sábado, 2 de junio de 2012

Capitulo 1




 -¡Esto es ridículo!- Agarrando con fuerza el bolso hasta que los nudillos se le pusieron blancos, la mujer dirigió una mirada furiosa al director de la escuela, situado al otro lado de la mesa-.Ha dicho que no tocó el hámster y mi hijo no miente ¡Faltaría más!
J. Clarence Cosgrove llevaba seis años de director de la Escuela Media Ellington, y antes de eso veinte años de profesor. Estaba acostumbrado a tratar con padres enfurecidos, pero aquella mujer alta y delgada que estaba sentada frente a él y el niño tan pacífico que ocupaba el otro asiento junto a ella lo estaban poniendo nervioso. Odiaba emplear lenguaje vulgar, pero es que los dos eran raritos. Aunque sabía que era perder el tiempo, intentó razonar con ella.
-Había un testigo…
-La señora Whitcomb le obligó a decir eso. Maxi nunca jamás habría hecho daño a ese hámster ¿Verdad que no, cariño?
-No, mamá- El pequeño lo dijo con una voz casi sobrenatural de tan dulce que era, pero sus ojos mostraban una expresión fría cuando se posaron sin parpadear en el señor Cosgrove, como si estuvieran sopesando el efecto que causaría en él aquella negativa.
-¿Lo ve? ¡Ya se lo había dicho!- exclamó la mujer en tono triunfante.
El señor Cosgrove lo intentó de nuevo.
-La señora Whitcomb…
-…no le ha gustado Maxi desde el primer día de colegio. Es ella a quien debería usted interrogar, no a mi hijo.-la mujer tenía los labios apretados de rabia-.Hace dos semanas hablé con ella de la inmundicia que está metiendo en la cabeza de los niños, y le dije que mientras yo no pudiera controlar lo que decía a los demás niños, de ningún modo pienso permitir que hable de política y herejía a mi hijo. Ése es el motivo por el que ha hecho esto.
-La señora Whitcomb cuenta con un excelente historial como profesora. Ella jamás haría…
-¡Pues lo ha hecho! ¡No me diga lo que no haría cuando es evidente que lo ha hecho! Mire, ¡No me extrañaría lo más mínimo que ella misma hubiera matado al hámster!
-Ese hámster era su mascota personal, lo trajo a la escuela para enseñar a los niños lo de…
-Aún así pudo matarlo. Dios santo, si no era más que una rata grande-dijo la mujer en tono despectivo-. Aún en caso de que lo hubiera matado Maxi, lo cual no es cierto, no entiendo que se haya armado tanta bulla. Mi hijo está siendo perseguido-recalcó la palabra-y yo no pienso consentirlo. O se encarga de esa mujer, o lo haré yo por usted.
El señor Cosgrove se quitó las gafas y limpió los cristales despacio, solo para tener algo que hacer mientras trataba de pensar en un modo de neutralizar el enfado de aquella mujer antes de que ella echase a perder la carrera de una buena profesora. Razonar con ella quedaba descartado; hasta el momento no le había permitido terminar ni una sola frase. Miró a Maxi; el niño continuaba observándolo fijamente, con una expresión angelical que contradecía por completo aquella frialdad de sus ojos.
-¿Puedo hablar con usted en privado?-preguntó a la mujer.
Ella pareció desconcertada.
-¿Para qué? Si está pensando que va a convencerme de que mi hijo…
-Será solo un momento-la interrumpió el director ocultando la leve sensación de alivio que experimentó al ser él quien interrumpiera está vez. A juzgar por la expresión de la mujer, a ésta no le gustó en absoluto- Por favor.-Añadió ese ruego, aunque casi le costaba ser educado.
-Está bien-repuso ella de mala gana-Maxi, ve afuera y quédate al lado de la puerta, donde pueda verte.
-Sí, mamá.
El señor Cosgrove se levantó y cerró firmemente la puerta después de que el niño saliera. La mujer pareció alarmarse ante aquel giro de los acontecimientos, por no poder ver a su hijo, y se levantó a medias de la silla.
-Por favor.-repitió el director-Siéntese.
-Pero Maxi…
