lunes, 25 de febrero de 2013

42.Familia media loca...




-¿Pedimos unos cafés a Entre Muertes? -propuso Nicolás. Pablo asintió y llamó a Eugenia para que les preparara 7 cafés.

-Mamá, ¿me contás de los abuelos? -le preguntó Patricia.

-¿Que quieres que te cuente?

-No se, ¿como eran?

-Mirá, mi mamá, era petiza como yo, rubia. Era muy chistosa. Le encantaba reírse y amaba a Óscar, Lucía, Soraya y a Bea. Siempre me decía que cuando tuviera hijos la iba a entender mejor, pero nunca fui capaz de hacer todo lo que ella hizo por mi. Ella siempre tenía tiempo y una sonrisa para todos. Ella trabaja en la comisaría, me ayudaba con el colegio, ayudaba a tus primos también, ayudaba a Pato en el trabajo, a María en las tareas de la casa, a Ana con sus problemas amorosos, cuidaba su jardín, leía y cuidaba de mi papá en el mismo día.

-Una Macho-woman. -rió Nicolás.

-Exacto.

-¿Y el abuelo? -preguntó Patricia.

-El abuelo era tan cabezadura como yo, como vos o como Pato. Era alto y tenía poco pelo. El era el que resolvía todos los problemas de la familia. Cuando yo tenía problemas en la escuela el iba y charlaba con mi profesor. Cuando Pato no conseguía resolver un caso, el iba y lo ayudaba. Cuando Ana estaba mal, iba y amenazaba a su marido. -Patricia rió y Lali sonrió.- Jugaba al football con Óscar todos los domingos. Yo y Pato íbamos con ellos a veces.

-Eran especiales... -concluyó Patricia.

-Yo conocí al viejo Espósito porque soy amigo de Lali desde que somos chiquitos. -dijo Nicolás.- Era un hombre que admirar.

-Cuando mis papás se murieron yo me quedé con mis hermanos, sus parejas y sus hijos. Imáginate como me sentía cuando Pato murió y Óscar aun era menor.

-Por eso se mudó con vos. -dijo Patricia.

-Exacto.

-¿Como superaste todo esto? -preguntó Victorio.

-Acá nos enfrentamos diariamente a la muerte. Superar la muerte de mis papás fue difícil, pero mis hermanos estuvieron allí. Cuando se murió María yo me sentí en deuda con Pato, por eso me obligué a superarlo y ayudar a Pato, Óscar y Lucía. Y después, cuando murió Pato tuve que superarlo por Óscar, que acababa de perder a su padre, como lo perdí yo.

-Pero Lali es fuerte, es la persona más fuerte que conocí. -dijo Nicolás. Entonces Eugenia entró conn una bandeja repleta de cafés.- Hola, mi amor. -la rubia le dió un pico y dejó los cafés encima del box de Patricia.

Mientras charlaban y bebían el café Peter entró a la comisaría con Ana. Lali y Patricia corrieron a abrazarlos.

-¿Están todos bien? -preguntó Peter.

-Si, Carolina ya está en el avión hacia Londres, Alicia con los abuelos y nosotros cinco acá. -dijo Patricia refieriendose a Ana, Óscar, Lucía, Lali y ella misma.

-Bien, se van a quedar acá por un tiempo al menos. -advirtió Nicolás.- Es peligroso que estén separados o sin vigilancia.

África llegó de afuera de la comisaría y se acercó al grupo.

-Dieron la orde de rastreo y captura, pero necesitamos tu ayuda, Patri. -le dijo a su amiga. Esta miró a su padre, pidiendo permiso.

-¿Para que? -preguntó Peter.

-Ella es la única que los vió de cerca y podría reconocerlos como reconoció a Dolores. -dijo África. Peter miró a Lali. Todos miraban a la pareja.

-Está bien. Pero ya la acompaño. -dijo finalmente Peter. Le dio un beso a Lali y se fue seguido por su hija y África.

-¿Vos a donde vas? -preguntó Pablo.

-Con ellos, papá. -dijo África.

-De eso nada. Voy yo con ellos, vos te quedás. -ordenó Pablo. Peter, Patricia y Pablo se prepararon para salir pero antes de que estuvieran listos llegó Eduardo con tres mujeres detenidas. Les obligó a entrar en la sala de interrogatorios, Peter y Nicolás entraron a interrogarles y Patricia se quedó con Eduardo atrás del cristal.


-¿Como se fue Carolina? -preguntó ella.

-Confusa, pero por lo menos está lejos y no le pueden hacer nada. -dijo Eduardo.- ¿Vos como estás?

-Bien... -dijo en un suspiro la Lanzani.

-No sonó muy bien eso.. -se quejó Eduardo mirando como Peter y Nicolás interrogaban a las mujeres.

-Es que... -soltó un suspiro de rabia y Eduardo se acercó a abrazarla.

-Tranquila, no te va a pasar nada... -dijo el.- Tenés a la mejor comisaría protegiéndote. -Patricia rió y sonrió.- ¿Te puedo preguntar algo? -ella asintió.- Siendo tan jóven ¿porque no vas a divertirte más amenudo? Una fiesta, un baile, al teatro, al cine... Tu hermana no pasó ni un día en tu casa.

-Ella siempre fue más fiestera que yo. Aun que le daba pelea.

-Seguí dándole pelea. -dijo el atendiendo otra vez al interrogatorio.- ¿Que te gustaba hacer?

-Bueno, yo era porrista en el instituto. -admitió medio riendo.

-¿Una porrista en una comisaría? Sos loca che... -rió.

-Si, toda mi familia lo está.

Tuvieron que irse ya que Peter y Nicolás ya terminaran de interrogar a las mujeres.

-¿Y? -preguntó Lali.

-Una de ellas confesó. Son 15 mujeres, pero 3 de ellas permanecen todavía en la cárcel. -informó Nicolás.

-12 menos las 4 que ya tenemos, nos quedan 8 mujeres. -dijo Peter. Miró a África.- Reducí la búsqueda a 8 mujeres. -esta asintió y se fue seguida por su padre. Peter se sentó al lado de Lali y la abrazó.

-¿Ya está? ¿Nosotros no vamos a hacer nada más? -preguntó Patricia mirando a sus papás.

-Te recuerdo que nos quieren matar a nosotras, no podemos hacer nada más. -dijo Lali.

-Yo si. -sus padres la miraron confusos.- Yo las conozco. Puedo ir con ellos y..

-No, .interrumpió Peter.- es peligroso y no podés salir.

-¿Es una orden como padre o como inspector? -lo desafió Patricia. Peter sabía por donde iban los tiros, pero aun así contestó sinceramente.

-Como padre. -dijo el. Patricia agarró su arma y los volvió a mirar.

-¿A donde vas? -preguntó Lali.

-Es una orden como padre, soy mayor de edad y no tengo porque obedecer. Si me quieren mantener acá van a tener que detenerme. -desafió ahora a su madre. Lali se mordió la lengua y se volvió a sentar al lado de Peter. Patricia se giró y se fue. Eduardo fue tras ella.

-¡Mariana! -la retó Ana.- ¡Es tu hija!

-Lo se, pero tiene razón. No se lo puedo prohibir... -dijo ella.

-Por favor, Lali. Sos su madre. -se quejó ahora Lucía. Su tía se giró y la miró.

-Tu papá te pidió que no estudiaras Forense, y no le hiciste caso.

-Después si. -rectificó Lucía.

-Pero ella tiene que cometer errores, y alomejor eso no es un error... -dijo ahora Peter.

-Que familia de locos... -admitió Óscar en un suspiro.

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