miércoles, 12 de marzo de 2014

Repitiendo la historia.


-Brianna, ¿me peinas? -le pidió Molly en el vestuario. Ella se sentó detrás de Molly y la peinó mientras William le vendaba el tobillo a Daphne.

-¿Cómo estáis, chicas? -preguntó William.

-Estoy tan nerviosa que no hice pis en todo el día. -dijo el dorsal diez, Anna.

-¿Y eso que tiene que ver? -le preguntó Brianna.

-Que el cerebro expulsa una hormona que no me deja hacer pis cuando estoy en una situación de tensión o de peligro. Se llama la hormona del peligro, o algo así. -explicó ella.

-Está bien saberlo... -dijo riendo William.- Esto ya está. -le dijo a Daphne.

-Gracias. -dijo ella. Brianna lo miró y le hizo una seña.

-Bueno, en diez minutos fuera. -les dijo William que salió acompañado por Brianna.

-¿Sabéis lo que he leído del equipo de Duendes Verdes que ganó el campeonato nacional? -preguntó Christine.- Las chicas escuchaban una canción antes de salir al campo y bailaban y cantaban en el vestuario. Eso era como su amuleto de la suerte.

-¿Lo hacemos? -propuso Molly. Todas asintieron pero ninguna tomó la iniciativa de poner la música, hasta que Molly recordó una canción que le encantaba.- ¿Os parece bien si escojo yo la canción?

-Claro. -dijeron todas. Molly cogió su móvil y puso Move, de Little Mix.

La primera en dar los primeros pasos de baile fue Daphne, que no se podía quedar quieta mientras escuchaban música.

Hey! Get your back off the wall. Don’t you get comfortable. Looking so hot I think that I might fall. Feeling like it’s my birthday. Like Christmas day came early. Just what I want. So when we move. You move. -cantaron todas juntas en el estribillo.

Acabaron bailando encima de los bancos y cantando a grito pelado. Cuando Brianna pasó por delante del vestuario con las botellas de agua en los brazos se paró a escuchar. Sonrió y siguió su recorrido. Una de las animadoras las fue a avisar de que debían empezar a salir, que ya las iban a presentar. Todas chocaron sus manos y se colocaron por orden. Como siempre, salieron corriendo al ritmo que el comentarista las nombraban. Después se pusieron a calentar. Brianna se sentó al lado de William, que miraba a sus chicas calentar.

-¿Sabes que antes estaban cantando, en el vestuario? -le dijo Brianna.

-¿Sí? ¿Cómo hacíais vosotras? -le dijo con una sonrisa. Ella asintió y él le acarició la rodilla.

-Después no queréis que las niñas sepan que estáis juntos. -se quejó Harry Goldman, apareciendo en escena.

-Entrenador... -dijo William riéndose y saludando al viejo.

-¿Cómo estás? -le preguntó Brianna.

-Bueno, intento disfrutar de esto, de lo poco que me queda dirigiendo este club. -dijo el viejo. Brianna le acarició el hombro.

-Entrenador, tres minutos. -le avisó un árbitro a William. Goldman les deseó suerte y subió a las gradas. William se paró delante de sus chicas.

-Lo de siempre. Sin cambios, nuestro juego no el de ellas... -al decir esto, Brianna se acordó de que eso mismo les había dicho Goldman antes de su final.- Chicas, no hay presión. -dijo cuando juntaron sus puños en el centro de un círculo para gritar el nombre del equipo. Salieron al campo y eran conscientes de lo difícil que iba a ser eso.

En el equipo contrario, Palos Nuevos, eran más altas y más fuertes. Pero las chicas Duendes Verdes eran más rápidas y controlaban mejor el balón. No había muchas más diferencias. Las ganas eran las mismas, el número de jugadoras también... William dirigía la cancha, mientras Brianna tranquilizaba el banquillo. El final del primer cuarto no fue favorable para Duendes Verdes, y el del segundo tampoco. William las reunió en el vestuario y con la ayuda de su pizarra les explicó los errores y como arreglarlos.

