-¡Brianna! Hoy es el día. -le gritó Heather a su sobrina, para
despertarla esa mañana.
-Lo se... -dijo ella sentándose en la cama y frotándose los ojos.
-¿Y no estás emocionada? -parecía que Heather estaba más
emocionada que la propia Brianna.
-La verdad, es que no mucho... -confesó ella. Heather se sentó en
la cama, a su lado.
-¿Qué pasa?
-¿Y si perdemos? -preguntó Brianna. Su tía sonrió y la abrazó.
Esa era la mejor respuesta.
-Chicos os preparé un gran desayuno para que empecéis bien el día.
-dijo Adam, enseñándole el desayuno a sus hijos.
-Yo no tengo hambre, papá. -dijo Noel, cogiendo una taza y echándose
café.
-Ni yo. -Ryan repitió la escena que su hermano.
-¿Por qué tomáis café? Nunca lo hacéis... -dijo su padre
sorprendido.
-Nos vamos a clase, pa. -dijo Ryan dejando la taza por la mitad,
encima de la mesa. Noel se la terminó ambos salieron juntos de
clase.
Como todos los días, Will pasó a buscar a Brianna a su casa. Ese
era el motivo de que siempre llegaran juntos a la escuela. Él
llevaba un brazo sobre los hombros de ella y su otra mano en la asa
de la mochila. Ella llevaba una carpeta abrazada contra el pecho.
Durante el viaje hasta su taquilla recibieron deseos de suerte de
todos los chicos. Cuando llegaron, se alegraron de que Kayla y los
mellizos estuvieran en las misma condiciones que ellos. Hasta que
Miley llegó. Se había cortado el pelo para igualar su melena. La
verdad es que el pelo corto le quedaba muy bien y le favorecía.
-Hola. -les dijo a los chicos.
-Miley, ¿cómo estás? -dijo Kayla, forzando una sonrisa.
-Muy bien. Venía a desearos suerte, pero mientras venía hacia aquí
me di cuenta de que no la necesitáis. -los chicos se rieron ante el
buen humor de la pequeña, comparado con el humor de la noche
anterior...
-Gracias, cariño. -dijo Brianna, acariciándole la cabeza.
-¿Te puedo decir una cosa? -preguntó Noel, la pequeña asintió
sonriente.- La noche anterior estabas muy angustiada por lo que te
habían hecho aquellas niñas, pero te hicieron un favor, estás
guapísima así.
Miley se puso colorada, se frotó la mejilla con el hombro con una
sonrisa y se fue. Los chicos se fueron a sus clases, pero en la
tercera hora de la mañana los volvieron a reunir en clase de
Goldman. El viejo se había vestido con su mejor gala ese día.
-Bien, chicos. Tengo que deciros algo... -dijo Goldman. Le sorprendió
que ninguno de los chicos hiciera ninguna broma, pero continuó.-
Este año, es el último para muchos, y también es la primera vez
que llegáis a una final. Hace catorce años que Duendes Verdes jugó
la última final, y la perdió contra Palos Nuevos. Hace catorce
años, ni siquiera existía un equipo femenino y miraros ahora.
-señaló la sala, que, contando a las animadoras, más de la mitad
formaba el género femenino.- Bueno, a donde quería llegar con esto
es que, como el último partido de baloncesto de muchos de vosotros,
también es el mío. Después de esta temporada me retiro.
-¿Qué? -preguntó Brandon, sorprendido.
-¿Cómo? -añadió Charley.
-¿Por qué? -la pregunta que faltaba la formuló Mona.
-Ya estoy en edad de en vez de cuidar de unos adolescentes
insoportables, debo de cuidar de mis plantitas del jardín. -dijo él.
-Pero no solo cuidas de nosotros durante tres horas todas las tardes.
También nos enseñas. No solo baloncesto, sino muchas cosas más.
-dijo Tyrone.
-Muchos de nosotros aprendimos a compartir. -dijo Margarett.
-A no ser envidiosos. -dijo Mery, después miró a Will y Brianna
sentados en un solo pupitre más atrás que ella. Ambos le sonrieron.
-A ser responsable. -dijo Sheldon, que con su entrada en el equipo
sus notas habían mejorado notoriamente.
-A disfrutar el momento. -comentó Leo.
-A luchar. -añadió Kayla como último comentario.
-Vale, -dijo Goldman antes de hacer un pequeño silencio.- ¿qué os
pasa? ¿Por qué estáis así?
