lunes, 19 de noviembre de 2012

6.Dejar el trabajo no es lo mejor.



La luz empezó a entrar por la ventana y los lenguetazos de Lolo la despertaron. Saludó a su compañero y se levantó. Se vistió con sus jeans negros ajustados, sus tacos negros, y una remera gris. Iba a preparar el desayuno cuando el timbre sonó. Vió a su prima parada atrás de la puerta con medialunas en la mano.

-Buen día, huesos. -dijo Lali cuando le regaló un beso. Candela la observó de arriba a abajo cuando su prima pasó a su casa.- ¿Que mirás tanto?

Lali llevaba unos jeans normales, un saco más grande que ella y sus converses grises.

-Lali, ya no tenemos quince años. ¿Por que te vestís así?

-¿Así como? -su prima se miró en el espejo que tenía en el living.

-Así. Vení, que te presto un poco de ropa. -la agarró del brazo y la tironeó hasta su cuarto. Abrió el closet y buscó ropa para la petiza.

-¿Que le pasa a mi ropa, Can? -dijo Lali sentada en una esquina de la cama mirando como la flaca rovolvía todo su closet.

-Pues que así vestida, ahora que estás soltera -recordemos que Lali dejó a Facundo por consejo de Peter.-, no agarrás chongo hasta el 2057, querida.

Lali rio y recibió la ropa que su prima lanzaba por los aires. Tacos negros, jeans granates, musculosa blanca y una americana negra.

-Cande, ¿no hago el ridículo? -dijo Lali mirándose por enésima vez en el espejo.

-Si volvés a repetir eso, te pego. -si, era una amenaza. Lali rió y las dos agarraron sus cosas para partir hacia Entre muertes.

Caminaron hasta el bar y entraron por el largo pasillo. El primero en ver a la nueva Lali fue Gastón que dejó la bandeja encima de la barra por miedo a que las bebidas se le cayeran. Euge salió de la cocina para gritarle a Gastón y llamarle lento, pero al ver a Lali las palabras no salían más. Los siguientes en sorprenderse fueron Nico, Peter y Rocío que tomaban un café en su mesa de siempre. Lali se sentó en el mismo sitio de todos los días y chasqueó los dedos delante de la cara de Nicolás que estaba en shock.

-¿Hola chicos? -dijo Lali. Candela estaba demasiado ocupada riéndose como para pronunciar palabra. Entonces entraron Pablo y Alejandra discutiendo. Pero cesaron al ver a Lali.

-¿Quien es ella? -preguntó Alejandra.

-¿Quien voy a ser? Soy Lali. -se quejó la petiza.

-¿Lalucha? -esa forma de llamarla de Alex. Se acercó y le dio un beso en la mejilla.

Candela, te dije que estaba fea! -gritó Lali.

-No, no... -Peter tartamudeaba.- Estás, linda...

-Gracias. -y esa sonrisa que muy de ver en cuando mostraba.

Lali, Lali, Lali! -llegó Eugenia emocionada y dejó un papelito encima de la mesa con un número de teléfono.- ¿Ves al morochito, alto de la esquina de allá? -Lali miró y este le guiñó un ojo.- Es su número.

-Dale, andá a hablar con el. -le dijo Eugenia.

-¿Estás loca? Ni muerta... -dijo Lali, sus cachetes empezaban a ponerse colorados.

-Si no vas vos, voy yo eh. -amenazó Rocío. Por lo que recibió una mirada fulminante de Pablo.- Dale, Lali, andá.

-Chicas, que no. No me gusta esto. Seguro que lo único que quiere este pibe es llevarme a la cama. O ni siquiera a la cama, en cualquier esquina. -sus amigos se rieron, pero todo cesó ante la llamada de Cristina, la superior de Peter y Nicolás, llamando a Lali.- ¿Cris? -los chicos pusieron la oreja a la conversación.- Pero... ¿pasó algo? Ah.... Ya voy. -guardó su celular y se paró casi corriendo.

-¿A donde vas? -preguntó Pablo.

