martes, 16 de octubre de 2012

Veinte: ERROR.



Un mes y medio pasó desde el incidente de la pileta. Eva se disculpó con Rochi y con Pablo y ellos claramente la perdonaron. Pero Macarena seguía con la misma actitud. Ellos deciden ignorarla pero ella siempre intenta joder un poco más que ayer y lo está consiguiendo. Pablo y Rochi se dirigían a la casa de la segundo para que la rubia se cambiara la remera ya que Macarena le tiró una porción de espaggetis en la remera de la escuela.

-No lo voy a soportar más... -y la rubia venía muy enojada.

-Va a haber una solución.

-¿Y que vamos a hacer? Si se lo decimos al director dirá que se tropezó y se le cayó... Estoy cansada. -dijo a punto de las lágrimas ya. Era un mes y medio que la venía jodiendo, ya no podía estar con Pablo a solas porque ella aparecía.

-Tranquila... -Pablo agarró a Rochi por la nuca y la atrajo hacia el. Quedando ella apoyada en su pecho y el rodeandola por los hombros. Ella lo abrazó por la cintura.

-Quiero que termine ya...

-Yo también... Tranquila. -caminaron abrazados hasta la casa de los Riera. Rochi abrió la puerta y preguntó si había alguien. Al no recibir respuesta pasaron y subieron al cuarto de Rochi.

-A ver donde tiene Lali la otra remera de la escuela. -la rubia revolvía en el closet y mientras a Pablo, sentado en la cama de la petiza, se le escapaba alguna mirada a la cola de su novia.- ¡Acá está!

Empezó a desabrochar los botones de la camisa de la escuela de espaldas a su novio. Pero cesó cuando sintió las manos de el rodenadola por la cintura y su nariz en su cuello.

-Vamos a llegar tarde... -dijo Rochi.

-Me da igual. -la rubia se giró y empezaron a besarse mientras caminaban rumbo la cama.


En cambio, Mimi y Gastón estaban charlando en una de las mesas del comedor. Pero este está vacío porque el resto de la escuela están en clase. Mimi lloraba mientras Gastón la abrazaba.

-¿Estás segura de que te tocaba otra vez?

-Si, ya van dos meses... -sollozó desde el pecho de Gastón.

-Tranquila. Vení. -el rubio se paró y ayudó a la animadora a pararse.

-¿A donde vamos?

-Tenés un bebetest ¿no? -ella asintió.- Vamos a mi casa, a quitarnos la duda.

Los caminaron hacia la casa del rubio. Pero cuando estaban llegando Mimi se paró.

-¿Que pasa?

-No se si quiero saberlo... -Gastón la miró sin entender.

-Mimi, cuanto antes mejor...

Se abrazaron durante unos minutos y se dirigieron hacia la casa.


-Pablo, soltame que llegamos tarde. -le pedía Rochi cuando estaban abrazados en la cama.

-Un ratito más...

-No, mirá si llega mi mamá o peor, Roberto. Te la corta.

-Y eso no nos conviene a ninguno de los dos. -rió Pablo, ella le golpeó despacio uno de los brazos con el que la estaba rodeando.

-Dale, vámonos. -ella se paró agarrando su ropa y tirándole la que encontraba de el. Se vistieron y salieron de la casa. Todo iba bien hasta que vieron a Gastón y a Mimi abrazandose. Entonces Rochi empezó a correr en dirección contraria tirando de una mano de Pablo. Así llegaron a la escuela riendose, jugando y corriendo.


Mimi y Gastón sentados contra la puerta del baño. Gastón con el bebetest en la mano. Mimi llorando en el hombro de el.

-Mimi, mirame. -ella obedeció.-Si sale negativo nadie va a saber nada y vamos a seguir con nuestras vidas normales.Y si sale positivo vamos encontrar la manera de que todo salga bien. Te lo prometo.

Gastón le dió la vuelta al bebetest y Mimi escondió su cara en el cuello de el para no mirar el resultado. El cuando vió el resultado suspiró y abrazó más fuerte a Mimi.

-¿Que pasó? -preguntó todavía ella desde el cuello del rubio.

-Perdoname... -escuchó entre sollozos. Entonces vió el bebetest en el piso. Lo agarró junto a la caja y leyó las instrucciones. Una raya negativo, dos, positivo. Miró el bebe test. Dos rayas.


Era la hora de la comida y todo el equipo de básquet estaba reunido en su mesa habitual. El único que faltaba era Gastón. Lali parecía la única preocupada. Conocía demasiado a su hermano y sabía que no faltaría a clase, a menos que fuera importante. Se paró y fue a donde estaban Teté y Eva charlando.

-¿Chicas vieron a Gastón? -preguntó la petiza.

-No, es raro. Mimi tampoco está. -dijo Teté. Entonces Rochi y Pablo llegaron corriendo a donde estaban.

