-Te
echo de menos... -silabeó Elle mientras le escribía otro mensaje a
Damien.
-No
me interesa lo que le escribas a Damien... -se quejó por
septuagésimo cuarta vez Alexis.
-Envidiosa...
Ahora que te descubrí... -rió enviando el mensaje y guardando su
móvil.
-¿Que
me descubriste? Por favor... -se rió Alexis.
-Ahora
se que estás enamorada de Andy y te voy a llamar... -pensó un buen
mote para su prima.- La Enamorada Londinense.
-¿Por
qué Londinense?
-Porque
conociste a Andrew en Londres.
-Estás
pesada, eh... -se quejó la mayor de las primas. Las dos caminaban
por la calles de París buscando su hotel.- ¿Quién organizó París?
Porque lo hizo horrible... -se quejó otra vez Alexis porque llevaban
media hora dando vueltas buscando el hotel a falta de una dirección.
-Ronald...
-hermano de Alexis.
-Claro,
¿quién iba a ser sino? -Elle rió de la relación de sus primos.
-Mira,
es aquel de allí. -señaló un gran edificio.
-Gracias
miopía por no dejarnos ver el hotel hace media hora... -le dijo
Alexis al cielo. Las dos primas se caracterizaban por su miopía.
Las
dos entraron en el hotel y subieron a su cuarto. Cuando estuvieron
delante de la puerta y la abrieron, las dos maldijeron a Ronald
Stuart por la única cama doble en la habitación. Cerraron sus puños
y cantaron a la vez:
-Piedra,
papel y tijera.
Alexis,
tijeras. Elle, papel. Alexis, cama. Elle, suelo.
-¿Al
mejor de tres? -propuso Elle. Alexis se tumbó en la cama y resopló.
-En
tus sueños.
Después
de instalarse ambas salieron a la calle. Caminaron por las calles de
París durante unos quince minutos hasta que encontraron la plaza de
los pintores.
-¿Esto
es la plaza de los pintores? -preguntó Elle. Alexis también había
estado en París con anterioridad, ya que una sobrina de su madre
vivía allí.
-Si...
No es así como la recordaba... -dijo mirando el mapa. La plaza
estaba ocupada por restaurantes y apenas unos pocos pintores se
juntaban alrededor de los restaurantes.- ¿Le pedimos aquel señor
que nos haga un retrato de las dos juntas?
-Vale,
y se lo regalamos a los abuelos que sabes que le encantan esas cosas.
Pero hablas tú. -dijo cuando se estaba acercando al pintor.
-¿Por
qué yo?
-Porque
yo no se hablar francés.
-Yo
tampoco, querida.
-Pues
yo no hablo.
-Pues
nos quedamos sin retrato. -dijo Alexis. Ambas primas se miraron,
asintieron y siguieron por las pequeñas calles de la ciudad del
amor. Mientras bajaban por una calle buscando el Moulin Rouge, Elle
la agarró del brazo y la paró delante de una cafetería llamada Le
Deux Moulin.- ¿Qué pasa? -preguntó Alexis.
-Es
la cafetería en la trabajaba Amelie. -dijo emocionada.
-Ah..
si, también vinimos aquí con mi prima... -dijo reconociendo la
cafetería.
-¿Podemos
entrar? -preguntó ilusionada Elle, su prima asintió y se sentaron
en una mesa al lado de la foto de Amelie, que estaba al fondo de la
cafetería. Pidieron dos cervezas y se sentaron a descansar un poco.
Después continuaron la busca del Moulin Rouge. Cuando lo encontraron
se pusieron histéricas. Se sacaron decenas de fotos delante y
decidieron volver al hotel, estaba cerca y caminaron tranquilas. Pero
mientras caminaban hablando Alexis se dio cuenta de por donde estaban
pasando.
-¿Dices
que te gusta la ciudad del amor? -le preguntó a Elle mirando por
encima de su cabeza.
-Si,
¿por qué lo preguntas?
-Mira
cuanto amor.
Elle
se dio la vuelta y pudo ver una enorme Sex-shop, detrás de ella.
Pegó un gritito y se indignó.
-¿Cómo
puede haber gente en estas cosas? -dijo mirando la cola para entrar.
-Pues
mira el resto de la calle. -dijo Alexis riéndose de su prima. El
resto de la enorme calle estaba repleta de sex-shops con colas tan
largas como aquella. Elle empezó a caminar más rápido quejándose.
Su prima caminaba detrás de ella, riéndose de Elle.
-¿Dé
que te ríes, Alex? No me hace gracia.
-Pues
a mi mucha...
Cuando
llegaron al hotel se fueron a dormir rápidamente, ya que habían
decidido ir a visitar los museos y la catedral al día siguiente. Y
eso hicieron. Primero los museos, después a comer y por último la
catedral de Notre Dame. Mientras llegaban Alexis se volvía a
asombrar de la belleza de la catedral por segunda vez, y Elle por
primera vez.
-Las
fotos no le hacen justicia... -dijo Elle, mirando asombrada la
catedral por su interior.
-Es
mucho más bonita si la ves en persona...
-Cierto...
Llegaron
al hotel más tarde que el día anterior, ya que después de cenar
cerca de Notre Dame y coger el metro hacia el hotel, se tomaron una
cerveza en la terraza de un bar que estaba al lado del hotel. Apenas
llegaron a la habitación se tumbaron y se quedaron dormidas, tenían
demasiado sueño.Pero apenas quince minutos después de quedarse
dormidas el teléfono de Elle sonó y las despertó. No era Damien,
por su propio bien. Pero era Ronald Stuart, hermano de Alexis y primo
de Elle, que no llevaba unos buenos días en las mentes de las
anteriores.
-¿Por
qué Alex tiene el teléfono apagado? -preguntó Ronald.
-Tú.
-dijo amenazante Elle.
-Si,
yo.
-¿Quién
es? -preguntó Alexis.
-Ronald
Stuart. -dijo enfadada Elle. Ronald empezó a temer por su vida y
Alexis se levantó de su cama y se acercó a su prima.
-Ron,
cariño. Se que no me echas de menos y que estás muy bien tú solito
en casa. Pero que sepas que cuando vuelva, la convivencia en la misma
casa conmigo va a ser un auténtico infierno... -dijo Alexis con
aparente voz tranquila.
-Ronald,
dime quien preparó el siguiente viaje. -pidió Elle con voz
irritada.
-Tu
madre. -dijo Ronald.
-Menos
mal... -se dijo a si misma.- ¿Y cuál es?
-El
siguiente destino es Dublín.

Más me encanta!!
ResponderEliminarAy!!! me encanta la novela
ResponderEliminarMas!!!!