lunes, 4 de marzo de 2013

46.Sorpresa.





Patricia leía un libro tranquila en la cocina.

-¡Loca! -gritó Carolina cuando bajó a desayunar y la vió.

-¿Que? -preguntó su hermana.

-Ya lo se todo. ¡Están locos! ¿Y si Alicia os escuchó? -su hermana ya lo entendió todo.

-¿Me espíaste? -dijo indignada Patricia.

-No, solo fui a buscarte y cuando no te encontré en tu cuarto me acerqué al de Eduardo y os escuché. ¡Vives con una nena de 5 añitos! -se quejó ella otra vez.

-Lo siento ¿vale? ¿Pero me vas a negar que tu y Joe no hicisteis nada desde que estais acá? -su hermana iba a reprochar algo, pero finalmente se quedó en blanco.- Jaque mate.

-Está bien, está bien... -se sentó a su lado y la miró con detenimiento.- ¿No me vas a contar nada?

-¡Si ya lo sabes! -se quejó Patricia.- Además no te voy a contar mis intimidades...

-Dale, no seas asquerosa. -se quejó Carolina.

-¡Que no te voy a contar nada!

-Hola. -gritó Alicia bajando las escaleras corriendo.

-Buen día, princesa. -dijo sonriente Patricia. Alicia se subió a la silla de rodillas que estaba entre Patricia y Carolina. Le dió un besito en la mejilla de cada una, se sentó y las miró.- ¿Me haceis el desayuno? -las hermanas rieron y Eduardo bajó las escaleras feliz. Le dió un beso en la cabecita a Alicia y uno en la mejilla a cada una de las mellizas.

-Yo se lo hago. -dijo entrando en la cocina. Carolina le hizo señas a su hermana para que entrara en la cocina a hablar con el, tal y como hizo.

Ella entró con sus shorts, se remera verde y su panza al aire. Se acercó a Eduardo que estaba de espaldas, lo abrazó por la cintura y le dio un beso en la comisura de los labios. El se giró con una sonrisa de lado y la rodeó por la cintura. Se besaron durante un rato, el apoyado en la cocina y ella apoyada en su cuerpo.

-Si nos ve tu padre, me mata... -dijo Eduardo apoyando su frente en la de ella.

-No, papi no es celoso. -lo defendió su hija.

-¿Tenemos que hablarlo o no? -preguntó el.

-Yo creo que ahora, así estamos bien ¿no?

-Pero algún día habrá que hablarlo...

-¿Mejor porque no le haces el desayuno a la enana y después nos vamos a trabajar? -le dió otro pico y se fue a sentar con sus hermanas que, otra vez, discutían el nombre de la muñeca de Alicia.

-¿Ustedes quieren desayunar? -preguntó desde la cocina Eduardo.

-Si. -contestaron las mellizas a coro.

-Desayuno para cuatro. -anunció el.

-Que sea para cinco. -gritó Joe llegando. Le dió un pico a su novio y besó las mejillas de sus cuñadas.

Eduardo salió de la cocina con cinco tazas infantiles, uno con chocolatada y otros cuatro con café. Desyunaron en paz y Patricia y Carolina se ofrecieron a limpiar las tazas mientras Eduardo se preparaba para ir a trabajar, Joe llamaba a su familia y Alicia miraba los dibujitos en la TV.

-¿Vais a ir a trabajar? -preguntó Carolina.

-Claro, Carol. ¿Ustedes que van a hacer?

-Nos quedaremos en casa y prepararemos la comida. ¿Por la tarde os quedais con Alicie?

-Si, nosotros la llevamos a ballet. -dijo Patricia secando la última taza.- Nos vamos a trabajar, sino Nico nos mata. -las dos rieron y Patricia salió al living y gritó.- ¡Eduardo nos fuímos! -gritó esperándolo. Su hermana pequeña la miró.

-¿Me dejais con la loca de Carolina? -dijo ella. Patricia rió y se sentó a su lado.

-Si, a la tarde volvemos. -dijo acariciando el pelo de su hermana.

-Ya estoy. ¿Vamos? -interrumpió Eduardo. Patricia asintió y agarró su bolsa para salir con Edu.