-Lali, acabamos de ver a Gastón con Mimi iendo para casa. -dijo Rochi.

-¿A casa? -dijo extrañada la petiza.

-Si, es extraño ¿no? -dijo Pablo.

-Muy raro. Ni Gastón ni Mimi faltarían a clase por una tontería... -dijo Lali pensativa.- Voy a casa, estoy preocupada.

-¿Querés que te acompañe? -le dijo Rochi.

-No, ustedes solo cubránme con Peter. -dijo Lali y salió corriendo a cojer sus cosas y después hacia su casa. Iba por la calles y lo único en lo que pensaba es en que no pasara nada malo. Cuando llegó a su casa temió abrir la puerta pero cuando por fin se decidió subió corriendo las escaleras para entrar al cuarto de los varones.

Gastón escuchó como alguien subía corriendo y miraba en su cuarto. Pero no se movió de como estaba. Todavía abrazando a Mimi, sentados en el piso del baño esperó a que su hermana abriera la puerta del baño. Cuando lo hizo se asustó, pero en cuanto se dió cuenta de que Mimi estaba llorando y Gastón estaba a punto de romper en llanto se acercó despacio a ellos. Pro no hizo falta ni una palabra. La petiza, ante la atenta mirada de los rubios, encontró el bebetest y su cajita. Leyó las instrucciones y miró aquel objeto. Y de repente también tuvo ganas de llorar ella.

Miró a su hermano y nunca creyó verlo tan destruído. En sus ojos pudo ver ese sentimiento de culpavilidad y lo único que hizo fue abrazarlos fuerte y romper en llanto también ella. El miedo se apoderó de su cuerpo y los abrazó un poco más fuerte.

-¡Holaaaa! -la voz de Mayte inundó la casa. Lali se paró corriendo y se lavó la cara para intentar disimular que había llorado.

-Quedense acá. Yo me encargo de mamá. -Gastón asintió y la petiza bajó corriendo.- ¡Mamá! -se lanzó a sus brazos y las dos se abrazaron fuerte.- ¿Que hacés acá?

-No, ¿que hacés vos acá? ¿No tenés que estar en la escuela?

-Si, pero me escapé un poco porque a la tarde tengo un examen importante y quería estudiar. -mintió Lali.- ¿Por que viniste?

-Tengo una sorpresa. -dijo sonriente.- ¡Me aceptaron como entrenadora de las animadoras en la escuela de acá!

Lali fingió una sonrisa y la volvió a abrazar. Pero todo se pudrió cuando escucharon que algo caía al piso en la planta superior.

-¿Que fue eso? -preguntó Mayte.

-El viento... -dijo la petiza. Su madre negó y se paró.- ¿A donde vas?

-¿Estabas con Peter arriba? -dijo parandose delante de las escaleras.

-No, estoy sola.

Su madre suspiró y subió las escaleras. Lali la siguió intentando covencerla de que estaba sola pero ella no cesó. Primero entró al cuarto de las mujeres, después al de los varones, después al cuarto de Roberto y Julia. Y por último abrió la puerta del baño. Allá estaba Mimi sentada sobre la tapa del báter y Gastón recogiendo todos los shampoos que le cayeron.

-¿Que hacen ustedes acá también? -dijo Mayte. Entonces vió la cara de Gastón y se acercó a tomarla entre las manos.- ¿Que pasó, cielo?

Entonces el rubio le acercó el bebetest. Ella no tuvo ni que mirar las instrucciones para darse cuenta de lo que estaba pasando. Entonces abrazó a su hijo, mientras Lali abrazaba a Mimi.

-Tranquilos... Yo los voy a ayudar a lo que sea. A los dos... -dijo Mayte mirando a Mimi. Diez minutos después se encontraban los cuatro sentados el la mesa del comedor tomando un te que había preparado Lali.- ¿Me van a explicar?

-¿Que querés que te expliquemos, mamá? Fue un error, eso fue, un error. Nosotros nos cuidamos. Llevé globitos, pero algo falló. -dijo Gastón.

-¿Lo sabe alguién más?

-No, -contestó Mimi.- solo usted y Lali.

-No me trates de usted, por favor. -pidió Mayte.

-Fue todo mi culpa... -confesó Gastón.

-¿Que? -le preguntó Lali que estaba a su lado. Al otro lado de Gastón estaba Mimi y enfrente su mamá.

-Eso, yo la tenía que haber cuidado más. Es todo mi culpa. Yo le voy a arruinar la vida. -dijo mirando a Mimi.

-No. -dijo Mimi antes de abrazarlo de nuevo. Lali le acariciaba la espalda a Gastón mientras este lloraba abrazando a la rubia. Y Mayte no puso evitar que se escapase una lágrima.

-Fue un error, chicos. Un error...

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