-No le pasa nada.-otra interrupción que se marcaba por su parte, pensó.
Volvió  a su sillón, cogió un bolígrafo y dio con el unos golpecitos sobre su escritorio, mientras intentaba pensar en una forma diplomática de exponer el tema. Entonces comprendió que no existía ninguna forma que fuera lo bastante diplomática para aquella mujer, y decidió decírselo a bocajarro- ¿ha pensado alguna vez en llevar a Maxi a que lo vea un profesional? Un buen psicólogo infantil…
-¿Está loco?- dijo ella con el rostro rojo en un acceso de instantáneo de ira, al tiempo que se ponía en pie- ¡Maxi no necesita ningún psicólogo! No le pasa nada. El problema lo tiene esa profesora, no mi hijo. Debería haberme imaginado que esta cita iba a ser una pérdida de tiempo, que usted iba a ponerse de parte de ella.
-Yo deseo lo mejor para Maxi-dijo él, consiguiendo mantener un tono de voz calmado-El hámster es solo el último incidente que ha tenido lugar, no el primero. se han venido una serie de conductas perturbadoras que constituyen algo más que una simple travesura…
-Los demás niños están celosos de él-acuso la mujer- Sé que esos niños se meten con el y esa…-se calló un momento intentando tranquilizarse antes de seguir con su verborrea-no hace nada para evitarlo o protegerlo. Mi hijo me lo cuenta todo. si cree usted que voy a permitir que se quede en este colegio para que lo acosen…
-Tiene usted razón-replicó el director suavemente. En el tablero de puntuaciones las interrupciones de ella superaban en número las suyas, pero está era la más importante- Probablemente lo mejor sea cambiar de colegio, llegados a este punto. Maxi no encaja aquí. Puedo recomendarle algunos buenos colegios privados…
-No se moleste-saltó ella al tiempo que se encaminaba rápidamente hacia la puerta. Abrió la puerta de un tirón y agarró a Maxi del brazo.-Vamos, cariño.
-Sí, mamá.
El señor Cosgrove se acercó a la ventana y observó como madre e hijo se introducían en un viejo coche amarillo y de carrocería desgastada. Había resuelto su problema, el de proteger a la señora Whitcomb, pero era muy consciente de que el problema más importante acababa de salir andando de su despacho. Que Dios les diera fuerzas a los profesores del próximo colegio al que fuera a parar Maxi. Quizá más adelante alguien tomara cartas en el asunto y enviara al niño a un profesional antes de que estuviera todo perdido…a no ser que ya fuera demasiado tarde.
Dentro del coche, la mujer condujo furiosa, en un tenso silencio, hasta que perdieron de vista el colegio. Entonces se detuvo junto a una señal de Stop y, sin previo aviso, le dio a Maxi una bofetada con tal fuerza que la cabeza del niño golpeó contar la ventanilla.
-¡Como pensaste en hacer algo así, idiota! ¿No pensaste en que me llamarían? ¿En qué me citarían el despacho del director y me hablarían como si fuese imbécil? Cuando lleguemos a casa vas a pasar toda la noche en el armario del sótano ¿Me oyes?-las últimas palabras las pronunció gritando.
-Sí, mamá.-el niño mostraba una expresión carente de emociones.
-Vas a ser perfecto, aunque tenga que enseñártelo a golpes. Vas a ser perfecto.
-Sí, mamá.



¡Hola! Mil gracias a las dos chicas que comentaron, me alegro de que les guste:)
Más tarde subo otro capitulo, ya que este es un poco lioso.
PD: ¡Chicas recomienden el blog! Jaja. Gracias(:

3 comentarios:

  1. Pobre maxi con una madre así! Espero más!
    @vale_cadenas

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  2. Este es el primer capi de el hombre perfecto?
    interesaaaante je , espero el siguiente capi
    saludos!

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  3. ¡Menuda madre!,ella es la culpable del comportamiento del niño,a saber k mas cosas hizo.

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