-No se, yo me encuentro sin ganas de nada. -dijo Ryan. Alguno más
comentó algún síntoma, pero Harry Goldman ya tenía el veredicto
final.
-Vosotros lo que tenéis se llama depresión pre-final. O así lo
llamaba mi mejor entrenador. Lo que tenéis es miedo de perder esto y
decepcionar a todo el instituto. Que dentro de diez años en la
reunión de ex-alumnos os recuerden como los chicos que perdieron la
final contra Palos Nuevos.
-En realidad, no tenía miedo de eso hasta ahora. -dijo Sarah.
-¡Vamos chicos! Vamos a vivir el mejor momento de nuestras vidas.
-gritó Cassie.- No podéis echaros atrás ahora. Se que es irónico
que yo lo diga, porque todavía me queda una año más, pero quiero
ganar esta partido como si fuera el último. Después de esta partido
solo quedan los exámenes finales y la graduación. Después muchos
de vosotros os iréis. Y no quiero que nadie de esta sala se vaya sin
haber ganado esta final, o por lo menos haber luchado por ella.
-Cassie tiene razón. Quiero ganar este partido, pero antes que eso
quiero que todos disfrutemos este partido como nosotros sabemos. ¿Os
pensáis que trabajamos tanto durante todo este año para rendirnos
antes de jugar el partido? -dijo Noel, levantándose.- Venga, unas
sonrisitas... -pidió haciendo que sus compañeros se rieran.- No
quiero que me quede nada por hacer, y jugar este partido esta de
número uno en la lista de “Cosas que hacer durante el
instituto”. Cumplí casi todas, menos algunas y no quiero que
esta sea la que no cumpla.
-¿Os acordáis de las normas que os dije que teníais que cumplir
esta última semana? -preguntó Goldman. Todos asintieron.- Pues os
voy a dar la última norma. Haced lo que más os relaja hasta la hora
del partido. No valláis a clase, yo cubriré vuestras faltas. Nos
vemos a las cinco, en el vestuario de los chicos, todos.
Los chicos obedecieron a Goldman y cada uno hizo lo que más le
relajaba. Cassie se tumbó en el césped del patio de colegio,
escuchando música. Ryan, a su lado, se puso a leer su libro
favorito. Al lado de ambos, Brianna y William dormían abrazados.
Noel, sacó una hoja y se puso a dibujar. Mientras Kayla fue a clase,
eso era lo que a ella le relajaba. Nada los interrumpía, hasta que
llegó Mery.
-¿Están dormidos? -le preguntó a Ryan, señalando a Brianna y a
Will.- Que pena, quería pedirles disculpas otra vez.
-Mery, no pidas más veces perdón. Ya está. -dijo Ryan.- Ahora haz
lo que Goldman nos mandó, relájate.
-Si alguno de los dos se despierta, ¿les dices que estoy allí?
-dijo señalando un árbol. Ryan le sonrió en señal de que lo haría
y Mery se fue. Noel observó toda la conversación y cuando volvió
la vista a su hoja de papel, vio otro papel que sobresalía de su
libreta de Historia. Tiró del papel y descubrió su lista de “Cosas
que hacer durante el instituto”.
-Número uno, jugar una final con mi equipo, hecho. -dijo en voz
alta, marcando en la lista.- Número dos, encontrar a una chica
especial.
-Hecho. -añadió su hermano, que parecía que no le estaba haciendo
caso, pero si lo estaba haciendo.- Ve a por ella, Noel.
Noel le sonrió y miró la lista una vez más. Solo le quedaba el
punto número dos, el nueve -que trataba de graduarse y aprobar todo-
y el número catorce -que era entrar en la universidad de sus
sueños-. Cogió el lápiz y dibujó un Tick al lado del número dos.
Se levantó y caminó hacia Mery. Que se sentó contra el árbol y
leía una revista.
-Mira, Mery. Lo que dije antes sobre la lista es verdad. Tengo una
lista y solo me quedan cuatro puntos por cumplir. Jugar una final con
mi equipo, graduarme y aprobar todo, entrar en la universidad y
encontrar una chica especial. Y hoy, cumpliré una y medio. -dijo
hablando muy rápido y sorprendiendo a Mery.- Tú eres la que decides
si cumplo dos o una y medio. -vio que Mery no entendía así que
decidió dejar de ser tan metafórico y ser más literal.- Tú eres
esa chica especial, Mery. Y te voy a besar. -era un aviso, y quien
avisa no es traidor.

Me encanta más!!
ResponderEliminarAmo a Noel!
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