El equipo volvió a salir al campo con las mismas ganas y la misma intensidad. William se acercó a Brianna y sin mirarla le susurró.

-¿Algún consejo? -le preguntó.

-No, todo está perfecto. -le dijo Brianna. William giró la cabeza hacia las gradas y entonces vio a todo los equipos de Duendes Verdes allí, amigos y familia... Pero sobre todo estaban sus amigos: Ryan, Noel, Cassandra, Eric, Kayla y Mery.- Tranquilo. -le dijo Brianna.

-Molly. -le dijo William a su jugadora que estaba sentada en el banquillo. Ésta se levantó y se acercó a ellos.- ¿Puedes salir?

-Claro. -dijo ella con una sonrisa y sacándose la sudadera. Cuando dejó ver sus brazos William se fijó en un moratón que tenía en el brazo. Era violeta y enorme. Se dio cuenta que eso se lo había echo en las semifinales y sonrió.

En el tercer cuarto, las locales acortaron distancias y se pusieron a tres puntos de Palos Nuevos. Pero en el cuarto tiempo consiguieron empatar. Quedaban tan solo treinta segundos y ellas tenían que anotar. Christine tenía el balón, seis números rondaban su cabeza: ocho, tres, ocho, tres, tres, cero. No era un problema de matemáticas que podía resolver con una simple fórmula. Tenía que resolver eso con la cabeza, pensando en frío. Organizó el campo y colocó a sus jugadoras. Las jugadoras con las que Christine se sentía más cómoda estaban con ella ahora: Molly, Daphne, Sarah y Cecilia. Tantos años jugando juntas hacían que se entendieran a la perfección.

Tres, cuatro pases. Daphne da dos botes hacia la canasta pero retrocede. Y el balón vuelve a sus manos. Doce segundos. Miró a sus entrenadores, ellos estaban casi más perdidos que ella. Mentalmente y en dos segundos planeó la jugada perfecta. Solo diez segundos. Le pidió a Cecilia que bloqueara a su defensora, ésta lo hizo. Christine entró en la zona, pero la defensora de Sarah apareció delante de ella. Perfecto, pensó ella. Le dio un pase a Sarah, que estaba colocada a cinco metros de la canasta, ésta en cuanto recibió el balón y vio el tiempo, seis segundos, no dudó en la acción. Tiró a canasta. El balón viajó a cámara lenta, despacio para todos en el pabellón. Tocó el aro una, dos veces. Pero entró. Christine sonrió ante su jugada victoriosa.

Defensa! ¡Defensa! -gritó William con todas su fuerzas. Solo quedaban cinco segundos, pero tiempo suficiente para una canasta.

Molly defendía a la estrella del equipo, a la cual no dejó ni respirar. Cuando recibió el balón el tiempo empezó a correr, y Molly la agobio todavía más. Cuatro, todas bien pegadas a sus jugadoras. Tres, Brianna aprieta la mano de William entre las suyas. Dos, el otro equipo todavía no pasó del medio campo. Uno, la contraria le da el balón a Molly. Cero.

El comentarista pone una canción que cree apropiada para el momento, mientras las jugadoras corren unas hacia las otras para abrazarse. El público se levanta y Brianna suelta la mano de William para abrazarlo. William por encima del hombro de Brianna visualiza una figura que no esperaba ver allí ese día, pero no le importa. Change your life de Little Mix suena en todo el pabellón.

Todas abrazadas, gritan y sonríen. Incluso a alguna se le escapa alguna lágrima. De repente, como si se leyeran los pensamientos, todas corren a abrazar a William y a Brianna. La primera en separarse de ese abrazo es Molly, que camina despacio hacia Harry Goldman, que observa la escena desde una esquina. Lo abraza y el viejo sonríe. Hacía mucho tiempo que no sonreía así.

Sólo seis, sólo seis capítulos.
Un beso.
Cris.~

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