jueves, 24 de octubre de 2013

Depresión.




-¡Brianna! Hoy es el día. -le gritó Heather a su sobrina, para despertarla esa mañana.

-Lo se... -dijo ella sentándose en la cama y frotándose los ojos.

-¿Y no estás emocionada? -parecía que Heather estaba más emocionada que la propia Brianna.

-La verdad, es que no mucho... -confesó ella. Heather se sentó en la cama, a su lado.

-¿Qué pasa?

-¿Y si perdemos? -preguntó Brianna. Su tía sonrió y la abrazó. Esa era la mejor respuesta.


-Chicos os preparé un gran desayuno para que empecéis bien el día. -dijo Adam, enseñándole el desayuno a sus hijos.

-Yo no tengo hambre, papá. -dijo Noel, cogiendo una taza y echándose café.

-Ni yo. -Ryan repitió la escena que su hermano.

-¿Por qué tomáis café? Nunca lo hacéis... -dijo su padre sorprendido.

-Nos vamos a clase, pa. -dijo Ryan dejando la taza por la mitad, encima de la mesa. Noel se la terminó ambos salieron juntos de clase.


Como todos los días, Will pasó a buscar a Brianna a su casa. Ese era el motivo de que siempre llegaran juntos a la escuela. Él llevaba un brazo sobre los hombros de ella y su otra mano en la asa de la mochila. Ella llevaba una carpeta abrazada contra el pecho. Durante el viaje hasta su taquilla recibieron deseos de suerte de todos los chicos. Cuando llegaron, se alegraron de que Kayla y los mellizos estuvieran en las misma condiciones que ellos. Hasta que Miley llegó. Se había cortado el pelo para igualar su melena. La verdad es que el pelo corto le quedaba muy bien y le favorecía.

-Hola. -les dijo a los chicos.

-Miley, ¿cómo estás? -dijo Kayla, forzando una sonrisa.

-Muy bien. Venía a desearos suerte, pero mientras venía hacia aquí me di cuenta de que no la necesitáis. -los chicos se rieron ante el buen humor de la pequeña, comparado con el humor de la noche anterior...

-Gracias, cariño. -dijo Brianna, acariciándole la cabeza.

-¿Te puedo decir una cosa? -preguntó Noel, la pequeña asintió sonriente.- La noche anterior estabas muy angustiada por lo que te habían hecho aquellas niñas, pero te hicieron un favor, estás guapísima así.

Miley se puso colorada, se frotó la mejilla con el hombro con una sonrisa y se fue. Los chicos se fueron a sus clases, pero en la tercera hora de la mañana los volvieron a reunir en clase de Goldman. El viejo se había vestido con su mejor gala ese día.

-Bien, chicos. Tengo que deciros algo... -dijo Goldman. Le sorprendió que ninguno de los chicos hiciera ninguna broma, pero continuó.- Este año, es el último para muchos, y también es la primera vez que llegáis a una final. Hace catorce años que Duendes Verdes jugó la última final, y la perdió contra Palos Nuevos. Hace catorce años, ni siquiera existía un equipo femenino y miraros ahora. -señaló la sala, que, contando a las animadoras, más de la mitad formaba el género femenino.- Bueno, a donde quería llegar con esto es que, como el último partido de baloncesto de muchos de vosotros, también es el mío. Después de esta temporada me retiro.

-¿Qué? -preguntó Brandon, sorprendido.

-¿Cómo? -añadió Charley.

-¿Por qué? -la pregunta que faltaba la formuló Mona.

-Ya estoy en edad de en vez de cuidar de unos adolescentes insoportables, debo de cuidar de mis plantitas del jardín. -dijo él.

-Pero no solo cuidas de nosotros durante tres horas todas las tardes. También nos enseñas. No solo baloncesto, sino muchas cosas más. -dijo Tyrone.

-Muchos de nosotros aprendimos a compartir. -dijo Margarett.

-A no ser envidiosos. -dijo Mery, después miró a Will y Brianna sentados en un solo pupitre más atrás que ella. Ambos le sonrieron.

-A ser responsable. -dijo Sheldon, que con su entrada en el equipo sus notas habían mejorado notoriamente.

-A disfrutar el momento. -comentó Leo.

-A luchar. -añadió Kayla como último comentario.

-Vale, -dijo Goldman antes de hacer un pequeño silencio.- ¿qué os pasa? ¿Por qué estáis así?

