-¡Corre! -gritó Cassandra a Harry Willer, durante el entrenamiento. Llevaba unos días entrando sola, ya que Kayla estaba muy ocupada con el tema de la música.- Listo, chicos, se acabó el entrenamiento. -los chicos dejaron el balón y caminaron para rodear a Cassandra.- Bueno chicos, mañana es veinticuatro de diciembre, así que no vamos a entrenar ni mañana ni en Navidad. Pero el veintiséis de diciembre os quiero a todos aquí a las siete.
-¡Entrenadora! -se quejó Paul Berry, después de su
queja llegaron las de los demás.
-¿Queréis entrenar mañana, también? -preguntó
Cassandra. Todos se callaron y negaron.- Entonces, ¿nos vemos el
veintiséis?
-Si... -dijeron todos a coro y con pocas ganas.
-Con más ganas, chicos. -pidió Cassandra riendo.
-Si, entrenadora. -dijeron todos más alto.
-Y ahora, a las duchas cantando, por favor. -pidió
ella.
-¿Qué cantamos? -preguntó Wesley siguiéndole la
broma. Ya se llevaban mejor que al principio.
-Jingle bells. -pidió Cassandra.
-Vamos, chicos. Uno, dos, tres. -dijo Wesley marcando el
principio de la canción. Todos se fueron al vestuario cantando.
Cassandra se rió y al darse la vuelta se encontró con Harry
Goldman.
-Cada vez me sorprendo más de como puedes cambiarlos.
-le dijo Goldman a Cassandra.
-¿Por qué lo dices? Yo los veo igual que siempre...
-Estos chicos eran unos chicos que nunca habían ganado
un partido y tú hiciste que ganaran su primer partido. Siempre
llegaban tarde a entrenar y hoy vi llegar a Wesley y a Eric llegar
media hora antes del entrenamiento. Estos chicos antes no tenían ni fuerza
ni ganas y haces que salgan de entrenar cantando un villancico. ¿Cómo
lo haces? -le dijo Harry Goldman.
-Entrenador, ¿no te acuerdas de como éramos antes de
que llegaras? Éramos esos chicos y en un año conseguiste hacernos
campeones nacionales. -le dijo Cassandra.- Esto, comparado con lo que
tú hiciste, no es nada.
-Lilly me contó que os propuso jugar en el equipo y que
lo estabais pensando.
-Si.
-¿Y? -le preguntó Goldman, esperando una respuesta.
-Después de las Navidades te daremos una respuesta. Me
tengo que ir, Goldman, mi hija y mi marido me esperan para escoger el
menú para la cena de mañana. Este año la cena de Noche Buena es en
mi casa y doce personas esperan que la cena esté exquisita. -le dio
un abrazo y salió del pabellón.- ¡Feliz Navidad! -le gritó antes
de salir.
-Igual... -musitó él cuando ella ya no lo escuchaba.
En casa de Adam y Heather Evans, toda la familia se
reunió. Noel, Tara, Kelly y Lisa fueron los primeros en llegar.
Brianna y Louis, los segundos. Y los últimos, como no, Ryan, Mónica
y Danniel. Cuando estos llegaron el árbol estaba ya en la puerta de
la enorme casa. Noel, Adam y Ryan lo metieron en el salón mientras
que el resto buscaban las cajas con los adornos navideños. El
teléfono sonó y Heather lo cogió. Era su hermana y madre de
Brianna, Emily. Emily Blunt y Bob Parsons seguían siendo los famosos
empresarios dueños de “Bello, fuerte y formal”. Viajaban
continuamente y seguían siendo las mismas personas que dejaron que
su hija de diecisiete años viviera sola durante un año entero. Pero
ella los quería, eran sus padres.
-Brianna, tus padres. -le dijo su tía, pasando el
teléfono.
-¿Hola? -preguntó Brianna, levantándose y alejándose
del barullo.