Cuando llegaron a comisaría África y Sam estaban sentados en sus box sin hacer nada.

-¿Que pasa? -preguntó Patricia al ver su disposición.

-Nada, eso pasa, nada... -se quejó África.

-¿No hay trabajo? -preguntó Eduardo.

-No. -dijo Sam bostezando.- ¿Podemos irnos al gimnasio? -le preguntó a Eduardo. Este miró a por encima del hombro a la comisaría, al verla tranquila y vacía asintió. Los tres nuevos se fueron al gimnasio.

Patricia golpeaba un saco cuando sintió que alguién la miraba desde la puerta. Se giró y lo vió. Sonrió, se sacó los guantes y corrió a colgarse de su cuello.

-Santi... -musitó. Su amigo la abrazó más fuerte.

-¿Como estás? -dijo agarrándola de la cara cuando se soltaron.

-Muy bien, ¿vos como estás?

-Bien, vine de visita y pensé que quizás te alegraras de verme... -el se mudó al Sur, después de graduarse.

-Pensaste bien... Espera que me cambio y vamos a tomar un café, llamamos a Carol que haga comida para uno más. -dijo ella entrando en los vestuarios. Cuando se cambió fue al box de Edu.- Che, ¿me puedo tomar el resto del día libre? -el miró por encima de su hombro a aquel hombre que la esperaba.

-Si, claro que podés.

-Bien, te esperamos para comer. -le dió un beso en el cachete y se fue con su amigo.

Caminaron menos de una cuadra para llegar a Entre Muertes. Allí, Eugenia, los atendió con no muy buena cara. Tomó nota y volvió a la cocina. Patricia se disculpó y se acercó a la cocina en cuanto pudo.

-Tía Euge. -la llamó y ella salió de la cocina.

-Decime cielo.

-Decime vos. ¿Que es esa cara tan larga?

-Es que hoy tuvimos una reunión con Emilia, la dueña del bar.

-Si, la vi en un par de ocasiones. -la interrumpió ella.

-Bueno, pues nos anunció que va a poner en venta el bar... -Patricia llevó las manos a la boca.- Pero no digas nada, por favor. -pidió apresuradamente.- Tu prima todavía no lo sabe. No queremos arruinarle su maternidad. Cuando tenga al bebé y esté todo un poco más tranquilo se lo contamos...

-¿Quien más sabe esto? -preguntó Patricia aterrorizada.

-Todavía nadie. Por favor no digas nada. -la amenazó con un dedo.

-Está bien...

-Volvé con tu noviete y no digas nada.

-No es mi novio. -la corrigió ella. Eugenia negó con la cabeza y volvió a la cocina con Gastón. Patricia se sentó de nuevo con Santiago.

-Contame. -le pidió el.

-¿El que?

-Esa sonrisa de felicidad en tu cara, el besito en el cachete que le diste a aquel pibe en comisaría, tu alegría... Dale, soy tu mejor amigo, o por lo menos lo era -ella lo interrumpió con una risita.- ¿Ves de que hablo? ¡Contame!

-Dale, ¿la historia larga o la corta?

-La corta.

Patricia le resumió lo ocurrido a su amigo y este a cada palabra más que decía Patricia abría más los ojos y ella reía de su cara. Ella le siguió contando de su vida mientras caminaban a la casa de los Lanzani. Cuando entraron en ella se encontraron con Eduardo y Joe sentados mirando la TV.

-¡Carol! -gritó Patricia colgando su abrigo y el de Santiago.

-¿Que quieres? ¡Estoy cocinado! -se quejó mientras llegaba limpiándose las manos con el repasador.

-¡Sorpresa! -gritó Santiago abriendo sus brazos. Carolina rió y corrió a abrazarlo. Mientras, Eduardo y Joe, todavía sentados se miraron entre ellos y miraron la escena con mala cara.

3 comentarios:

  1. Jjjajajjajajaja me matan Edu y Joe celosos. Quiero mas noveeeee!
    Besos
    Belu de @laliterfever

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  2. Omg ,e encanto el cap ósea es lo más ! Nose como puedes tener tan poca firma con semejante nove ! La amo

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  3. Celos Celos!! ja ja me encanta más!

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