-No se, yo me encuentro sin ganas de nada. -dijo Ryan. Alguno más comentó algún síntoma, pero Harry Goldman ya tenía el veredicto final.

-Vosotros lo que tenéis se llama depresión pre-final. O así lo llamaba mi mejor entrenador. Lo que tenéis es miedo de perder esto y decepcionar a todo el instituto. Que dentro de diez años en la reunión de ex-alumnos os recuerden como los chicos que perdieron la final contra Palos Nuevos.

-En realidad, no tenía miedo de eso hasta ahora. -dijo Sarah.

-¡Vamos chicos! Vamos a vivir el mejor momento de nuestras vidas. -gritó Cassie.- No podéis echaros atrás ahora. Se que es irónico que yo lo diga, porque todavía me queda una año más, pero quiero ganar esta partido como si fuera el último. Después de esta partido solo quedan los exámenes finales y la graduación. Después muchos de vosotros os iréis. Y no quiero que nadie de esta sala se vaya sin haber ganado esta final, o por lo menos haber luchado por ella.

-Cassie tiene razón. Quiero ganar este partido, pero antes que eso quiero que todos disfrutemos este partido como nosotros sabemos. ¿Os pensáis que trabajamos tanto durante todo este año para rendirnos antes de jugar el partido? -dijo Noel, levantándose.- Venga, unas sonrisitas... -pidió haciendo que sus compañeros se rieran.- No quiero que me quede nada por hacer, y jugar este partido esta de número uno en la lista de “Cosas que hacer durante el instituto”. Cumplí casi todas, menos algunas y no quiero que esta sea la que no cumpla.

-¿Os acordáis de las normas que os dije que teníais que cumplir esta última semana? -preguntó Goldman. Todos asintieron.- Pues os voy a dar la última norma. Haced lo que más os relaja hasta la hora del partido. No valláis a clase, yo cubriré vuestras faltas. Nos vemos a las cinco, en el vestuario de los chicos, todos.

Los chicos obedecieron a Goldman y cada uno hizo lo que más le relajaba. Cassie se tumbó en el césped del patio de colegio, escuchando música. Ryan, a su lado, se puso a leer su libro favorito. Al lado de ambos, Brianna y William dormían abrazados. Noel, sacó una hoja y se puso a dibujar. Mientras Kayla fue a clase, eso era lo que a ella le relajaba. Nada los interrumpía, hasta que llegó Mery.

-¿Están dormidos? -le preguntó a Ryan, señalando a Brianna y a Will.- Que pena, quería pedirles disculpas otra vez.

-Mery, no pidas más veces perdón. Ya está. -dijo Ryan.- Ahora haz lo que Goldman nos mandó, relájate.

-Si alguno de los dos se despierta, ¿les dices que estoy allí? -dijo señalando un árbol. Ryan le sonrió en señal de que lo haría y Mery se fue. Noel observó toda la conversación y cuando volvió la vista a su hoja de papel, vio otro papel que sobresalía de su libreta de Historia. Tiró del papel y descubrió su lista de “Cosas que hacer durante el instituto”.

-Número uno, jugar una final con mi equipo, hecho. -dijo en voz alta, marcando en la lista.- Número dos, encontrar a una chica especial.

-Hecho. -añadió su hermano, que parecía que no le estaba haciendo caso, pero si lo estaba haciendo.- Ve a por ella, Noel.

Noel le sonrió y miró la lista una vez más. Solo le quedaba el punto número dos, el nueve -que trataba de graduarse y aprobar todo- y el número catorce -que era entrar en la universidad de sus sueños-. Cogió el lápiz y dibujó un Tick al lado del número dos. Se levantó y caminó hacia Mery. Que se sentó contra el árbol y leía una revista.


-Mira, Mery. Lo que dije antes sobre la lista es verdad. Tengo una lista y solo me quedan cuatro puntos por cumplir. Jugar una final con mi equipo, graduarme y aprobar todo, entrar en la universidad y encontrar una chica especial. Y hoy, cumpliré una y medio. -dijo hablando muy rápido y sorprendiendo a Mery.- Tú eres la que decides si cumplo dos o una y medio. -vio que Mery no entendía así que decidió dejar de ser tan metafórico y ser más literal.- Tú eres esa chica especial, Mery. Y te voy a besar. -era un aviso, y quien avisa no es traidor.

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