sábado, 30 de noviembre de 2013

DIEZ-París.



-Te echo de menos... -silabeó Elle mientras le escribía otro mensaje a Damien.

-No me interesa lo que le escribas a Damien... -se quejó por septuagésimo cuarta vez Alexis.

-Envidiosa... Ahora que te descubrí... -rió enviando el mensaje y guardando su móvil.

-¿Que me descubriste? Por favor... -se rió Alexis.

-Ahora se que estás enamorada de Andy y te voy a llamar... -pensó un buen mote para su prima.- La Enamorada Londinense.

-¿Por qué Londinense?

-Porque conociste a Andrew en Londres.

-Estás pesada, eh... -se quejó la mayor de las primas. Las dos caminaban por la calles de París buscando su hotel.- ¿Quién organizó París? Porque lo hizo horrible... -se quejó otra vez Alexis porque llevaban media hora dando vueltas buscando el hotel a falta de una dirección.

-Ronald... -hermano de Alexis.

-Claro, ¿quién iba a ser sino? -Elle rió de la relación de sus primos.

-Mira, es aquel de allí. -señaló un gran edificio.

-Gracias miopía por no dejarnos ver el hotel hace media hora... -le dijo Alexis al cielo. Las dos primas se caracterizaban por su miopía.

Las dos entraron en el hotel y subieron a su cuarto. Cuando estuvieron delante de la puerta y la abrieron, las dos maldijeron a Ronald Stuart por la única cama doble en la habitación. Cerraron sus puños y cantaron a la vez:

-Piedra, papel y tijera.

Alexis, tijeras. Elle, papel. Alexis, cama. Elle, suelo.

-¿Al mejor de tres? -propuso Elle. Alexis se tumbó en la cama y resopló.

-En tus sueños.

Después de instalarse ambas salieron a la calle. Caminaron por las calles de París durante unos quince minutos hasta que encontraron la plaza de los pintores.

-¿Esto es la plaza de los pintores? -preguntó Elle. Alexis también había estado en París con anterioridad, ya que una sobrina de su madre vivía allí.

-Si... No es así como la recordaba... -dijo mirando el mapa. La plaza estaba ocupada por restaurantes y apenas unos pocos pintores se juntaban alrededor de los restaurantes.- ¿Le pedimos aquel señor que nos haga un retrato de las dos juntas?

-Vale, y se lo regalamos a los abuelos que sabes que le encantan esas cosas. Pero hablas tú. -dijo cuando se estaba acercando al pintor.

-¿Por qué yo?

-Porque yo no se hablar francés.

-Yo tampoco, querida.

-Pues yo no hablo.

-Pues nos quedamos sin retrato. -dijo Alexis. Ambas primas se miraron, asintieron y siguieron por las pequeñas calles de la ciudad del amor. Mientras bajaban por una calle buscando el Moulin Rouge, Elle la agarró del brazo y la paró delante de una cafetería llamada Le Deux Moulin.- ¿Qué pasa? -preguntó Alexis.

-Es la cafetería en la trabajaba Amelie. -dijo emocionada.

-Ah.. si, también vinimos aquí con mi prima... -dijo reconociendo la cafetería.

-¿Podemos entrar? -preguntó ilusionada Elle, su prima asintió y se sentaron en una mesa al lado de la foto de Amelie, que estaba al fondo de la cafetería. Pidieron dos cervezas y se sentaron a descansar un poco. Después continuaron la busca del Moulin Rouge. Cuando lo encontraron se pusieron histéricas. Se sacaron decenas de fotos delante y decidieron volver al hotel, estaba cerca y caminaron tranquilas. Pero mientras caminaban hablando Alexis se dio cuenta de por donde estaban pasando.

-¿Dices que te gusta la ciudad del amor? -le preguntó a Elle mirando por encima de su cabeza.

-Si, ¿por qué lo preguntas?

-Mira cuanto amor.

Elle se dio la vuelta y pudo ver una enorme Sex-shop, detrás de ella. Pegó un gritito y se indignó.

-¿Cómo puede haber gente en estas cosas? -dijo mirando la cola para entrar.

-Pues mira el resto de la calle. -dijo Alexis riéndose de su prima. El resto de la enorme calle estaba repleta de sex-shops con colas tan largas como aquella. Elle empezó a caminar más rápido quejándose. Su prima caminaba detrás de ella, riéndose de Elle.

-¿Dé que te ríes, Alex? No me hace gracia.

-Pues a mi mucha...

Cuando llegaron al hotel se fueron a dormir rápidamente, ya que habían decidido ir a visitar los museos y la catedral al día siguiente. Y eso hicieron. Primero los museos, después a comer y por último la catedral de Notre Dame. Mientras llegaban Alexis se volvía a asombrar de la belleza de la catedral por segunda vez, y Elle por primera vez.

-Las fotos no le hacen justicia... -dijo Elle, mirando asombrada la catedral por su interior.

-Es mucho más bonita si la ves en persona...

-Cierto...

Llegaron al hotel más tarde que el día anterior, ya que después de cenar cerca de Notre Dame y coger el metro hacia el hotel, se tomaron una cerveza en la terraza de un bar que estaba al lado del hotel. Apenas llegaron a la habitación se tumbaron y se quedaron dormidas, tenían demasiado sueño.Pero apenas quince minutos después de quedarse dormidas el teléfono de Elle sonó y las despertó. No era Damien, por su propio bien. Pero era Ronald Stuart, hermano de Alexis y primo de Elle, que no llevaba unos buenos días en las mentes de las anteriores.

-¿Por qué Alex tiene el teléfono apagado? -preguntó Ronald.

-Tú. -dijo amenazante Elle.

-Si, yo.

-¿Quién es? -preguntó Alexis.

-Ronald Stuart. -dijo enfadada Elle. Ronald empezó a temer por su vida y Alexis se levantó de su cama y se acercó a su prima.

-Ron, cariño. Se que no me echas de menos y que estás muy bien tú solito en casa. Pero que sepas que cuando vuelva, la convivencia en la misma casa conmigo va a ser un auténtico infierno... -dijo Alexis con aparente voz tranquila.

-Ronald, dime quien preparó el siguiente viaje. -pidió Elle con voz irritada.

-Tu madre. -dijo Ronald.

-Menos mal... -se dijo a si misma.- ¿Y cuál es?


-El siguiente destino es Dublín.

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