viernes, 14 de septiembre de 2012


 49.La mañana siguiente.
La casa de los Martínez estaba totalmente en silencio. La noche de ayer había dejado secuelas, sobre todo en los más mayores. El primero en despertarse fue Joaquín que bajó corriendo a prender la TV o alguna consola. Y la siguiente fue Rocío. Se le partía la cabeza. Anoche fue una de sus mejores veladas, acordarse de su papá y de su suegro cantando y bailando con los papás de Peter y Lali le hizo soltar una risita. Cuando se adentró en el living se encontró con Joaquín viendo aquella caja mágica.

-¿Tu hermana no se despertó? -preguntó confusa. Se había ido la primera de la fiesta porque estaba cansada, debería estar ya despierta.

-No, ¿y papi?

-No, tu papá debe de tener resaca.

-¿Resaca, que es eso? -preguntó alejando sus ojos de la TV por primera vez.

-Es como un duendecito que está en su cabeza porque ayer la pasó muy bien.

-Yo también la pasé bien. ¿también tengo recasa?

-Resaca, y no. Eso solo lo tenés cuando sos mayor.

Su hijo elevó los hombros y volvió a fijarse en los dibujitos. Rocío en cambio subió de nuevo al piso de arriba y golpeó tres veces la puerta de su hija.

-¿Queeeeee? -preguntó Abril con los ojos totalmente cerrados.

-Abril, ¿estás bien?

-Si, déjame dormir.. -después de decir esto se giró y se encontró con otro cuerpo. Asustada abrió los ojos y se encontró con el cuerpo de Alan.

Esos dos años lo habían dejado muy bien. Ya no era un nene, tenía el cuerpo más trabajado (supuso que no dejó el rugby), el pelo lo había cortado y le quedaba genial... Estaba re lindo. Una idea pasó por su cabeza, así que miró por debajo de las sábanas y se acrodó de que estaba desnuda. "Papá me mata. No, peor, lo mata." Pasó la mano por la cara y se dejó caer contra la almohada. Minutos después sintió un mano recorriendo su pierna.

-¿Que hacemos? -preguntó abriendo un ojo. Entonces se encontró con la sonrisa del rubio.

-Nada, no estaba seguro de una cosa, pero ya lo certifiqué. -seguramente pensó en lo mismo que ella.

-Ajá... Alan, tenemos un problema.

-¿Pasó algo?

-Si, que estamos en mi casa. Y no podés salir de acá. Porque si salís mi familia te va a ver y vamos a tener problemas.

-Abril, en tu familia ya saben lo que pasó ayer.

-No, no lo saben. Por ahora solo lo sabemos vos y yo.. Y yo lo tengo un poco nublado. -los efectos del alcohol.

-¿Querés que te lo recuerde? -entonces sintió todo el cuerpo de su ex sobre ella y sus labios sobre los suyos.

Entonces el ruido de la puerta volvió a interrumpirlos.

-¡Martínez! -ahora era su padre con una voz ronca.- Te visitan.

-Papá, deciles que estoy durmiendo. -dijo intentando zafar.

-Es Sofía, va a esperar, la conocés. -si, la Lanzani no se movería de allá hasta que su prima la haya atendido.

-Que espere.

Entonces escuchó a su papá tropezarse con algo y putearlo hasta que Rocío lo ayudo a bajar las escaleras acompañado de un "se me parte la cabeza" de parte de su padre.

-¿Sabés que es la primera vez que te escucho llamarle papá al coatch?

-Ya ves, es mi papá. -dijo con voz de nenita.

-Bueno, ¿en que estamos? -el volvió a acercarse pero ella lo frenó.

-Tenemos que hablar. -el rubio revoleó los ojos, sabía lo que venía ahora.- ¿Empezás vos, o empiezo yo?

-Empiezo yo. ¿Que querés saber? ¿Los nombres de las minas con las que chapé?

-Y si te acostaste con ellas. -añadió.

-¿En serio? -la morocha asintió y el bufó.- Bueno, Victoria, Natalia, Catalina, Ruth, Andrea y Carmen. Y solo me acosté con Carmen con la que mantuve una relación de dos meses. Te toca.

-Dale, eh... Franco, Fernando, Igancio, Guillermo, uno que no se como se llama, Facundo..

-Pará, ¿me voy y te chapás a el primero que aparece?

-Esperá que no acabé. Sergio y Marcos.

-¿Marcos? ¿El que jugaba al rugby con nosotros?

-El que juega conmigo al rugby. Si, ese.

-¡Lo mato! ¡No tiene códigos!

-Sh.. Te van a escuchar. ¿Aun te importo?

-¿Que? -el enarcó una ceja.

-Digo, por algo te molesta tanto lo de Marcos ¿no? Si me decís que ya no te importo no pasa nada porque yo... -y, como tanto ella odiaba, la calló de un beso.

-Se que no te gusta que te callen de un beso, pero sino no te callabas. Y si, me importás mucho, Abril.

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