-¡Tía Heather! Me voy... -gritó Brianna cuando William la fue a
buscar.
-Vale, ¿vienes a comer? Tú también puedes venir, Will.
-No, gracias. -dijo con una sonrisa, William.
-No, tía. Vamos a comer con Kayla.
-Está bien, que tengáis un buen día. -le dio un beso a su sobrina
y volvió al salón donde su hija la esperaba.
Después de que Kayla volviera a casa, Heather y Molly se instalaron
con Brianna. A Heather no le gustaba la idea de que su sobrina
viviera sola, por eso decidió dejar todo e irse a vivir con ella y
su hija. Había encontrado trabajo en el instituto dando clase de
Biología, y una guardería para la pequeña de un año. Brianna y
William viajaron hasta la casa de los Marvin, donde la señora Marvin
los recibió.
-Ya sabéis donde está su habitación. -después de dos semanas
visitándola a diario, conocían perfectamente el camino a la
habitación de Kayla. Subieron y entraron en su habitación, donde
estaba Cassandra.
-Hola chicos. -dijo Kayla tumbada en su cama y con el gotero
conectado a su brazo, todavía.
-¿Cómo estás, Kayla? -le preguntó William dándole un beso en la
frente.
-Mejor, aun que no me dejan levantarme todavía.
Cuando encontraron a las chicas todas estaban en muy mal estado, pero
todas vivas. Kayla, por ejemplo, no era capaz de mantenerse en pie
debido a la poca fuerza de sus piernas. Apenas comieron, por eso
necesitaban reponerse bien para poder caminar. Sufría golpes y
moratones por todo el cuerpo y algunos cortes en las piernas. No
había asistido a clase, pero los chicos la estaban ayudando a
ponerse al día. Había días que ella no se oponía, pero otros días
que no le apetecía y la tenían que obligar. Después del secuestro
pasó dos días en el hospital, pero el médico dijo que el reposo lo
haría mejor el casa. Por eso un enfermero la visita tres veces al
día en su casa.
-¿Me traéis más deberes? -se quejó Kayla. Brianna dejó en el
escritorio una pila de apuntes y un libro de literatura.
-Si, lo siento, Kayla. -dijo Brianna.- Mi tía te preparó unos
resúmenes de biología para que sea más fácil para ti.
-Hola chicos. -dijo entrando en la habitación el enfermero de
Kayla.- ¿Que tal, Kayla?
-Bien, con fuerzas para levantarme. -dijo ella, que tenía más ganas
de caminar y correr que de otra cosa.
-Pues hoy traigo una buena noticia. Te sacaré el gotero y mañana
podrás ir a clase. Pero lo harás con la silla de ruedas.
-Por favor, Wren. Quiero levantarme. -pidió Kayla, otra vez más.
-Vas a empezar a levantarte y a caminar. Pero poco a poco. Te vas a
cansar mucho, pero me alegro que tengas un grupo de amigos tan buenos
para que te cuiden en el instituto. -dijo el enfermero mirando a
Cassie, Will y Brianna, apartados en una esquina. Cuando Wren la
ayudó a ponerse de pie y las sábanas desaparecieron sobre el cuerpo
de Kayla, los tres se quedaron atónitos de la delgadez de su amiga.
Se notaba el hambre que había pasado, ya que los huesos se le
marcaban en todo el cuerpo. En ese momento, Ryan y Noel entraron y
sonrieron al ver a su amiga en pie. Se apartaron como el resto y
Kayla se sentó en la cama.
-¿Y el baloncesto? -preguntó mientras el enfermero recogía el
gotero.
-Kayla. -le riñó Cassandra desde la esquina de su habitación.
-Vamos despacio. Ahora te traigo la silla y mañana irás a clase con
ella. -resaltó las dos última palabras para que quedara claro.-
Espero que algunas de tus guapas amigas vengan mañana a ayudar a que
te prepares para ir a clase. -le acarició el pelo.- Voy a buscarte
la silla.
-¿Qué fue eso? -dijo Noel.
-¡Intenta ligar con vosotras! -se escandalizó Ryan.
-Pues es muy guapo. -dijo Cassandra.
-¡Cassie! -le riñó ahora William.
-Tiene razón. Y es un amor. -añadió Kayla.
-Estáis enfermas. ¿A ti no te gusta no? -le preguntó William a
Brianna.
-No... Nada de nada. -dijo ella sarcástica.
-Para, ¿estáis juntos otra vez? -preguntó Kayla.
-No. -dijo Brianna a la vez que William decía:
-Si. -hubo un silencio donde unos se miraron a otros.- ¿Cómo que
no?
-No, ¿tú me lo pediste? -William se quedó pensando.
-No, bueno si. -rectificó rápidamente.
-¿Si o no? -preguntó Ryan, que le encantaban las discusiones de
parejas, siempre y cuando él no formara parte de la pareja.
-No. -contestó Brianna.
-Bueno, no te dije abiertamente: Brianna, ¿vuelves conmigo? Pero
como si lo hiciera, ¿no? -miró a sus amigos para que lo apoyaran.
-Si no lo dijiste y ella tampoco, no estáis juntos. -dijo Kayla.
-¿De qué lado estás? -le preguntó William. Todos rieron.
-Venga, Will. Díselo, aquí, delante de todos. -dijo Noel, que
también disfrutaba con esas situaciones.
-Ni se te ocurra. -lo amenazó Brianna, levantando el dedo índice.
-Bueno, aquí la tienes, Kayla. -dijo Wren entrando con la silla de
ruedas.- Sigue tomándote las pastillas y nos vemos mañana por la
tarde.
-¿Por la mañana no vienes? -preguntó Kayla.
-No, a partir de ahora solo vendré por las tardes.
-Vale.
-Acuérdate que mañana tienes que ir a hablar con el doctor. -le
recordó recogiendo sus cosas.
-¿Qué doctor? -preguntó William. Brianna le golpeó en el
estómago.
-Está bien, Brianna. No es ningún secreto. Mañana tengo que ir a
ver al psicólogo. -dijo Kayla con naturalidad.
-No te olvides y ahora túmbate. -ordenó Wren antes de salir de la
habitación de Kayla.
William y Ryan ayudaron a Kayla a volver a acostarse en la cama.
-¿Cómo te sientes? -preguntó Noel.
-Siento que me estoy recuperando. Poco a poco, pero recuperándome.

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