a este vehículo. -explicó Peter.- Las
acompañó desde que salieron de Brigdewater.
-Chicas, fue bonito mientras duró... -dijo Cory. Las dos lo miraron
sorprendidas.- Me parecía que quedaba bien en este momento. -se
excusó él.
-Daisy se murió... -dijo Caroline.
-Para, ¿le pusistéis nombre a la casa rodante? -preguntó Peter.
-Sí, ¿la van no tiene nombre? -preguntó Alexis. Los dos chicos
negaron.- Tenemos que darle la mala noticia a las chicas. -le dijo a
Caroline. Ésta asintió y las dos entraron en la casa rodante.
-¿Que pasó? ¿Por qué esas caras tan largas? -preguntó Bree,
cuando las vio entrar.
-¿La pasa algo a Daisy? -preguntó Charlotte. Cory y Peter se
volvieron a mirar sorprendidos.
-Daisy... Nos acaba de dejar. -dijo Caroline. Las caras de Bree y
Charlotte se transformaron, tal y como se habían transformado las de
las primas. Las cuatro se abrazaron.
-¿Quién es Daisy? -les preguntó en voz baja Erika a los chicos.
-La motor-home. -explicó Cory. Erika no pudo evitar soltar una
risita.
-Chicas, no os preocupéis por eso. Yo puedo buscar un autobús, un
autobús enorme. Perfecto para una banda, como nosotros. -dijo Erika.
-¿Qué quieres decir? -preguntó Charlotte, separándose del abrazo.
-¿Con literas, cocina, salón, televisión..? -preguntó Alexis.
-Exacto. -dijo Erika.
Las chicas aceptaron dejar atrás a Daisy y comenzar otra parte de la
gira con nueva casa. Acompañaron a Erika a buscar el autobús.
Fueron a un viejo taller a cargo de un hombre gordo, al que Erika
conocía. Le pidió un autobús y él les dio el mejor que tenía a
un precio muy bajo. Lo llevaron hasta donde estaba Daisy. Durante
días lo limpiaron y lo arreglaron, atrasando así sus conciertos más
próximos.
El autobús tenía dos pisos y era enorme, lo suficiente para las
siete personas que eran. En la parte de arriba había un baño -con
ducha- y las literas. Pero también había una habitación hecha para
ser un dormitorio, pero para evitar peleas por ella la convirtieron
en el estudio de grabación. En la parte inferior estaba el volante,
la cocina con una mesa de comedor, un pequeño salón y otro baño
-sin ducha esta vez-.
A Peter se lo ocurrió que podían pintar el exterior del autobús y
él mismo se encargó de comprar la pintura. Pintaron el autobús de
color celeste y quedó precioso. Erika se encargó de buscar una
matrícula. Cuando llegó con ella, la traía en una caja del mismo
color que el autobús.
-¿Qué es esto? -preguntó Bree, cuando Erika dejó la caja en sus
manos. Las otras tres también estaba presentes.
-Me imagino lo importante que era Daisy para vosotras... -dijo la
nueva.- Ábrelo.
Dentro de la caja había una matrícula. Las letras de esta matrícula
era DSY, que era una especie de abreviatura de Daisy. También
había cuatro llaveros de una motor-home, bastante parecida a Daisy.
Las chicas, emocionadas, abrazaron a Erika y le agradecieron todo lo
que había hecho por ellas.
-Chicas, ¿ya nos podemos ir? -preguntó Cory.
-Solo hay que sacar nuestras cosas de la motor-home y llevarla al
desguace. -dijo Alexis.
Y eso hicieron. Vaciaron su antigua casa y metieron todas las cosas
en el enorme maletero. Era una solución temporal, ya se irían
acomodando en el autobús o Daisy Junior, como Caroline lo
había bautizado. Llamaron a la grúa y se quedaron mirando como la
grúa se llevaba la motor-home. Después subieron al autobús y Peter
se sentó al volante. A su lado, Caroline con un mapa. En la mesa del
comedor, Alexis y Charlotte, preparando posibles canciones para los
shows. Al otro lado de la mesa del comedor, Cory y Erika jugaban a
las cartas. Y, por último, al final del autobús, donde habían
decidido dejar unos asientos de autobús normal, Bree leía. Después
de un tiempito viajando el móvil de Peter sonó.
-Lotte, ¿puedes coger la llamada? -le dijo Peter, que seguía
conduciendo. Charlotte cogió el móvil y atendió.
-¿Cuanto tardamos en llegar a Blackfoot, Idaho? -preguntó, tapando
el micrófono del móvil.
-Si conducimos toda la noche mañana al mediodía. -calculó Alexis.
-Entonces, ¿podríamos cantar mañana por la noche allí? -preguntó
Charlotte.
-Yo necesito ensayar con vosotras. -dijo Erika. Mientras arreglaban
el autobús habían ensayado, pero no lo suficiente.
-No hay problema, los chicos conducen mientras nosotras ensayamos.
-dijo Caroline.
-¿Acepto o no? -preguntó Charlotte.
-Sí. -dijeron a coro las primas. Peter también aceptó.
Charlotte confirmó el show aquella noche y dejó el móvil donde
estaba. Fueron a avisar a Bree, que estaba en su mundo de las
historias ficticias, y las chicas se fueron a ensayar. Cory las ayudó
con el material informático y después le cambió a Peter y se puso
a conducir. Peter supervisó el ensayo y las ayudó un poco. Estaban
preparando un par de canciones con Erika y algunos solos. Era el
primer show en el que el público tendría que pagar la entrada, y no
era un show para bailar. Por eso decidieron cantar bastantes baladas.

Me encanta!!!!
ResponderEliminarMássss Nove!!!!!