-Nos
abandonas. Abandonas al equipo de los solteros de oro. -añadió
Danniel Scott.
-Dejarás
de ser un hombre libre. -dijo Lucas Sad.
-No
digáis tonterías. Todo seguirá igual. -dijo Paul.
-Yo
estoy con Paul. Estáis haciendo una montaña de un grano de arena.
-dijo Jonh Amaro, mejor amigo de Paul.
Los
cinco estaban tomando un café en FunnyCoff. Entonces Lauren,
Catherine y Esther entraron. Las tres siempre fueron inseparables y
lo seguían siendo. Se sentaron con ellos y pidieron un café cada
una, menos Catherine que no le gustaba y pidió un té.
-Chicos,
¿cómo os va? -preguntó Catherine.
-Bien...
-contestaron todos a coro.
-Esther,
¿después tienes algo qué hacer? -le preguntó Paul.
-No,
hasta las cuatro no. -dijo Esther, mirando la hora. No eran ni las
diez. Esther había estudiado química y ahora trabajaba en un
hospital analizando pruebas.
-Perfecto.
-dijo Paul.
A
las diez y media, más o menos, Esther y Paul salieron de la
cafetería. Estaban paseando con rumbo hacia la casa de Esther. Y
Paul se decidió para hacer la pregunta.
-Esther,
me toca elegir una madrina para mi boda. Y me gustaría que fueras
tú. -le dijo Paul.
-No
me hagas esto... -le pidió Esther.- Sabes que no me gustan todas
estas cosas. No soy de ese tipo de personas. ¿Por qué no se lo
pides a Lauren o a Catherine?
-Porque
te lo quiero pedir a ti. -le dijo Paul.- Por favor, Esther. Me haría
mucha ilusión.
-Lo
siento, pero no. Yo te quiero mucho, pero no puedo ser tu madrina de
boda.
-¿No
lo vas a pensar ni un poquito? -le preguntó Paul.
-No,
no Paul. Pídeselo a las chicas, o a tu hermana. Pero yo esta vez no
puedo ayudarte Paul.
-Esther,
eres mi mejor amiga y te lo estoy pidiendo de corazón. Quiero que tú
seas mi madrina.
-No
insistas. Lo siento, Paul... -dijo ella.
Paul
bufó y Esther se despidió con una sonrisa. Entró en el bloque de
apartamentos donde vivía con su novio, Sammuel Perry. Paul fue a
casa de Brooke, comerían juntos ese martes. La llevó a su casa y
cocinó para los dos.
-Entonces,
Esther no será nuestra madrina. -dijo Brooke.
-No...
-dijo Paul, decepcionado.
-¿Por
qué? -preguntó Brooke, que no lo podía entender.
-Esther
no cree que todo eso de la madrina, el padrino, las damas de honor,
sean necesarios para una boda. -explicó Paul.- Lo respeta, pero no
será nunca parte de eso.
-¿Y
cuándo se case?
-No
quiere casarse, y si lo hace irán al ayuntamiento a firmar los
papeles y punto.
-Bueno,
tienes que respetar su decisión, Paul. -le dijo Brooke.- ¿Por qué
querías tanto que fuera ella la madrina?
-Porque
ella nos presentó. ¿Te acuerdas?
-Sí,
claro. Yo a ella no la conocía, pero vino en el pasillo y me dijo:
Hola, me llamo Esther. ¿Qué tal? Y al día siguiente nos
presentó. -recordó Brooke con una sonrisa.
-Sí,
yo le dije que me parecías guapa y al día siguiente ya nos estaba
presentando. -dijo Paul.
-¿Quieres
escoger tú al padrino y que escoja yo a la madrina? -le propuso
Brooke.
-No,
tú ya elegiste a Cody. Yo se lo pediré a Catherine. -dijo Paul. Se
sentó al lado de su novia y apoyó su cabeza en el hombro de ella.
-¿Te
hacía mucha ilusión?
-Sí.
Esther hizo muchas cosas por mi, y era hora de agradecérselo.
-Yo
creo que ella sabe que es una agradecimiento. Y lo acepta, pero no
será tu madrina. -dijo Esther, acariciándole el pelo.- Es una chica
especial.
-Sí,
lo es. -admitió Paul.
Esa
misma noche, Paul y Brooke invitaron a Catherine a cenar a casa de
Paul. Ella llegó después de trabajar, era profesora. Se sentó con
ellos en la mesa y empezó a comer.
-¿Qué
pasa, chicos? -preguntó ella, mientras comía.
-Queríamos
que fueras nuestra madrina de boda. -le dijo Paul. Catherine se quedó
inmóvil y los miró estupefacta.
-No,
Paul. -le dijo Catherine. Paul no podía creerse que lo estuvieran
rechazado por segunda vez en el día.- Se lo tienes que pedir a
Esther, ella es tu mejor amiga. -la pareja al escuchar esto se rió.
-Ya
se lo pidió. -dijo Brooke.
-Catherine,
parece mentira que no conozcas a Esther. -le dijo Paul. Catherine se
rió también.
-Que
cabezota es... -dijo riéndose Catherine.- Siempre dijo que no quería
ser ni madrina ni dama de honor. Pero pensé que llegado el momento
aceptaría. Y más si la boda se trataba de la boda de su mejor
amigo.
-Ya
ves que no... -dijo Paul.- ¿Y tú, qué me dices? No me rechaces la
invitación tú también...
-No
te la voy a rechazar. Soy muy diferente a Esther, me encantan estas
cosas. Pero me alegro de saber que se lo pediste a ella primero.
-dijo Catherine.
-Así
es Esther... -dijo Paul.
-Catherine,
prepárate. Porque vamos a pasar mucho tiempo juntas. Seguro que
Micaella querrá ayudarnos en todo. Y vamos a estar insoportables.
-le dijo Brooke.
-No
te preocupes por eso. Tengo grandes ideas para la boda. -dijo
Catherine, echándole una mirada cómplice a Brooke.
-Me
dais miedo... -confesó Paul. Los tres se rieron y terminaron la cena
con un brindis.

Me encanta!!!
ResponderEliminarMássss Noveee!!!!