-¿Dónde están las luces, mamá? -le preguntó Molly,
buscando todavía en el desván.
-Detrás de aquellas cajas del fondo. -le dijo Adam,
señalando la caja que contenía las luces para el árbol.
El árbol fue colocado en el enorme salón de la casa.
Los niños empezaban a decorarlo hasta donde llegaban. Noel y Ryan
levantaron a las gemelas para que colgaran algunos detalles algo más
alto de lo que ellas llegaban. Danniel y Molly colgaron los
calcetines en la chimenea. Mónica, Tara y Heather decidieron
preparar chocolate caliente para todos. Solo quedaba la estrella del
alto del árbol, pero nadie le llegaba. Así que Ryan tuvo una idea.
-Ven, Brianna. Te subes a mis hombros y colocas la
estrella.
Ryan era el más alto allí presente y Brianna la más
pequeña entre los adultos. Así que Brianna se sentó sobre los
hombros de Ryan, Noel le pasó la estrella y ella la colocó en el
árbol. Después Adam, enchufó las luces y el enorme árbol se
iluminó. Todos aplaudieron y después se fueron a tomar los
chocolates que las chicas habían preparado. Habían decidido
quedarse todos en casa de Adam y Heather y disfrutar de las Navidades
juntos.
En cambio, Kayla y Eric estaban preparando un pequeño
árbol en el comedor de su casa.
-Kayla, es para ti. -le dijo Eric, después de coger el
teléfono. Kayla cogió el teléfono y lo pegó a su oreja.
-Kayla, soy Brooke Trent.
-Hola. -dijo sonriente Kayla.
-Tengo noticias para ti. Me acaban de avisar que puedes hacer la audición el veintinueve de este mes, si a ti te viene bien.
-Claro, que me viene bien. -dijo Kayla emocionada.
-Perfecto. Simon me encargó que sea tu consejera y
asistenta en esto. Así que, ¿te apetece mañana comer juntas y
decidimos la canción y el vestuario?
-Perfecto. ¿Te acuerdas de donde quedamos la vez
anterior? -en Cazadores de Duendes.
-Si.
-¿Allí a las doce? Preparan una comida riquísima.
-dijo Kayla.
-Muy bien. Nos vemos mañana.
-Adiós... -dijo Kayla. Eric la miraba esperando
escuchar la historia.- Hago la audición el veintinueve. -dijo ella.
Él le sonrió y los dos se abrazaron.
Todo eran buenas noticias y buenos momentos, menos para
William. Estaba sentado en su butaca, en una esquina de su salón,
mirando lo que estaba pasando por la ventana. Las luces colgadas por
todas las fachadas y por todos los árboles. La gente corriendo de un
lado a otro con bolsas de plástico llenas de comida o, quizás, de
regalos. No había decorado su casa. No había comprado comida ni
regalos. Y estaba solo. Sus padres lo llamaron para que fuera a comer
en Navidad a su casa, pero la Noche Buena la pasaría solo. El timbre
sonó y él fue a abrir.
-Buenas noches. -le dijo Mery, desde el otro lado. Entró
con bolsas en las manos.
-¿Qué haces aquí, Mery? -le preguntó sorprendido
William, cerrando la puerta.
-Vengo a cenar contigo, ¿está mal? -dijo sacando
comida de las bolsas de plástico.- ¿Tienes planes para mañana?
-No.
-Pues ahora si. Vamos a ir a una fiesta. -le dijo Mery.
-No tengo ganas, Mery.
-¿Te vas a pasar las Navidades aquí, llorando? Vamos,
Will. ¿Me vas a decir que ir a una fiesta no es mejor plan? -al
decir esto Mery, William se quedó pensando unos segundos.
-Vale, iré. Pero solo porque me lo pides tú. -le dijo.
Mery le sonrió y lo abrazó.

¡Quiero Will y Brianna! ;)
ResponderEliminarMásss Noveeee!!!!!