-Cris, quiere hablar conmigo. -explicó casi fuera del bar.

-¿Te acompaño? -preguntó Peter. Ella paró su carrera y sonrió.

-Dale, vamos.

Peter agarró sus cosas y salió con la petiza. La ayudó a subir las pocas escaleras que había antes de la comisaría. Caminaron cruzando pasillos, despachos y boxes. Llegaron a la puerta de Cristina y se pararon atrás de ella.

-¿Te acompaño acá adentro, o te enfrentás tu sola a lo que venga? -preguntó Peter.

-¿Me esperás acá?

-Obvio. -ella le dió un beso en la mejilla y entró al despacho.

-¿Que te pasa, Peter? -eso fue una pregunta a si mismo.


Lali, entró al despacho y vió a su hermano sentado en frente de Cristina.

-¿Que pasó? -preguntó Lali asustada.

-Vení, La, sentate. -su hermano palmeó la silla que estaba a su lado. Lali le obeció y se sentó.

-Que linda estás hoy Lali. -dijo Cristina.

-Por favor, al grano. -pidió la más pequeña.

-Cristina, sabe lo de papá y mamá. -dijo Patricio.

-¿Que sabe?

-Todo, Lali. -explicó Cristina.- Y he decidido que tienen que dejar de trabajar.

-¿QUE? -eso fue un gritó de Lali.- Olvidate, no lo voy a permitir.

-Lali... -su hermano que de pequeño siempre la convencía esta vez no sería igual.

Lali, las pelotas! Cristina, yo no dejo el trabajo. -la avisó.

-Tranquila, Mariana. Sentate otra vez. -Lali le obedeció a Pato y se sentó resignada.

-Tenés que pensarlo. Por favor. -pidió Cristina.

-No voy a pensar nada. Si querés que deje el trabajo vas a tener que despedirme.

-Bueno, vamos a hacer una cosa. Vos seguís trabajando, pero, acá en la comisaría. Te encargás de llevar algunas cosas acá, pero no quiero que lleves ningún caso más, por ahora.

-¿Por ahora? ¿Vos creés que esto alguna vez va a acabar? No, Cris, no... -Lali parecía la más adulta.- Si no los enfrentamos no van a parar.

-¿Vas a poner en peligro tu vida, La? ¿Eso es lo que querés? Además, acordate que así estás metiendo en el medio a Ana, a las nenas, a mis hijos...

-Pato, ¿vamos a vivir con miedo toda la vida? -las lágrimas de Lali empezaban a asomarse por sus ojos.

-Tranquila... -Pato la abrazó.

-Por ahora, Lali, vas a trabajar en la oficina. -dijo Cris. Lali secándose las lágrimas asintió.- Tomate el día libre si querés.

-Dale, que hoy Óscar va a ir a tu casa para que le expliques biología y matemática. A ver si consigues que apruebe. Él estudia, pero en los exámenes... -Lali soltó una risita. Y se paró limpiando las lágrimas.

-Bueno, me voy a ver si me distraigo un poco.

Lali salió del despacho y allá como no estaba Peter esperándola. Ella al verlo allá sentado sonrió.

-¿Como estás? -preguntó Peter.

-Bueno... No puedo seguir llevando el caso. -explicó Mariana.

-¿Por que?

-Ahora voy a estar en la oficina.

-¿Querés un abrazo? -grave error, Peter. Se dijo a si mismo. Lali se acercó y lo abrazó. Justo en ese segundo Pato salió de la oficina.

No te lo puedo creer! -los dos se separaron al escuchar a Patricio.

-Pato...

-¿Así que este es el desafortunado? -Pato, pasó un brazo por los hombres de Peter.

-¿Como desafortunado? -eso le dolió a Lali.

-Si, pobre de el que caiga en tus manos. Y es que así vestida...

-Pero, no. No es el desafotunado. -dijo Lali separando a su hermano de Peter.

-Suerte, chambón. -palmeó el pecho de Peter y se fue.- Acordate de que hoy viene Óscar.

-Está loco... -dijo Lali mirando por donde su hermano salía.

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