Estaba todo oscuro. No había ni una luz encendida
dentro de la casa, pero alguna luz del exterior entraba por la
puerta. Cargados de regalos y bolsas bajaban las escaleras en
silencio y con cuidado. Él se tropezó y ella lo miró.
-Philip, ¿estás bien? -preguntó ella.
-Sí, sí, sigue caminando.
Legaron al salón, donde las luces intermitentes del
árbol de Navidad los iluminaba. Dejaron las cosas debajo del árbol
y Holly sacó una carta de un niño del bolsillo. Los dos se
acercaron para leerla.
-Un camión de juguete. -leyó ella.
-Sí. -dijo él, después de buscar la caja con la
mirada.
-El pijama de Batman.
-Sí.
-Juguetes para Albert. -su marido contó con los dedos
de las manos tres.
-Tres.
-¿Cómo que tres?
-preguntó ella, sorprendida.- Tiene que haber cuatro. -dijo dejando
la carta a un lado y buscando el cuarto regalo con su marido.
-Aquí está. -dijo Philip después de revisar una de
las bolsas de la tienda de juguetes.
-Vale, continuo. -dijo cogiendo la carta de nuevo.- Los
zapatos para... -achinó los ojos y acercó más la carta.- ¿Qué
pone aquí? -le preguntó a Philip. Éste se acercó y buscó la
palabra que ella señalaba.
-Los zapatos para jugar al baloncesto como papá. -dijo
Philip, sonriendo.
-Ah.. Sí. Hecho. -dijo ella, sonriendo.- Algo para mis
nuevos papás. -leyó ella.
-Para su mamá, sí.
-Y para su papá, también. -dijo Holly, antes de
guardar la carta.- Bien, ya está todo. -dijo acercándose a las
escaleras para volver a dormir, Philip la detuvo agarrándola del
brazo.
-La comida para Papá Noel, nos la tenemos que comer.
-dijo mirando el vaso de leche y las galletas que estaban encima de
la mesa. Los dos sonrieron y se sentaron en el sillón, a comer lo
que su hijo le había preparado al viejo gordo de las Navidades.
-¿Estás seguro que solo podemos hacer esto una vez al
año? -preguntó Holly, comiendo la última galleta.
-Papá Noel solo viene en Navidad, Holly. -dijo riendo
Philip.
-¿Crees que le gustarán los regalos? -preguntó Holly.
-Sí, fue lo que él pidió.
-¿Y la Navidad? ¿Le gustará?
Holly y Philip Clark acababan de adoptar a dos niños
hacía nueve meses: Albert y Danniel. Eran las primeras Navidades y
estaban haciendo todo lo posible para que fueran perfectas. Danniel
tenía seis años y Albert tenía casi un año. El mayor estaba muy
contento de por fin tener unos papás. Los dos eran huérfanos y
vivían en el mismo orfanato.
Después de dejar todo
más que preparado para la mañana de Navidad, subieron a su
habitación de nuevo. Se acostaron y se durmieron en seguida. Espera
a que estemos todos despiertos para abrir los regalos
le habían dicho a Danniel la noche anterior. Y eso hizo él. Se
levantó y primero fue a mirar si Papá Noel había cumplido con su
parte del trato, si él se portaba bien Papá Noel dejaría regalos
la noche del veinticuatro de diciembre. Después fue a despertar a su
hermano pequeño, al ver que ya estaba despierto lo sacó de la cuna.
-¿Tú también quieres abrir los regalos, no? -le dijo
mientras caminaba torpemente hasta la puerta de la habitación de sus
padres.- Esperame aquí. -le dijo a Albert, dejándolo en el suelo,
delante de la puerta. La abrió despacio y se acercó a la cama.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca saltó encima de Philip y
Holly. Los dos gritaron ante el golpe.- ¡Ya es Navidad! -gritó
saltando en la cama.
-Es muy temprano, Danniel. -le dijo Holly, tapándose la
cara con las sábanas.
-Vamos, mamá. También pedí regalos para ti. -dijo
Danniel.
-¿Ah, sí? -preguntó ella, haciéndose la sorprendida.
-¿Y para mi nada? -preguntó Philip.
-Sí, claro. Pedí para los cuatro. ¡Vamos a abrir los
regalos! -dijo volviendo a saltar.
-Vale, pero espera a que se despierte tu hermano. -dijo
Holly, dándose la vuelta en la cama.
-Ya está despierto, mira. -dijo señalando al bebé,
que esperaba sentado delante de la puerta, donde su hermano lo había
dejado.
-Venga, vamos... -dijo riendo Philip.
Dannniel bajó de un salto de la cama y corrió hacia
las escaleras. Philip cogió a Albert en brazos y esperó a que Holly
se pusiera la bata. La abrazó por los hombros y los tres bajaron.
Debajo del árbol estaban todos los regalos y Danniel, delante de
ellos.
-A ver, empieza por el que tú quieras. -le dijo Holly,
sentándose en el suelo, a su lado.
-Pero tiene que llevar tu nombre. -le recordó Philip.
Holly ayudó a Danniel a leer su nombre en los paquetes
de los regalos. Y el primero que abrió fue el que tenía dentro el
pijama de Batman.
-¡El pijama de Batman! -gritó él, mirándolo.
-¿Es lo que querías? -preguntó Philip.
-Sí. -dijo él sonriente. Después lo dejó a un lado y
abrió otra caja que tenía su nombre: era un libro de Mickey Mouse.
-¿Te gusta? -le preguntó Holly, cuando lo abrió.
Danniel asintió. Después abrió otro regalo. Esta vez eran las
zapatillas de baloncesto.
-¡Anda! Unas zapatillas. -dijo Philip.
-Sí, como las tuyas. -dijo feliz. Danniel admiraba a
Philip, que jugaba en el equipo de baloncesto del pueblo.
-Te queda otro regalo, Danniel. -le dijo Holly. Lo abrió
y encontró el camión de regalos.- ¿Te gusta? -le volvió a
preguntar.
-Sí. Papá Noel me trajo todo lo que yo quería. -dijo
feliz.
-Eso es porque fuiste un niño muy bueno este año.
-dijo Philip.- Ahora vamos a abrir los regalos de Albert.
Entre los cuatro
abrieron los regalos del más pequeño, que cada vez que abrían uno
y su familia se emocionaba él aplaudía. Después, Danniel le acercó
un regalo a Holly. En el regalo ponía Mamá.
-También hay para ti. -le dijo Danniel.- Y para ti,
papá.
Holly y Philip abrieron los regalos que le había hecho
su respectiva pareja. Después de eso, y mientras Philip preparaba el
desayuno, los niños estrenaron sus regalos. Holly estaba contenta
porque todo había salido como querían y Philip lo estaba porque ya
tenían una familia.

Lindos :)
ResponderEliminarMásss!!!!!