lunes, 5 de mayo de 2014

2.-Esther.

-Te casas, macho. -le dijo Edward Rivers a Paul.

-Nos abandonas. Abandonas al equipo de los solteros de oro. -añadió Danniel Scott.

-Dejarás de ser un hombre libre. -dijo Lucas Sad.


-No digáis tonterías. Todo seguirá igual. -dijo Paul.

-Yo estoy con Paul. Estáis haciendo una montaña de un grano de arena. -dijo Jonh Amaro, mejor amigo de Paul.

Los cinco estaban tomando un café en FunnyCoff. Entonces Lauren, Catherine y Esther entraron. Las tres siempre fueron inseparables y lo seguían siendo. Se sentaron con ellos y pidieron un café cada una, menos Catherine que no le gustaba y pidió un té.

-Chicos, ¿cómo os va? -preguntó Catherine.

-Bien... -contestaron todos a coro.

-Esther, ¿después tienes algo qué hacer? -le preguntó Paul.

-No, hasta las cuatro no. -dijo Esther, mirando la hora. No eran ni las diez. Esther había estudiado química y ahora trabajaba en un hospital analizando pruebas.

-Perfecto. -dijo Paul.

A las diez y media, más o menos, Esther y Paul salieron de la cafetería. Estaban paseando con rumbo hacia la casa de Esther. Y Paul se decidió para hacer la pregunta.

-Esther, me toca elegir una madrina para mi boda. Y me gustaría que fueras tú. -le dijo Paul.

-No me hagas esto... -le pidió Esther.- Sabes que no me gustan todas estas cosas. No soy de ese tipo de personas. ¿Por qué no se lo pides a Lauren o a Catherine?

-Porque te lo quiero pedir a ti. -le dijo Paul.- Por favor, Esther. Me haría mucha ilusión.

-Lo siento, pero no. Yo te quiero mucho, pero no puedo ser tu madrina de boda.

-¿No lo vas a pensar ni un poquito? -le preguntó Paul.

-No, no Paul. Pídeselo a las chicas, o a tu hermana. Pero yo esta vez no puedo ayudarte Paul.

-Esther, eres mi mejor amiga y te lo estoy pidiendo de corazón. Quiero que tú seas mi madrina.

-No insistas. Lo siento, Paul... -dijo ella.

Paul bufó y Esther se despidió con una sonrisa. Entró en el bloque de apartamentos donde vivía con su novio, Sammuel Perry. Paul fue a casa de Brooke, comerían juntos ese martes. La llevó a su casa y cocinó para los dos.

-Entonces, Esther no será nuestra madrina. -dijo Brooke.

-No... -dijo Paul, decepcionado.

-¿Por qué? -preguntó Brooke, que no lo podía entender.

-Esther no cree que todo eso de la madrina, el padrino, las damas de honor, sean necesarios para una boda. -explicó Paul.- Lo respeta, pero no será nunca parte de eso.

-¿Y cuándo se case?

-No quiere casarse, y si lo hace irán al ayuntamiento a firmar los papeles y punto.

-Bueno, tienes que respetar su decisión, Paul. -le dijo Brooke.- ¿Por qué querías tanto que fuera ella la madrina?

-Porque ella nos presentó. ¿Te acuerdas?

-Sí, claro. Yo a ella no la conocía, pero vino en el pasillo y me dijo: Hola, me llamo Esther. ¿Qué tal? Y al día siguiente nos presentó. -recordó Brooke con una sonrisa.

-Sí, yo le dije que me parecías guapa y al día siguiente ya nos estaba presentando. -dijo Paul.

-¿Quieres escoger tú al padrino y que escoja yo a la madrina? -le propuso Brooke.

-No, tú ya elegiste a Cody. Yo se lo pediré a Catherine. -dijo Paul. Se sentó al lado de su novia y apoyó su cabeza en el hombro de ella.

-¿Te hacía mucha ilusión?

-Sí. Esther hizo muchas cosas por mi, y era hora de agradecérselo.

-Yo creo que ella sabe que es una agradecimiento. Y lo acepta, pero no será tu madrina. -dijo Esther, acariciándole el pelo.- Es una chica especial.

-Sí, lo es. -admitió Paul.

Esa misma noche, Paul y Brooke invitaron a Catherine a cenar a casa de Paul. Ella llegó después de trabajar, era profesora. Se sentó con ellos en la mesa y empezó a comer.

-¿Qué pasa, chicos? -preguntó ella, mientras comía.

-Queríamos que fueras nuestra madrina de boda. -le dijo Paul. Catherine se quedó inmóvil y los miró estupefacta.

-No, Paul. -le dijo Catherine. Paul no podía creerse que lo estuvieran rechazado por segunda vez en el día.- Se lo tienes que pedir a Esther, ella es tu mejor amiga. -la pareja al escuchar esto se rió.

-Ya se lo pidió. -dijo Brooke.

-Catherine, parece mentira que no conozcas a Esther. -le dijo Paul. Catherine se rió también.

-Que cabezota es... -dijo riéndose Catherine.- Siempre dijo que no quería ser ni madrina ni dama de honor. Pero pensé que llegado el momento aceptaría. Y más si la boda se trataba de la boda de su mejor amigo.

-Ya ves que no... -dijo Paul.- ¿Y tú, qué me dices? No me rechaces la invitación tú también...

-No te la voy a rechazar. Soy muy diferente a Esther, me encantan estas cosas. Pero me alegro de saber que se lo pediste a ella primero. -dijo Catherine.

-Así es Esther... -dijo Paul.

-Catherine, prepárate. Porque vamos a pasar mucho tiempo juntas. Seguro que Micaella querrá ayudarnos en todo. Y vamos a estar insoportables. -le dijo Brooke.

-No te preocupes por eso. Tengo grandes ideas para la boda. -dijo Catherine, echándole una mirada cómplice a Brooke.


-Me dais miedo... -confesó Paul. Los tres se rieron y terminaron la cena con un brindis.

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